En el intento hasta ahora fallido de nuestra
Latinoamérica de alcanzar las metas del desarrollo y el progreso, han sido
común las críticas, los estudios y análisis de las razones del porqué hasta la
fecha, el desarrollo latinoamericano ha dado lugar a controversias debido a sus
insuficiencias.
Una región que entrado ya el siglo 21, con unas
ventajas geográficas naturales y de materia prima envidiables, de recursos
humanos en crecimiento, sin graves ataduras étnico-religiosas como en otras
regiones del África y del Asia, con un lenguaje único para comunicarse en casi
el 90% de las naciones que la integran,
parece atascada y en algunos casos en franco retroceso socio-político.
Algunos investigadores y hasta historiadores,
coinciden en que nuestra región, desde sus orígenes ha tenido un tradicional
problema de identidad que subyace en la psique de sus líderes y sus pueblos.
Luce desorientada en identificar esa política integral que la coloque en
la senda de vencer las ataduras de sus complejos, de su pobreza y de su
improvisación.
Qué somos como sociedad, qué como región, qué son
nuestros pueblos, nuestras culturas y
orígenes. Allí comienza nuestra particular visión de cómo nos percibimos
como colectivo humano. Debemos convencernos de una vez por todas que somos un
crisol de razas, culturas y creencias, que nos somos indígenas, africanos, ni
mucho menos europeos.
Somos una raza nueva, producto de la fusión de
corrientes que se encontraron por la dinámica propia del desarrollo humano. No
por el azar que en nada tiene que ver con la evolución de la sociedad. He allí
la clave para superar nuestra tradicional forma de pensar y sentir. Que sea
racional y pragmática, acorde con nuestro tiempo y que esté libre de prejuicios y retos míticos de
predestinación histórica.
Cesar Guillen
Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com
"Adhuc
Stantes"
“Todavía en Pie”
Caracas - Venezuela
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