viernes, 19 de febrero de 2016

ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN, LA EDUCACIÓN COMO BIEN PÚBLICO

La educación es un bien público, básico y prioritario, porque conviene a todos los ciudadanos, de igual manera, para su vida, para su dignidad y para el ejercicio de una ciudadanía participativa y responsable. A todos nos conviene tener más y mejor educación y que todos los demás la tengan. La carencia de este bien lleva a las sociedades al fracaso.  La educación es el medio de cultivar la semilla de uno mismo, de desarrollar todas las potencialidades humanas, sociales, creativas y espirituales para alcanzar la plenitud.

La educación es un derecho humano y social del que todos deben disfrutar en igualdad de condiciones, pues el cumplimiento de este derecho va a posibilitar el disfrute de los otros derechos esenciales. En consecuencia, el derecho a la educación implica derecho de todos no a cualquier educación, sino a  una educación de verdadera calidad. Si garantizamos buena educación, estaremos poniendo los cimientos para que las personas puedan conquistar los otros derechos esenciales. Cuando un bien público existe de igual manera para todos en calidad y oportunidad, se posibilita la equidad, la justicia y la solidaridad, lo que contribuye a fortalecer la convivencia y el pacto social. Pero si un bien público se ofrece de una manera para unos sectores y de otra manera para otros,  se convierte en fuente de inequidad y desigualdad.

Si la educación de calidad es un derecho, es también un deber humano fundamental. Todos somos corresponsables y  debemos colaborar para que este derecho se cumpla.

La educación de calidad para todos, condición indispensable para la sana convivencia democrática, la productividad y el logro de instituciones eficaces, pasa a ser la estrategia fundamental del Estado y de la sociedad para incorporar plenamente a todas las personas al quehacer de la vida pública contemporánea. Las sociedades democráticas necesitan a todos sus ciudadanos y la vida democrática requiere de sujetos bien educados.

Por todo esto, no creo que tenga mucho sentido contraponer la educación privada a la educación pública o denigrar de alguna de ella, pues de lo que se trata es de aunar esfuerzos para garantizar a todos una buena educación. El problema educativo es de tanta importancia y es tan grave que no podemos darnos el lujo de prescindir de nadie que quiera contribuir a su solución, especialmente de todos aquellos,  que han demostrado con hechos que les preocupa la educación y que tienen algo que aportar. 

Pero la educación privada debe asumir su función de bien público y cultivar en los alumnos y representantes la conciencia ciudadana y la responsabilidad social..La clase media y los grupos más privilegiados deben comprometerse en la defensa y logro de una educación pública de calidad. Si los que egresan de los centros educativos privados no lo hacen con una fuerte conciencia social y el compromiso de trabajar para que todos disfruten de los derechos esenciales, la educación que imparten no está respondiendo a su condición de bien público.

Por otra parte el  Estado debe evitar la tentación de privatizar la educación y no pretender  subordinarla  a sus intereses partidistas o para imponer una visión o una ideología particular. Si este fuera el caso,  el Estado se estaría convirtiendo en el gran agente privatizador, el propietario más poderoso, que apropiándose de los recursos que pertenecen a todos decide a quién apoyar y a quién no, y cómo utilizar la educación. La función del Estado no puede ser estatizadora, debe ser eminentemente socializadora, y apoyar las iniciativas sociales orientadas a garantizar a todos una educación de calidad.

El clientelismo es uno de los  agentes privatizadores más perversos: el otorgar cargos o puestos por su afiliación ideológico-partidista, por mera sumisión o por simple amiguismo, para tener o mantener una cuota de poder en la escuela, entre los educadores, sin tomar en cuenta las capacidades profesionales y negando la igualdad de oportunidades, es una forma muy antiética de apropiación privada de un bien público. Los funcionarios públicos no trabajan para el gobierno sino para el país, y es a él a quien deben responder y rendir cuentas.

Antonio Pérez Esclarín
pesclarin@gmail.com
@pesclarin    
Zulia - Venezuela      

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