“El orden absurdo se convierte en un orden
depredatorio o de asaltantes cuando los exaltados se transforman en bandidos
organizados.”
¿Salvar al gobierno o
salvar al país?, he allí el gran dilema político. Después de haber disfrutado
del boato, del dispendio, del derroche y del latrocinio público que permitió el
ingreso de más de un billón de dólares ($) en 17 años de ensayo y error, sin
sentido de previsión, el régimen pretende que siga siendo el bolsillo de los
ciudadanos y la chequera de los disminuidos empresarios los sacrificados para
sostener la enorme burocracia estatal y un gobierno inepto y corrupto.
Tenemos años
señalando lo inconveniente del camino trazado por el chavismo y el castro
comunismo, manifestando la necesidad de un cambio de rumbo aprovechando los
períodos de bonanza petrolera. Los infatuados con el poder no prestan oídos a
la inteligencia. Hoy, repentinamente, el régimen descubre que el “modelo
rentista” se agotó por la caída de los
precios del petróleo, la cual se origina por una serie de factores
geoeconómicos que se pusieron en ejecución desde hace más de tres lustros y que
pasaron inadvertidos dada la ignorancia y la insuficiencia profesional de los
engolosinados con el poder. Hoy, se descubre también, que existe un “modelo de
sustitución de importaciones” del cual la CEPAL viene hablando y proponiendo
para América Latina desde antes de mis tiempos de estudiante de economía.
Paulo Coelho señala
que “las palabras son para pesarlas, no para contarlas”, sin embargo, ante la
desesperante y angustiosa situación económica del país, este gobierno se descarga
el día 17 de este mes, una larga y tediosa
perorata en las que se dedicó a defender los milagros de su gestión y las del finado; a proponer un
programa de gobierno como si fuera a tomar posesión mañana y a cargarle todo el peso del desastre
económico al venezolano común.
No hizo mención siquiera a un programa de
ajuste del gasto público; de recorte a la frondosa burocracia oficial; de
refinanciamiento a la deuda pública externa; de levantamiento de controles, ni
de incentivos para atraer las inversiones. Con las tardías y puntuales medidas, la inflación, el desabastecimiento,
el desempleo y la escasez golpeará más profundamente los hogares venezolanos;
la violencia, la inseguridad y la connivencia delictual seguirán su nefasta
marcha, mientras el régimen toma por asalto nuestros ingresos en un intento
desesperado por sostenerse en el poder.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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