En no pocas ocasiones he comentado lo que he llamado
‘Corruptos sin fronteras’, o lo que sería lo mismo: una ‘internacional de la
corrupción’.
Es una suerte de organización informal cuyos miembros
están vinculados por los canales de la política, de la ideología. El afán
desmedido de poder y dinero, que esconden detrás de una retórica indigesta, los
hermana, los lleva a apoyarse incondicionalmente más allá de las fronteras.
En su mayoría, van por la vida y el mundo de
izquierdistas anticapitalistas, socialistas del siglo XXI y/o antiimperialistas
de uña en el rabo. Dicen representar los intereses de los excluidos y los
“condenados de la tierra”, como los llamaba Fanon. Sin embargo, no tienen
empacho en aliarse con delincuentes de todo pelaje, sobre todo, algunos de
cuello blanco, duchos en el recorrido seguro por los vericuetos de las finanzas
internacionales.
El antinorteamericanismo es también ingrediente
infaltable en los discursos inflamados de estos redentores de los pobres, cuyos
bolsillos están repletos de dólares. Sus aquelarres, como el Foro de Sao Paulo,
están financiados por los compañeros en funciones de gobierno.
La superioridad moral, en tanto que izquierdistas, es
nota característica de su actitud frente a los demás mortales; éstos, seres
inferiores, engañados y corrompidos por los valores de la sociedad de mercado,
faltos de la orientación de aquellos ‘guardianes de las esencias’.
No obstante, más temprano que tarde, y para infortunio de
este malandraje dedicado a la política, toda esa impostura sale a la luz, y la
tal superioridad ética, los grandes ideales, el amor por el necesitado y las
rasgaduras de vestiduras, resultan ser un burdo disfraz, un perverso disimulo,
para engañar a incautos.
No hay que ir muy lejos para comprobarlo. La vida
dispendiosa de millonarios que llevan los dirigentes del PSUV y sus allegados,
la que muestran sin recato alguno, es la evidencia más palpable. Las pruebas se
cuelan hacia el público, aparecen a diario en los medios, tal es el
desfachatado atraco que han cometido a la Nación. Las esquilmadas empresas del
Estado, los contratos en la Administración central y descentralizada, las
gobernaciones y alcaldías todas han sido fuente de los mayores negociados
turbios, y origen de enormes riquezas mal habidas, este latrocinio, por
supuesto, en el nombre sagrado del socialismo.
No es muy diferente el espectáculo de sus amigotes,
compañeros de la causa revolucionaria en el extranjero. Ellos están dando, también, mucho de qué hablar, en esta materia
de tráfico de influencias, “guisos” y demás robos de los dineros públicos. Los
juicios y cientos de enjuiciados y encarcelados, allí donde funcionan las
instituciones, lo atestiguan.
El ‘lava jato’ o ‘petrolao’ brasileño ha destapado la
inmensa cloaca de Petrobras. Hasta el señor Odebrecht, constructor mimado de
los grandes contratos del gobierno chavista, ha sido encanado. Cientos de
apresados por el tráfico de influencias y lavado de dinero, señala la
información disponible, y los escándalos no cesan.
El kirchnerismo argentino no se queda atrás en este
repugnante asunto. Desde antes de que cayera del poder, las denuncias sobre sus
desaguisados, incluido el tráfico de drogas, habían circulado profusamente,
algunos los conectaba también con el gobierno venezolano. Esta semana, por
cierto, han aparecido videos en que se reparten millones de dólares los
contratistas del kirchnerismo.
Los sandinistas, otros ‘compañeritos’ del socialismo del
siglo XXI, están denunciados de múltiples irregularidades con las empresas
creadas a cuenta de la ALBA, a las cuales tampoco escapan personeros del
gobierno chavista.
Así, ‘Corruptos sin fronteras’ se ha convertido en un
negocio muy rentable, globalmente hablando, para los nuevos redentores de los
pobres. De Rusia, pasando por España, Ecuador o Cuba, llegando a Panamá, Brasil,
República Dominicana, Bolivia o Nicaragua y la China, los dineros públicos de
muchos países, circulan a través de los canales financieros, para engrosar las
cuentas y bolsillos de las nomenklaturas de gobiernos de izquierda, y hasta
ídolos como el inefable Lula Da Silva, están seriamente involucrados hasta los
tuétanos.
Los venezolanos de bien sentimos una gran envidia de los
países en los que las instituciones encargadas de perseguir y sancionar la
corrupción se desempeñan de conformidad con la ley; de aquellas naciones cuyos
órganos de control o los tribunales no están secuestrados, manipulados o
intimidados por el poder, como ocurre en Venezuela.
El del señor Lula es sólo un caso, entre tantos otros, de
un ídolo con pies de barro, que ha buscado protección asumiendo un cargo
ministerial, lo cual releva equivale a una confesión. No sería prudente poner
las manos en fuego por él, habida cuenta de los múltiples indicios que obran en
su contra y muchos de sus colaboradores y familiares.
Lo más cierto de todo esto es que, en efecto, hay una
internacional de la podredumbre política que conecta, particularmente, a grupos
que comparten ideologías y ambiciones de poder, y que se protegen mutuamente al
momento en que son desenmascarados.
Pareciera que les llegó la hora de la verdad.
Emilio Nouel V.
emilio.nouel@gmail.com
@ENouelV
Yaracuy - Venezuela
Sorprendente! no es lo que piensan los del Grupo La Colina!, Digo: segun sus procederescon relacion al sistema electoral venezolano...
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