lunes, 22 de febrero de 2016

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, AMÉRICA COLONIAL Y EL LIBRE COMERCIO

Cuando los diputados suplentes americanos en el Congreso de Cádiz (1812) solicitaron que la Monarquía reconociera mayores derechos a las Indias, propusieron la libertad de comercio con naciones extranjeras. Tal planteamiento significaba la eliminación del monopolio que mantenía la península en el intercambio con sus posesiones coloniales las cuales se dedicaban a la agricultura, a la ganadería y a la minería.

Sin embargo, la aprobación de tal asunto, según sus adversarios, podía comprometer la estabilidad del sistema colonial español ante sus enemigos exteriores que por diversos medios intentaban destruirlo apoyando movimientos de independencia, aspirando conquistar territorios y procurando obtener beneficios mercantiles.

Los parlamentarios señalaban que logrando tal medida: "se contentan aquellos habitantes...", y que asimilada la condición de las provincias americanas y las peninsulares aquellas serían a plenitud parte integrante de la monarquía y en tal carácter: "no puede negárseles lo que está concedido a España" y si ello se ocurriera, se corría el riesgo de perderlas impulsando el proceso de independencia.

A fin de conservar y pacificar los territorios de ultramar se evaluó la posibilidad de acordar tales pedimentos pero muchos se opusieron a que el Cuerpo Nacional lo estableciera, como fue el caso de don Juan López Cancelada autor del libro: "La Ruina de Nueva España si se Declara el Comercio Libre con los Extranjeros" publicado en el significativo año de 1811.

A su juicio, existían importantes razones económicas y políticas para no implementar esas acciones y que era preciso considerar el efecto sobre otras potencias rivales de España en particular la Gran Bretaña, la cual si bien no disponía de extensos territorios en América, dominaba los mares y el comercio y pugnaba por arrebatarle a aquella sus privilegios en el continente y, en particular, en Venezuela ambicionando sin ningún fundamento alguno la posesión del Orinoco para acceder así a las demás provincias interiores de América del Sur.

Entre las consideraciones políticas alegadas en contra de la apertura comercial en referencia a los derechos españoles en la Nueva España (México, Guatemala y otras regiones), se indicaba, por ejemplo, la situación de la provincia de Texas, formada en el año de 1690, y acerca de la cual citaba López Cancelada que: "habrán venido a la Corte mas de mil representaciones sobre la grande utilidad que puede dar a España; uno de los estados mas exactos probaba que en pocos años recibiría el real Erario duplo de lo que daba toda la provincia de Caracas". Por otra parte, advertía: "el necesario gran cuidado sobre que los extranjeros no abriese Comercio en aquellos países" ya que: "uno y otro punto facilitan el apoderarse de la Provincia de grado ó por fuerza; y si esta empresa era por los Estados Unidos, nos hayamos atacados por tierra y por mar, y en gran peligro de las Provincias Internas, por ser esta la llave".

Además de los asuntos concernientes a las relaciones exteriores de España se evaluó el aspecto interno de América que fue tratado en las sesiones del Congreso de Cádiz y en los debates públicos del momento, tal y como lo publicó  el: "Telégrafo Americano" (1811-1812) que dio cuenta de: "las acciones de guerra del General Calleja, en Nueva España (hoy Virrey) contra las grandes fuerzas que presentó en campaña el primer rebelde Hidalgo...", así como también la: "Conducta atroz de los rebeldes de Caracas y Buenos Ayres, con el retrato de nuestro amado Monarca Fernando VII, y otros pasajes de la perfidia y malicia de los malos criollos...".

Las amenazas exteriores se hicieron evidentes, tal y como lo expuso López Cancelada al describir el estado de las poblaciones en el norte de Nueva España, en las cuales no obstante la  lealtad de sus súbditos: "Los Estados Unidos son los que se van aprovechando de nuestra indolencia, como que ya están a 36 leguas, y no tardarán en quitar ese estorbo entre ellos y la Nueva España, según las observaciones de D. Simón de Herrera en el año de 1806 quando estuvo á la frente de nuestras tropas junto al rio Sabinas, amenazadas por las que mandaba Wilkinson...".

La Constitución de Cádiz (1812) que avanzó en lo político en materias de soberanía nacional, división de los poderes, control presupuestario, representación nacional de hemisferios y elección de diputados a nivel parroquial, partido y provincias, sin embargo, no atemperó el modelo proteccionista y centralista contrario al libre comercio de las provincias americanas, que justamente reclamaban las mismas para intercambiar con igualdad entre ellas y recibir equitativamente las riquezas y beneficios que expandieron como nunca en su historia al imperio español.

La economía colonial creció en la segunda mitad del siglo XVIII hecho que se detuvo por la guerra de independencia y mientras se organizaban las nuevas repúblicas que abolieron el monopolio comercial.

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez
Anzoategui - Venezuela

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