El presidente de EE UU, Barack Obama, viajará a Cuba el
próximo 21 de marzo.
Se trata de un importante paso en el abandono de la
vieja, prepotente y obsoleta política de hostilidad, agresiones y bloqueo de
anteriores administraciones, por parte del Gobierno de Obama, que optó por el
acercamiento y el establecimiento de relaciones normales, de amistad y
cooperación.
Es parte de una concepción más integral que sustenta la
consecución de los intereses de EE UU en el predominio de la diplomacia y el
diálogo sobre la fuerza y la guerra.
El Gobierno de Raúl Castro había manifestado en
diferentes ocasiones su interés en sostener un diálogo con Washington, desde la
igualdad y el respeto mutuos, para avanzar en la normalización de relaciones
entre ambos países, anunciada el 17 de diciembre de 2014.
En julio de 2015, se restablecieron las relaciones
diplomáticas y desde la fecha se han realizado numerosos encuentros hasta nivel
de ministros para ir a avanzando en el proceso.
Los obstáculos fundamentales han sido la persistencia de
las regulaciones del embargo-bloqueo que sostiene el Congreso de EE UU, al que
Obama ha solicitado varias veces su cooperación para que levante esas
sanciones, y la resistencia del Gobierno cubano a concretar algunas
posibilidades de intercambio abiertas por el Ejecutivo estadounidense en
materia de telecomunicaciones y otras, por el interés de una parte de la alta
burocracia en beneficiar única o principalmente los negocios del Estado.
Una parte de los opositores al Gobierno de La Habana y
varias figuras de origen cubano en el establishment estadounidense,
especialmente republicanos, se oponen a la "normalización" y ahora
critican la visita de Obama, porque creen que deben ser condicionadas a pasos
concretos de las autoridades de la Isla a favor de un mayor respeto integral de
los derechos humanos y a avances democráticos en el sistema político.
Existe una relación de interdependencia relativa, de
osmosis y sublimación, en las políticas internas y externas de cualquier
Gobierno, porque en definitiva forman parte de una misma filosofía y unas y
otras se entrelazan e influyen mutuamente a la hora de concretarse.
Es difícil mantener una política abierta, de paz e
intercambio con el mundo y al mismo tiempo mantener una política cerrada y
represiva al interior de un país pequeño, en esta parte del mundo,
caracterizado por el nacimiento reciente de naciones con culturas mezcladas y
predominio de la influencia occidental como Cuba.
En un proceso que no siempre es fácilmente apreciable a
corto plazo, en la medida en que vaya cambiando la política exterior, se
estarán creando las condiciones para que cambie la interior.
Algunos dirán que China con la economía cambió la
política externa pero no la interna, quizás no entiendan que la política
exterior china sigue siendo una política de fuerza y que esa sociedad es
verticalista y represiva por historia milenaria.
Hoy se va haciendo más claro que nunca que el Gobierno
cubano ha usado la continuación de las leyes del embargo-bloqueo para tratar de
justificar sus problemas económicos y déficits políticos y democráticos, lo
cual se evidencia con toda claridad en su rechazo a avanzar más rápidamente en
la conectividad a internet. Al mismo tiempo, se ha visto obligado a tener que
abrir al menos las zonas wifi que, con todos sus problemas, ha posibilitado más
acceso a la red.
Los opositores y cubanoamericanos que en EE UU se oponen
al acercamiento están brindando un servicio gratuito a los que en Gobierno
quieren relaciones, "pero no tantas". Algunos no comprenden que los
problemas de Cuba tienen que resolverse pacífica y democráticamente por
voluntad de los propios cubanos.
Esto no quita que desde el exterior se critique la
situación en Cuba, se preste auxilio a los perseguidos por el régimen o se les
ayude de alguna manera a sobrevivir, mientras no se alcance ese desarrollo de
los derechos humanos y la democracia en el país.
El Gobierno de Obama ha comprendido que la mejor forma de
ayudar al pueblo cubano a resolver sus problemas internos está en esa política
de acercamiento. El presidente Raúl Castro si no lo ha comprendido así, al
menos lo está propiciando, en el entendido de que buenas relaciones con el
norte serán más beneficiosas que perjudiciales. Algunos en su entorno no
entienden nada.
Avancen el diálogo y la negociación con el mundo y con el
propio pueblo.
Bienvenido el presidente Obama a Cuba.
Enviado a nuestros
correos por
Fernando Mires
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Alemania
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