Un
parlamentario conocedor, ahora, del intríngulis bancario del gobierno aseguró
en fecha reciente que el Banco Industrial de Venezuela es el único que presenta
cifras azules, pero dentro de esa eterna contradicción que identifica al
gobierno chavista, dicho banco ha cerrado sus puertas para ser absorbido por el
Banco del Tesoro, una especie de taguara con aire acondicionado que como su
nombre advierte, debería atesorar los dineros públicos, pero que según datos,
extraoficiales claro, también está quebrado.
El gobierno pudiera traspasar el
BIV a Conindustria para reactivarlo para ofrecer apoyo a la industria nacional.
El Banco Bicentenario, cuya languidez es inocultable, podría asumirlo
Consecomercio para fines similares. Para el Agro sería adjudicable el Banco
Agrícola de Venezuela, creado por Chávez para brindar soporte a esa actividad.
Y el Banco de Venezuela venderlo a sectores diversos de la economía del país en
paquetes accionarios inamovibles e inalienables de 10 % cada uno, distribuidos,
por ejemplo, entre Turismo, Exportación, Petróleo (empresas de apoyo a PDVSA),
Construcción, Químicos y Farmacéuticos, etc. Habría que ver el giro que tomaría
el país con un abanico de opciones de tal naturaleza. La banca internacional
junto al crédito retornarían a la productividad venezolana.
José
Angel Borrego
periodistaborrego@gmail.com
@periodistaborr1
Anzoategui .
Venezuela
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