viernes, 19 de febrero de 2016

LUIS GARRIDO, ERRORES COSTOSOS

La situación interna que vive el PSUV es de un calor tan  sofocante que, si no intervienen figuras con autoridad y razonamientos acertados, corre el riesgo de pasar de un partido poderoso a una división de siglas sin sustento ni proyección a futuro.    

Debería ser preocupante que quien mayor daño le hizo al partido desde la Asamblea Nacional siga siendo una de las voces con mayor influencia, utilizando el mismo lenguaje destemplado,   como si persiguiera una intención programada que silencie algunos rumores -de inevitable  angustia-  que de una u otra manera para su desventaja  y riesgo  tendrán que salir a la luz pública.  La hora no es para gritos ni motivaciones de apariencia; "ríndase o no" como él lo ha manifestado, el futuro político de ese personaje quedó desguarnecido.     
   
Retrocedemos a esas experiencias ya vividas en el largo caminar político; más conociendo tan de cerca las famosas "trompadas estatutarias".  Es la primera vez y lo decimos con asombro, que un difunto asumía las riendas de una campaña cuyo objetivo perseguía alcanzar el mayor número de diputados a la Asamblea Nacional.  Todos los candidatos se cubrieron su rostro con la  cara  del comandante;   ¡insólito!, después de muerto, engendró cientos de hijos en toda la república.       

Tamaña responsabilidad de la dirigencia política del PSUV, al tener que entregar cuentas de lo que queda del partido;  enfrentar el pugilato entre acusadores y culpables y la tarea más difícil pero inminente y necesaria, como es la hora de sepultar el mito, enterrar al muerto y dejarlo que descanse en sus soledades y arrepentimiento, si es que hubo algún momento de contrición para recibir el sacramento de la penitencia como dolor y pesar por los graves pecados cometidos. 

El gran perdedor fue Nicolás Maduro.  No hubo espacio donde no hiciera gala del  orgullo de ser hijo de su padre político, mientras se hundía con el peso de los problemas que cada día iban creciendo y la reacción de un pueblo silencioso que no ocultaba el vaporon de su rabia.  No lograron los votos para  la Asamblea y a  Nicolás Maduro le quedó muy grande el gobierno;  fue torpe hasta para mentir.  No hay decisión sobre  su salida de la presidencia, pero los días los tiene contados;  esa será parte de la agenda en la discusión sobre el futuro del PSUV.  

Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela          

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