Las últimas semanas
en Venezuela han estado influenciadas por una mar de rumores, tanto de sectores
de la denominada revolución como factores de la citada oposición, todos hablan
de la salida del Presidente Nicolás Maduro, ya sea por vías constitucionales o
por mecanismos no democráticos: golpes de estados, conspiraciones, revueltas,
etc. El ambiente viene acompañado de las supuestas intenciones de avizorar la
concreción de un supuesto Autogolpe, y la sombra castrense nuevamente se ha
posado sobre los más ardidos dirigentes, como una forma de señalar que aún su
preponderancia no ha desparecido en América Latina.
Observar el caso
venezolano en referencias a Autogolpes y salidas negociadas nos lleva a pensar
en el papel histórico, de un movimiento popular de izquierda. Para la Revolución
Bolivariana y el gobierno de Maduro, la posición en la historia es sumamente
importante y eso nos lleva a interpretar que la salida negociada es un recurso
de último interés, porque si esta vía fuera tomada dejaría el proyecto como un
barco que fue abandonado a merced del desastre político, social y económico del
país. La Revolución seria un movimiento de cobardes, que defraudaron al pueblo
y lo dejaron en manos del futuro incierto y de la barbarie.
Basta rememorar
algunos sucesos de la historia Latinoamericana para obtener una visión más
clara:
Chile 1973: Salvador
Allende toma medidas que van en pro de garantizar la soberanía del cobre y la
sal. Estatiza empresas privadas, y se convierte en el líder de la izquierda
suramericana. Pero todo ello trajo consigo un ataque de las corporaciones, por
haber diezmado sus intereses. La vertiente económica del gobierno de la Unidad
Popular comienza a hacer metástasis, el déficit presupuestario aumenta, las
reservas internacionales caen en picada de forma terrible. Y por último se da
lo que los economistas llaman una contracción económica, porque Allende
respondió a distorsiones en la economía con un régimen de control de precios
que provocó que muchos productos desparecieran de los anaqueles y que la inflación
se disparará a un ritmo avasallante. Para responder ante los hechos, el
gobierno optó por aplicar la emisión de moneda inorgánica aumentando así aún
más la inflación. Las Fuerzas Armadas de Chile también fueron atacadas pero de
forma más vil y sanguinaria, el Jefe del Ejército chileno Carlos Prats es
asesinado, por consiguiente el control de los uniformados es asumido por el
militar Augusto Pinochet. De esta manera las piezas estaban perfectamente
colocadas para que el 11 de septiembre de 1973 se llevara a cabo un Golpe de
Estado contra el gobierno de Allende, la respuesta fue la resistencia al grado
de inmolarse el propio Presidente, para cumplir el mandato que le había dado el
pueblo y quedar “firme ante la historia”. Toma el gobierno Pinochet y se inicia
una dictadura militar de 17 años acompañada de la oscura represión y la
censura.
Perú 1992: en la
presidencia de Alberto Fujimori, el Congreso en manos de la oposición adelantó
leyes, rechazó proyectos, crítico y desafío la postura del Presidente. El parlamento
colocaba frenos a las iniciativas de Fujimori, quien buscaba aplicar medidas
económicas y acciones contra los grupos subversivos que hacían fuerte presencia
en el país. Todo esa disyuntiva llevo a Fujimori a tomar medidas violatorias a
las leyes de la nación y es así como encabeza un denominado Autogolpe que lleva
a desconocer y deslegitimar al Congreso es decir al poder legislativo, al Poder
Judicial y a la Contraloría; por considerarlas obstáculos para el avance del
país. El sector militar responde con un intento por derrocar al gobierno, los
militares fracasan y son encarcelados. Fujimori quien se encontraba refugiado
luego de los hechos reapareció y ejerció el poder, ya que “él busco el
Autogolpe no para renunciar, sino para tener el poder total”. A pesar de ello
la presión de los organismos internacionales lo obligó a convocar nuevamente a
elecciones para el Congreso del Perú.
Guatemala 1993: Jorge
Serrano Elías gana las elecciones presidenciales de 1990 y asume el poder en
1991, durante su gobierno se incrementan a niveles escandalosos los casos de
corrupción política e institucional, el sector económico se agudiza, la crisis
impacta en áreas como la inflación, se ejecutan medidas de aumentos en los
servicios públicos que desmejoran la calidad de vida del pueblo guatemalteco.
Ante la reacción popular de protestas, el Gobierno de Serrano responde con
represión y muerte, es así como la política exterminadora se expresa con el
macabro asesinato a manifestantes incluidos jóvenes, trabajadores y profesores.
Ante la crisis institucional el Presidente ordenó emitir un Decreto donde
exhortaba a la población que el Poder Legislativo expresado en el Congreso, el
Poder Judicial manifestado en la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio
Publico serían disueltos y el poder se concentraría todo en manos del
Ejecutivo. La realización de estos eventos adelantaron la salida de Serrano
Elías, quien “sin quererlo o queriéndolo busca su retirada del poder”.
Población civil y militares se unieron logrando así que el Presidente
abandonará su cargo y huyera del país con destino a Panamá.
