Lo confieso: siempre creí que Nicolás Maduro no
tendría el suficiente valor de asistir a la Asamblea Nacional para rendir su
memoria y cuenta del año 2015. Los mensajes que se enviaban desde el alto
gobierno, por calificados voceros como Diosdado Cabello y Pedro Carreño, daban
a entender que el Jefe de Estado no quería exponerse ante un parlamento
mayoritariamente opositor, y que por el contrario, estaba haciendo gestiones y
extraños movimientos políticos y jurídicos para presentar su informe anual ante
otra instancia mucho más condescendiente, como por ejemplo, el Tribunal Supremo
de Justicia.
Pero la designación de Aristóbulo Istúriz en la
vicepresidencia de la República, como lo apuntamos en nuestra columna anterior,
parece que ha estado produciendo muy buenos resultados políticos: 1) sirvió
para restablecer los canales de comunicación con los sectores de la oposición.
2) sirvió para suscribir acuerdos mínimos de convivencia política que permitan
que eventos comunes y corrientes, como la presentación de una memoria y cuenta
por parte del Jefe de Estado ante la Asamblea Nacional, transcurriera sin
altibajos ni hechos que lamentar y 3) logró que los dos bandos políticos que se
disputan el poder en Venezuela reconocieran la existencia del otro.
Este último aspecto, el reconocimiento del otro, es
a mi juicio uno de los elementos más importantes ocurridos en las últimas
horas. Aunque parezca mentira, Nicolás Maduro dio ayer viernes una lección de
política a Diosdado Cabello y a Pedro Carreño. Cabello y Carreño no han
escatimado esfuerzos para insultar y agredir a Henry Ramos Allup desde el mismo
momento en que el Secretario General Nacional de Acción Democrática fue
juramentado como nuevo Presidente de la Asamblea Nacional. La molestia de
Cabello es comprensible. Diosdado sufre lo que algunos médicos llaman el
síndrome del ex presidente, una extraña anomalía psíquica y emocional que se
manifiesta al no poder asimilar que ya no eres presidente de un carajo y que a
partir de ese momento nadie te parará bolas.
Lo de Carreño es otra cosa. Este diputado quizás
todavía no ha podido asimilar la extraña manera como obtuvo un doctorado en
Derecho Constitucional en una Universidad Caribeña de muy poco prestigio
académico. Si Carreño supiera lo que es un doctorado, por lo menos habría
mejorado su lenguaje y hasta su forma de vestir. Alguien debe decirle a Carreño
que la elegancia no la venden en la farmacia.
Como no tenía argumentos políticos para cuestionar
la designación de Ramos Allup en la presidencia de la Asamblea Nacional,
Carreño soltó esta perla muy poco elegante: "Ese cabrón lo que es un
solemne jalabolas del imperialismo y ahora busca populismo para tapar su cagada
en la AN". Para no quedarse atrás, y tratar de ganar la competencia con
Carreño, en el arte de insultar y agredir al adversario, Diosdado también hizo
lo suyo: “No le tengo ningún respeto, no merece ningún respeto de mi parte (…)
Ramos Allup lo que es, es un mamarracho (…) Yo se que a ese señor le pegan sus
chocheras…”. El diputado Héctor Rodríguez, jefe de la fracción parlamentaria
del Psuv dijo que Ramos Allup "representa la mentira y la traición.
Pero Nicolás Maduro, a quienes muchos no le dan mi
medio punto en el nivel de coeficiente intelectual, utilizó ayer viernes 15 de
enero una frase que no le debe haber gustado mucho a la bancada del PSUV para
referirse al nuevo Presidente de la Asamblea Nacional: “Diputado Henry Ramos
Allup, Presidente de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de
Venezuela (…) jefe y líder de la oposición venezolana”. ¿Cómo quedan los
insultos de Carreño, Cabello y Rodríguez luego de esto?
Como ya dije anteriormente, la sesión especial
celebrada en la Asamblea Nacional ayer viernes 15 de enero, sirvió para dos
coas extremadamente importantes: 1) La nueva Asamblea Nacional reconoció la
existencia de un Poder Ejecutivo, representado por Nicolás Maduro, Presidente
Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. 2) El Poder Ejecutivo
y los demás poderes presentes en el Hemiciclo (TSJ, CNE, FFAA, Ministerio
Público, Fiscalía y Contraloría) reconocieron que hay un nuevo Poder
Legislativo, emanado del voto popular el pasado 6 de diciembre de 2015.
El “reconocimiento del otro”, transmitido en cadena
nacional de radio y televisión, visto por millones de venezolanos y por
millones de personas en el mundo, permite que a partir de este momento, la
política que se hace en Venezuela experimente un giro de 180 grados.
La desincorporación de los 3 diputados de la MUD,
electos en buena lid en el estado Amazonas, y que fueron impugnados por el PSUV
con el objetivo claro y preciso de evitar que la oposición pueda contar con una
mayoría calificada, estaba siendo utilizada por el gobierno no solamente para
restar el número de parlamentarios opositores, sino también para tratar de
desconocer a la nueva Asamblea Nacional y echarla a un lado como un coroto que
no sirve. El Plan del gobierno estaba clarísimo: juramentaron un Parlamento
Comunal, impugnaron a 3 diputados de la MUD en Amazonas y utilizaron la Sala
Electoral del TSJ para declarar en desacato a la nueva AN y declarar nulos
todos sus actos. El siguiente paso, que había sido perfectamente calculado, era
presentar la memoria y cuenta en una locación diferente al tradicional
hemiciclo de la AN para desconocer la existencia de uno de los cinco poderes
establecidos en la Constitución y poder gobernar por decreto como siempre le ha
gustado a la revolución.
Pero después de la sesión de ayer la historia es
otra: cada vez que Diosdado o Carreño arremetan contra Ramos Allup habrá que
recordarles las palabras que Nicolás Maduro ofreció en la AN para referirse al
nuevo Presidente de la AN. Mientras los revolucionarios y socialistas nos dan
clases de mala conducta, insultando a diestra y siniestra a quienes por razones
de sexo, raza, ideología o religión, somos diferentes a ellos (Lo de Elías Jaua
agrediendo a una diputada a la que llamó Lesbiana), los diputados de la
oposición deben continuar en su empeño por convertir a la nueva AN en un
recinto excepcional, donde el respeto a la disidencia, al libre pensamiento, a
la diversidad y al debate de altura debe ser la norma central de
comportamiento.
Vienen tiempos duros para el país. El decreto de
guerra económica es un caballo de troya, dentro del cual se esconden dos
grandes cartuchos de dinamita: 1) la devaluación del bolívar y 2) el aumento de
la gasolina. Maduro sabe que ha llegado el momento de tomar medidas económicas
neoliberales y muy poco socialistas. Pero no quiere asumir él solo el gran
costo político que tales medidas suponen. El decreto de emergencia económica
pareciera tener un solo objetivo: repartir las culpas y las responsabilidades
para que mañana, cuando la bomba solo mata gente estalle, los venezolanos no
sólo lo responsabilicen a él de la debacle, sino también a los diputados de la
AN que aprobaron un decreto que lo único que traerá será más hambre, miseria,
desempleo, escasez y más colas. ¡Cuidado con esa concha e mango!
Si yo fuera Henry Ramos Allup, decretaría hoy mismo
a la Moringa como la bebida oficial de la nueva Asamblea Nacional. Esa planta
milagrosa, originaria de la India, con centenares de propiedades curativas y
milagrosas, podría servir para que las nuevas sesiones no solamente sean mucho
más productivas para el país, que espera que la AN ayude a enderezar el rumbo,
e impida que Venezuela se termine de caer por un barranco, sino también para
que los diputados del PSUV aprendan, como lo aprendió ayer Nicolás Maduro, que
con insultos, groserías, mentiras y malas palabras no se construye un país y
tampoco se ganan elecciones.
Gustavo Azocar
@gustavoazocara
cafeconazocar@gmail.com
Tachira - Venezuela
Venezuela es tan generosa que en ella cabemos todos
ResponderEliminar