Se trata del libro
publicado en 1976 por nuestro Carlos Rangel, que este año cumple su 40
aniversario. Obra, considerada un clásico internacional contemporáneo, con más
de 16 ediciones en español y que ha sido traducida al inglés, francés,
italiano, portugués y alemán.
Rangel expone una
nueva interpretación de la realidad de América Latina en confrontación con
los mitos difundidos sobre la identidad
latinoamericana que promueven los socialistas de la región y que ha sido
exportada como imagen errada al resto del mundo.
La relectura de este libro se hace hoy en día obligatoria por varias razones: el indigenismo de moda del chavismo que ha arrebatado las tierras más productivas para devolvérselas a sus primitivos moradores, quienes ni entienden, ni les interesa ir más allá del autoconsumo. El primitivismo más obcecado que nos ha arrastrado al tiempo del conuco, el guayuco y el trueque. Los nacionalismos desbocados que hacen de los descubridores y conquistadores de América unos asesinos sanguinarios, y a los países triunfadores nuestros enemigos. El victimismo que traslada toda culpa del subdesarrollo a otras naciones. Y los melodramas ideológicos del igualitarismo retrógrado como el socialismo del siglo XXI que nos han llevado a la ruina.
El principal mito a rebatir
según Rangel es el la basura intelectual del “buen salvaje” que implica que los
latinoamericanos serían personas buenas pero corrompidas por la sociedad
occidental que ha destruido sus valores originales y de la que habrá que
liberarse por medio de revoluciones que alejen a América Latina de
Occidente y restablezcan la identidad
perdida, mestizaje ideológico que intentó imponer Chávez.
Por supuesto que lo del buen salvaje es la
justificación ante nuestro fracaso histórico frente al progreso de Europa y del
coloso del norte, que partieron de
iguales o peores condiciones. La solución socialista es el rayón ideológico del
"buen revolucionario", caudillo heroico, militante cotidiano de la
imbecilidad, que promueve el populismo, el proteccionismo, el caudillismo y el
autoritarismo como solución, doctrinas todas descontinuados por obsoletas. Por
eso estamos como estamos. Que oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia
Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
Zulia - Venezuela
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