Nicolás Maduro se siente atrapado y recurre con
mayor fuerza a lo único que le va quedando, la santería, pero parece que los
santos no le están escuchando.
Al Presidente parece que le queda poco tiempo en el
gobierno de Venezuela.
Aislado física y espiritualmente en Miraflores,
lleva a cabo una lucha inútil contra el destino. Tiene a sus antiguos
seguidores huyéndole como la peste, porque no quieren estar con él para el
hundimiento total del gobierno, luego de los resultados electorales del 6 de
diciembre.
En lo espiritual, Maduro no cuenta con ningún
respaldo desde lo alto y divino, y hasta la inspiración del pajarito Chávez ha
desaparecido de los salones y pasillos del Palacio de gobierno. Al sucesor de
Hugo Chávez las calamidades le están cayendo como esas lluvias tropicales a que
están acostumbrados los caribeños.
Nube negra
Con la detención de sus sobrinos y la fuga del ex
fiscal venezolano Franklin Nieves, quien huyó de Venezuela en noviembre pasado
a Estados Unidos –donde denunció el montaje de pruebas falsas en el juicio
contra el líder opositor Leopoldo López–, a Maduro le llueve sobre mojado.
La nube negra comenzó a espesarse hace cuatro años,
cuando murió su líder espiritual, el indio Sathya Sai Baba, a quien había
visitado en 2005 cuando era vicepresidente.
En aquella ocasión, Maduro, quien era además
presidente de la Asamblea Nacional, acudió en compañía de su compañera Cilia
Flores –que todavía no era su esposa y ostentaba el cargo de Procuradora General–
y de su hijo de un matrimonio anterior. El viaje se hizo por recomendación de
Hugo Chávez junto a un séquito de varias personas y todos se alojaron en la
residencia VIP del Centro Sai Baba.
Cuando el gurú indio falleció en 2011, el
Parlamento de Venezuela emitió una declaración de duelo nacional.
El misterio de la muerte de Chávez
Maduro recibió un duro golpe con la muerte de su
mentor Hugo Chávez. Aunque se trató de extender una cortina de humo sobre ese
fallecimiento, se estima que el deceso se produjo en La Habana en diciembre de
2012, cuatro meses antes de la fecha oficial dada por los gobiernos de Cuba y
Venezuela.
El comunicado era falso y decía que la muerte del
presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, se
había producido “a las 16:40 hora local del martes 5 de marzo de 2013 en el
Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo de la ciudad de Caracas, sitio en el cual se
encontraba recibiendo tratamiento médico para poder aliviar una infección
respiratoria contraída durante la última intervención quirúrgica que se le
practicó para combatir un cáncer que lo aquejaba, tras estar casi tres meses
internado en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas, CIMEQ de La
Habana, Cuba”.
Maduro Santón
Maduro heredó las aves de corral de Chávez, quien
era tremendamente supersticioso y se rodeaba de talismanes y artefactos de
santería que conoció directamente en su viaje a Cuba en 1994. Allí habría
tomado contacto con logias rituales nacionales y santeros paleros.
Se comenta en toda Venezuela que en Miraflores se
mataban, y se siguen sacrificando hoy en día, animales para el culto.
El sacerdote católico José Palmar decía que Hugo
Chávez viajaba a Cuba a reunirse con Fidel Castro y para recibir ayuda de la
santería.
Palmar señalaba: “Doy palabra cierta, Chávez ha
personificado el mal en este país. Una madrugada bajé a Miraflores con la ayuda
del que era Jefe de la Casa Militar de la época y vi para mi horror todos
aquellos santeros cubanos con gallinas, con templos de sacrificios, con sangre de
cualquier animal y un hedor incomparable”.
El sacerdote debe saber lo que habla, porque él es
un religioso que pertenecía a las filas oficialistas y luego se declaró
disidente.
Las debilidades de Chávez por la brujería tuvieron
un largo trayecto.
Desde su llegada al poder en 1998, sus seguidores
aseguraron que Chávez estaba “coronado por sus santos” y muchos daban fe de las
relaciones que éste había establecido en Cuba con logias de santeros y de
paleros.
Por aquella época, muchos periodistas hicimos caso omiso
a esos comentarios por ilógicos e irracionales. Siempre fue su gente la que
informaba –muchas veces con orgullo– que Chávez creía y practicaba
paralelamente la santería y la religión Palo Mayombe, y que sus frecuentes
viajes a Cuba, además de representar una oportunidad para establecer alianzas y
acuerdos con Fidel Castro, eran para hacerse ver por babalawos, quienes
“hipotéticamente” lo mantendrían “seguro” en su cargo e intacto de las garras
de sus enemigos.
Cuando ya ejercía la presidencia, llovían rumores
que aseguraban que Chávez tenía un brujo personal, en quien confiaba sus más
íntimos secretos.
Manía por las exhumaciones
La manía de andar desenterrando muertos, además de
Simón Bolívar, no era nueva en Chávez.
Una de las primeras gestiones que hizo como
presidente, en 1999, fue repatriar los huesos del presidente que le dio mayor
civilidad y modernidad a la Venezuela del siglo XIX, el general Antonio Guzmán
Blanco. Con motivo del centenario de su muerte, el gobierno de Hugo Chávez hizo
que se trasladaran, en vuelo comercial desde París a Caracas, los restos del
llamado “Ilustre Americano”, cuyo cuerpo estuvo enterrado en un cementerio de
la capital francesa desde 1899.
Luego procedió a buscar los restos de Manuelita
Sáez, la amante del Libertador, para colocarlos junto a Bolívar en el Panteón.
Dichos restos vinieron acompañados de tierra de cementerio, sin que ello
ameritara alguna explicación.
Posteriormente, procedió a encargar a científicos
genéticos, la búsqueda de los huesos del precursor de la independencia
latinoamericana, Generalísimo Francisco de Miranda, para lo cual mandó a
desenterrar al hijo de este prócer en Londres, Leandro Miranda Andrews.
Luego le tocó la exhumación de Simón Bolívar, que
la hizo ante las cámaras de TV.
Después Chávez anunció que iba a desenterrar a la
hermana del Libertador, Antonieta Bolívar, y posiblemente al mariscal Antonio
José de Sucre, pero su enfermedad lo obligó a posponer estos proyectos.
Existía también el fanatismo de Chávez por las
logias religiosas, especialmente la conocida como Palo Mayombe.
Recuerdo que para el año 2002 hubo llamados de
varios residentes de la parroquia del 23 de enero, (cercana al palacio
Presidencial de Miraflores), que advertían que en el patio del palacio había un
león muerto o dormido.
Nunca fue posible verificar tales denuncias, pero
sí existieron testimonios de varios vecinos del palacio que relataban
exactamente lo mismo. Varios días después, hubo insistentes rumores que
aseguraban que Chávez había practicado un ritual de magia negra, que suponía el
sacrificio de una bestia, para salvarse de la crisis desatada luego de la
marcha opositora del 11 de abril de 2002 en Caracas.
Maduro y el futuro
Todo ese fanatismo por la santería la heredó Maduro
de Hugo Chávez y aseguran fuentes en Miraflores, que piden el anonimato, que la
sigue practicando hasta estos días de crisis general en el chavismo.
Pero por las señales que salen del gobierno
venezolano, los santos no le están respondiendo.
Angelica Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
@copihueblanco
Estados Unidos
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