miércoles, 16 de diciembre de 2015

RAFAEL GARCÍA MARVEZ, "EN MI HAMBRE MANDO YO"

Esa frase tan contundente «En mi hambre mando yo» la cuenta Salvador de Madariaga en 1931 y parece ser que le espetó un jornalero a un cacique en los años de la república en Andalucía, rechazándole el dinero que le daba para que votase por lo que el cacique quería. Ahora, en estos tiempos que nos ha tocado padecer a los venezolanos actuamos idénticos como aquel jornalero anónimo, honesto, digno y pobre.

Perdieron y para siempre. Están equivocados los que rebuscan en las cenizas de la filosofía, en las tesis políticas apolilladas la justificación esperanzadora de la resurrección de la satrapía a la que el 6 de diciembre el pueblo venezolano asqueado de ellos los sepultó perpetuamente, los sacó de su corazón como el hombre a la hembra cornuda por su honor ofendido.

Si se considera una opinión apresurada afirmar, que no es mi caso, que en tan corto tiempo la sospecha de que el chavismo o el Socialismo del Siglo XXI dejará de ocupar posiciones de primera fila en elecciones por venir, o en algún repentino hecho electoral, hasta esfumarse como los partidos Liberal y Conservador del siglo XIX, también lo es afirmar que ahora es cuando le queda fuerza al Gobierno para competir de tú a tú con quienes lo descargaron el 6D y que pueden como arte de magia recuperar los afectos de antaño.

Ni triunfalismo, ni empalagos, por supuesto. El caso es que lo que está sobre la mesa, el sentido común, es que quien debe cambiar es el oficialismo, su estrategia equivocada, tácticas fracasadas. Muy por el contrario las fuerzas de la Unidad solo deben andar sobre las huellas que los condujeron hasta esta abrumadora y millonaria votación, sin obviar lógicamente que los triunfos son perfectibles.

Hasta ahora, pues, el Gobierno persiste en la causa de su destrozo: en la guerra económica, en la intervención del imperio, sin pronunciar una sola palabra sobre la crisis económica, las sabrosas colas de Jaquelín, y como si no fuera suficiente hoy llama traidor al pueblo porque actuó con dignidad, es decir, no le vendió su hambre.

Ellos, los que se disfrazan de pobres siguen con Chávez en el altar, con los mismos credos que pusieron a correr por todo el país durante la pre y pos campaña electoral sin entender que los compatriotas tampoco quieren nada con esa imagen supuestamente mágica, de ídolo, de fetiche, que según Oscar Schemel se había metido dentro del corazón y las entrañas de la gente hasta conformar un entramado de amor virginal.

Sin muchos cuentos, el pueblo de una manera categórica, firme,  votó contra el sistema comunista, contra la ineficiencia, la corrupción, contra el pillaje, contra eso que no tiene nada de política sino que es otra cosa  diferente.

Fue una simpleza creer que a un pueblo sojuzgado, con hambre, le comprarían con dádivas la fidelidad a perpetuidad. Todos esos disparates se cayeron esa noche, luego, no se haga eco de necedades apuntadas sin fundamentos y seguir por donde viene.

De manera que calma, paciencia, tranquilos, que van a pasar cosas pero cosas buenas, disfruten el triunfo en paz, gócelo, espere el 5 de enero frente a su televisor con lo que le provoque tomarse.

Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Carabobo - Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario