El gobierno central,
lejos de animar un potencial productivo a partir de la organización de sus
cuadros de trabajo, adopta determinaciones que hunden al país en el lodazal del
subdesarrollo.
No siempre estar de
brazos caídos es cuestión de ociosidad. Aunque suene contraproducente, en
algunos países estas actitudes son incitadas por razones de descanso.
Particularmente, cuando el problema precedente está relacionado con la
recreación y la diversión. Incluso, con el crecimiento personal. Hasta ha
llegado a considerársele un derecho de la sociedad industrializada cuyo
desarrollo económico reconoce la necesidad del trabajador de contar con
espacios que le permitan una libertad de acción tal que motive el incremento de
la fuerza laboral de manera que impacte el mejoramiento de la productividad.
Pero el problema
adquiere otra interpretación. Una lectura crítica que resulta de un concepto de
ociosidad fundamentado en contravalores. O sea, cuando encubre vicios que, a su
vez, arrastran actitudes que rayan en la desmoralización. O también, en la más
auténtica pereza. De hecho, hay quienes aseguran que este tipo de actitud que
algunos califican de “socialización”, hace que la gente adquiera una conducta
más desnaturalizada y subordinada. Sobre todo, cuando sus consecuencias se
circunscriben a realidades políticas cuyos criterios de gobierno poco o nada
comprenden otra acepción que no sea para contagiar al individuo de necesidades
e intereses que sólo pueden satisfacer en la medida que actúe apegado a un
servilismo que se traduzca en gratificaciones que la persona reciba del
gobierno al cual se encuentre sometido. Es decir, sobornos de los cuales se
sirve un gobierno autocrático y demagógico para mantener acallada su gente. Lo
que muchos han llamado, “pan y circo”.
La decisión del alto
gobierno venezolano de suspender las actividades laborales durante los días 21,
22 y 23 Marzo, revela tan absurdo criterio. Así se tiene que, según decreto
presidencial Nº 2.276, publicado en Gaceta Oficial Nº 40.868, del 15 Marzo,
toda la Semana Santa fue declarada feriada para el sector público. Igualmente
incluye a las empresas del sector privado. Todo, con la pretendida excusa de
“ahorrar recursos de energía eléctrica y servicio de agua”. Como si por esa
razón, la población laboralmente activa dejará de hacer uso de electricidad y
del servicio de agua. Cuando contrario a tan insensata medida, el consumo de
dichos recursos será igual o mayor. Precisamente, porque la improductividad
generada incitará espacios que ocupa la ociosidad con el nocivo efecto de
contagiar razones para los excesos y derroches que sólo devienen en
inconvenientes de difícil control para las tareas de seguridad y prevención a
cumplir por funcionarios sin mayor sentido del resguardo patrimonial o de la
importancia de procesos de producción.
Mientras que buena
parte del resto del mundo vive la preocupación que compromete al trabajo
productivo en consonancia con programas de desarrollo económico y social que
ocupan más hora-hombres, Venezuela plantea la reducción del tiempo laboral lo
cual no es otra cosa diferente que paralizar las realidades. Así se tiene que
el Ejecutivo Nacional, lejos de animar un potencial productivo a partir de la
organización de sus cuadros de trabajo en concordancia con oportunidades
administradas a instancia de estrategias debidamente conjugadas, adopta
determinaciones que hunden al país en el lodazal del subdesarrollo. Ni siquiera
Haití, con su pobreza ancestral y estructural, comporta los indicadores de
atraso que hoy tiene Venezuela, gracias al modelo político anacrónico que busca
ofuscar la visión, pensamiento y modo de vida del venezolano.
La anulación de la
fuerza laboral con el pretexto del fenómeno del Niño, abiertamente impugnado
por cuerpos académico-profesionales y estudiosos de la Biogeografía,
Hidrología, Climatología y Meteorología, no excusa la ineptitud gubernamental
que, por indolente, ha permitido grandes concesiones a empresas china y rusas,
principalmente, dedicadas a la explotación de recursos minerales. A esto se
suman inmensas deforestaciones en importantes cuencas hidrográficas lo que ha
alterado el ciclo hidrológico trayendo como resultado insuficiente humedad
atmosférica. Y por tanto, la prolongada sequía que ahora es utilizado como
argumento para acentuar el deterioro que el régimen está propinándole al país.
¿O así es como se
gobierna desde el socialismo, de espalda a las realidades? Porque si acaso los
procesos de gobierno están supeditados a tan retrógradas decisiones, el país,
sin duda, al revertir propuestas de desarrollo, dará lugar a una sociedad
prehistórica cuyos eventos naturales serían avivados por brujos de toda
manifestación y secreta invocación. ¿O así es como se entiende esta revolución?
Porque de ser así las cosas, será propio que se justifique aplicar la vaguedad
como praxis de gobierno.
VENTANA DE PAPEL
“LIBRETAS ARRIBA,
BOLÍGRAFOS ABAJO”
Ante el mal rato que
vive el periodismo venezolano, como resultado del vapuleo que le infringe el
gobierno nacional, toda vez que pretende transgredir las libertades que amparan
el correspondiente ejercicio profesional, vale parodiar la sentencia del hampón
cuando decide cometer su fechoría. Cuando pronuncia aquella frase que hace
tambalear al más valiente: “manos arriba, calzones abajo”. Sólo que al tratarse
de periodistas, el amago lleva otro sentido. Más, tratándose de amenazas que
vienen del alto gobierno.
Esta vez, en medio de
la incomodidad que ha ocasionado la gestión de un régimen totalmente
desquiciado al reconocer que su tiempo viene en regresión, acercándose a su
defenestración, la paciencia del pueblo democrático y mayoritario parece estar
llegando al límite de su resistencia.
El cierre del diario
El Carabobeño, entre los de mayor tradición periodística en el país, ha sido
“la gota que rebasó el vaso”. Y para remate, se da el problema relacionado con
otro diario de categoría: El Correo del Caroní. Esto fue como “la guinda que le
faltaba a la torta”. En este caso, su propietario, David Natera Febres, debe
pagar con cárcel la publicación de un trabajo de investigación que devela la
corrupción que enloda una de las empresas básicas del Estado venezolano situada
en Puerto Ordaz.
Ahora el régimen
halló formas más expeditas de hostigar y limitar el ejercicio del periodismo
libre: 1) restringiéndole el acceso al papel, 2) censurando la información, 3)
negándole oportunidades de expansión, 4) haciendo que reniegue de
comportamientos periodísticos que hostiguen mentiras gubernamentales y, 5)
violentando los espacios que aborda el oficio periodístico.
Según estadísticas de
“Espacio Público’, ONG comprometida con un periodismo sin fronteras, desde el
inicio de esta crisis de papel enfrascada en negarle papel prensa a medios
aferrados con la democracia, han salido de circulación un total de 8 diarios
regionales y 2 suplementos. Además, un total de 9 medios regionales han
modificado su formato cambiando de estándar a tabloide. Incluso, a uno más
reducido como lo hizo El Carabobeño, para garantizar su circulación por un
tiempo más. O lo que hicieron diarios de la gran prensa, como El Nacional y El
Universal. Y Tal Cual, periódico éste que se vio obligado a salir de las calles
parcialmente, para circular una vez por semana.
Así que en el centro
de esta afrenta gubernamental, el periodismo ha sido uno de los ámbitos más
golpeados y perseguidos por un régimen que busca a toda costa y por miedo a que
la verdad lo desencaje del poder, seguir sosteniéndose en confabulación con el
silencio, la complicidad y la oscuridad bajo la cual elabora sus decisiones.
De manera que el
régimen, amparándose en un poder judicial que coacciona permanente y
groseramente, se dejó ver que está de espalda a la moral al legalizar la
mordaza y el terror jurídico. Así que por el temor que padece el régimen ante un
periodismo libre, incisivo, irreverente y analítico, prefiere los medios y los
comunicadores que sólo difundan la propaganda oficialista. Es como herir de
muerte al periodismo democrático después de ponerlo “libretas arriba,
bolígrafos abajo”
“La descomposición que sufre un gobierno atascado en el poder por creerse insustituible, lo lleva a cometer tantos errores que ni siquiera es capaz de comedir sus equívocos pues la arrogancia lo mantiene enceguecido”
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Merida - Venezuela
El populismo se basa en propuestas engañosas. Pero también, en decisiones que pecan de inútiles y por tanto, incitan actitudes que inducen conflictos de todo género. Avivar escenarios para la vagancia o la flojera, es una de dichas situaciones. Es lo que procura el régimen para mantenerse en el poder. Por eso azuza su popularidad. Léalo en esta nueva entrega de PIDO LA PALABRA.
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