Cuando los diputados
suplentes americanos en el Congreso de Cádiz (1812) solicitaron que la
Monarquía reconociera mayores derechos a las Indias, propusieron la libertad de
comercio con naciones extranjeras. Tal planteamiento significaba la eliminación
del monopolio que mantenía la península en el intercambio con sus posesiones
coloniales las cuales se dedicaban a la agricultura, a la ganadería y a la
minería.
Sin embargo, la
aprobación de tal asunto, según sus adversarios, podía comprometer la
estabilidad del sistema colonial español ante sus enemigos exteriores que por
diversos medios intentaban destruirlo apoyando movimientos de independencia,
aspirando conquistar territorios y procurando obtener beneficios mercantiles.
Los parlamentarios
señalaban que logrando tal medida: "se contentan aquellos
habitantes...", y que asimilada la condición de las provincias americanas
y las peninsulares aquellas serían a plenitud parte integrante de la monarquía
y en tal carácter: "no puede negárseles lo que está concedido a
España" y si ello se ocurriera, se corría el riesgo de perderlas
impulsando el proceso de independencia.
A fin de conservar y
pacificar los territorios de ultramar se evaluó la posibilidad de acordar tales
pedimentos pero muchos se opusieron a que el Cuerpo Nacional lo estableciera,
como fue el caso de don Juan López Cancelada autor del libro: "La Ruina de
Nueva España si se Declara el Comercio Libre con los Extranjeros"
publicado en el significativo año de 1811.
A su juicio, existían
importantes razones económicas y políticas para no implementar esas acciones y
que era preciso considerar el efecto sobre otras potencias rivales de España en
particular la Gran Bretaña, la cual si bien no disponía de extensos territorios
en América, dominaba los mares y el comercio y pugnaba por arrebatarle a
aquella sus privilegios en el continente y, en particular, en Venezuela
ambicionando sin ningún fundamento alguno la posesión del Orinoco para acceder
así a las demás provincias interiores de América del Sur.
Entre las
consideraciones políticas alegadas en contra de la apertura comercial en
referencia a los derechos españoles en la Nueva España (México, Guatemala y
otras regiones), se indicaba, por ejemplo, la situación de la provincia de
Texas, formada en el año de 1690, y acerca de la cual citaba López Cancelada
que: "habrán venido a la Corte mas de mil representaciones sobre la grande
utilidad que puede dar a España; uno de los estados mas exactos probaba que en
pocos años recibiría el real Erario duplo de lo que daba toda la provincia de
Caracas". Por otra parte, advertía: "el necesario gran cuidado sobre
que los extranjeros no abriese Comercio en aquellos países" ya que:
"uno y otro punto facilitan el apoderarse de la Provincia de grado ó por
fuerza; y si esta empresa era por los Estados Unidos, nos hayamos atacados por
tierra y por mar, y en gran peligro de las Provincias Internas, por ser esta la
llave".
Además de los asuntos
concernientes a las relaciones exteriores de España se evaluó el aspecto
interno de América que fue tratado en las sesiones del Congreso de Cádiz y en
los debates públicos del momento, tal y como lo publicó el: "Telégrafo Americano"
(1811-1812) que dio cuenta de: "las acciones de guerra del General
Calleja, en Nueva España (hoy Virrey) contra las grandes fuerzas que presentó
en campaña el primer rebelde Hidalgo...", así como también la:
"Conducta atroz de los rebeldes de Caracas y Buenos Ayres, con el retrato
de nuestro amado Monarca Fernando VII, y otros pasajes de la perfidia y malicia
de los malos criollos...".
Las amenazas
exteriores se hicieron evidentes, tal y como lo expuso López Cancelada al
describir el estado de las poblaciones en el norte de Nueva España, en las
cuales no obstante la lealtad de sus súbditos:
"Los Estados Unidos son los que se van aprovechando de nuestra indolencia,
como que ya están a 36 leguas, y no tardarán en quitar ese estorbo entre ellos
y la Nueva España, según las observaciones de D. Simón de Herrera en el año de
1806 quando estuvo á la frente de nuestras tropas junto al rio Sabinas,
amenazadas por las que mandaba Wilkinson...".
La Constitución de
Cádiz (1812) que avanzó en lo político en materias de soberanía nacional,
división de los poderes, control presupuestario, representación nacional de
hemisferios y elección de diputados a nivel parroquial, partido y provincias,
sin embargo, no atemperó el modelo proteccionista y centralista contrario al
libre comercio de las provincias americanas, que justamente reclamaban las
mismas para intercambiar con igualdad entre ellas y recibir equitativamente las
riquezas y beneficios que expandieron como nunca en su historia al imperio
español.
La economía colonial
creció en la segunda mitad del siglo XVIII hecho que se detuvo por la guerra de
independencia y mientras se organizaban las nuevas repúblicas que abolieron el
monopolio comercial.
Jose Felix Diaz
Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez
Anzoategui -
Venezuela
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