Argentina 2001:
Argentina atraviesa la crisis heredada del gobierno de Carlos Menem quien con
un supuesto ropaje peronista, llevo a su país a la más difícil situación
económica, con un alto déficit fiscal, alto niveles de desempleo, un PIB
decreciente, pobreza en aumento, deficiencia en el sector educativo. Y medidas
para entregar al capital extranjero las principales empresas publicas, tales
como: Aerolíneas Argentinas, YPF: Yacimientos Petrolíferos Fiscales e INTEL. En
ese ambiente asumió el poder Fernando de la Rúa, un radicalista de tendencia no
carismática en comparación a otros políticos de la época. De la Rúa aplica bajo
sus consejeros y asesores económicos medidas de recorte en aéreas neurálgicas
como la salud y la educación, buscando así recuperar y sanear la economía de la
nación argentina. Otro de las medidas y quizás el detonante del caos fue el
denominado “corralito bancario”, donde se congelaron los ahorros bancarios que millones
de argentinos tenían en las entidades financieras. El movimiento que exigió la
renuncia de De La Rúa fue dirigido por la clase media, los primeros intentos
costaron sangre, pero finalmente el Presidente abandona el poder en diciembre
de 2001, bajo la frase: “vámonos que aquí no nos quieren”.
Todos estos eventos
históricos tienen una similitud, y es que la historia los guarda como una
huella imborrable, que transmite el recuerdo negativo y la no posibilidad de
retornar como movimientos salvadores de las naciones. Por supuesto, exceptuando
de estos casos a Allende que prefirió inmolarse antes que renunciar al poder
que le otorgó el pueblo. Todos los demás quedaron marcados como seres cobardes
en medio de circunstancias económicas y sociales gravísimas, que en muchas
ocasiones buscaron la salida del poder o aferrarse más a este, siendo
finalmente sacudidos por las fuerzas de los pueblos que los enterraron en los
anales más oscuros, y penosos, de la historia. Convirtiéndose de esta manera en
oprobio, pero de necesaria consulta para recordar lo que no se debe hacer.
Y empecemos con lo
crucial:
Salida Negociada:
como lo dijimos al inicio del articulo, esta posibilidad implica acuerdos con
sectores contrarios: oposición, sectores de derecha, significa asumirse como
responsable total de la situación económica de la República y reconocer que
bajo sus medios, el Gobierno de Maduro no tiene como resolver el problema y
abandona el barco dejándolo en manos de los que antes hacia responsable de la
vorágine económica. Este panorama conduce a que el sistema Socialista se
considere incapaz, y cobarde al grado de entregar el poder.
Conspiración de la
Oposición: enfoca el tema que bajo las aspiraciones presidencialistas de los
dirigentes de la oposición, cada uno de ellos busca diversos mecanismos para
cortarle el camino al Gobierno de Maduro, es decir no permitir que este cumpla
los seis años del periodo constitucional completo y en este ambiente todos se
debaten quién toma el liderazgo de la oposición. Es una conspiración muy
particular por que los lleva a públicamente hablar de mecanismos
constitucionales, quizás por saber que a pesar de tener la mayoría en la
Asamblea Nacional, ese pueblo que los voto responde sinceramente por la debacle
económica y no por propuestas. Y que a su vez es muy arriesgado incitarlos a
tomar otros caminos. Todos los sectores que agrupan estos hechos se agrupan
bajo la presencia de los siguientes personeros, reconocidos por muchos como
precandidatos presidenciales en posición adelantada, ellos son: Lorenzo
Mendoza, Henrique Capriles Radonski, Henry Ramos Allup, Henri Falcón y Leopoldo
López. Cada uno con formas de pensar muy diferente, pero unidos por un mismo
propósito.
Conspiración de
Sectores Revolucionarios: basta recordar las declaraciones del alcalde del Alto
Apure, padre del ex ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel
Rodríguez Torres, para suponer las intenciones del ex funcionario y militar de
la generación del 4F por convertirse en el ungido para salvar la Revolución.
Acompañando estas intenciones, también se avizoran los intereses de un núcleo
de gobernadores militares que confabulados debaten la salida o no del
Presidente Maduro y perfeccionan planes para la posición que deben asumir si
llegaran a presentarse condiciones mas difíciles o situaciones de definición.
Se encuentran en ese movimiento los gobernadores: Francisco Arias Cárdenas,
gobernador del Zulia; Jorge García Carneiro, gobernador de Vargas; Francisco
Rangel Gómez, gobernador de Bolívar; José Gregorio Vielma Mora, gobernador de
Táchira; Alexis Ramírez, gobernador de Mérida y Luis Mata Figueroa, gobernador
de Nueva Esparta. Todos los militares se caracterizan por su estrecha relación
con el Comandante Chávez en su gobierno y por conocerlo mucho antes que el
propio Presidente Nicolás Maduro.
Alto Mando Militar:
en nuestra FANB, es vital señalar que el grupo de Generales, jefes de
Componentes, Tenientes-Coroneles, Capitanes, Coroneles y Mayores se encuentran
fuertes y plegados a la figura del Presidente Maduro. Muchos quizás por el
aseguramiento de las condiciones de las cuales gozan, y otros por respeto a la
investidura presidencial y para evitar negarse la tranquilidad o quedar como
un traidor en medio de leales. Es
difícil que un movimiento de militares tenga efecto en estas circunstancias, y
de ser así ese grupo seria rápidamente sofocado. Los militares no quieren optar
por las vestiduras de gorilas, porque saben las nefastas consecuencias de una
locura de tal magnitud.
Finalmente queda la
posición histórica con la que iniciamos, Nicolás Maduro no puede dejar a la
estructura del Partido Psuv, al Gran Polo Patriótico, a las fuerzas
revolucionarias como una bandada de personas que abandonaron todo al momento de
la chiquita. Por ello toda está en sostener el poder ha como de lugar y si
surgieran movimientos que los sacudan del poder, ya sería un ataque a la
Revolución que los obligó y despojo del gobierno. El partido, Maduro y la
dirigencia política quedaría en la capacidad de prepararse y poder retornar
para seguir con la lucha por el poder político en Venezuela. “Porque si no se estaría traicionando un
legado, y eso es drástico por su peso y rompimiento de compromiso histórico.”
Jesus Eduardo Bolivar
jesuseduardobolivar@live.com
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