Uno
de los personajes venezolanos olvidados, pospuestos ante héroes y caudillos de
nuestras épicas contiendas -sin los cuales a veces no hemos podido entender,
explicar y concebir el destino nacional-, es el ilustre jurista Andrés Narvarte
(La Guaira, 1871, Caracas, 1853), quien ocupó temporalmente el cargo de
Presidente de la República en los años 1835, 1836-1837 y 1842.
Lo
encontramos en los primeros años de la lucha de independencia obteniendo en
1810 el título de abogado y evidenciando su respaldo a la República. Vivió y
sufrió como muchos los azares de la gesta implacable que no distinguía entre
militares y civiles a la hora de padecer todos los males de la guerra.
En
los momentos en que los independentistas asumieron partes del territorio, él
estuvo entre los principales ciudadanos llamados a cumplir funciones de gobierno,
como cuando por instrucciones de Bolívar se encargó de la Provincia de Trujillo
entre los años de 1813 y 1814, época de Boves y la terrible: "Guerra a
Muerte".
Luego,
Narvarte tuvo que salir al exilio a la isla de Saint Tomás dejando tras de sí
un territorio desolado, ausencia que no puede apreciarse como una falta al
patriotismo.
De
nuevo en Venezuela, en el año de 1822, fue nombrado en la Intendencia del país.
Hombres como Cristóbal Mendoza, Pedro Gual, José Rafael Revenga, Francisco
Javier Yánez y él mismo, estuvieron destinados a ocupar relevantes cargos
judiciales y administrativos en la República.
David
Bushnell en su obra sobre Santander, hizo mención de Narvarte al indicar que
fue: "delegado durante el régimen de Soublette y posteriormente fue
nombrado fiscal de la Corte Superior", y por otra parte, lo ubicó entre
los hombres moderados, "hombres demasiado independientes como para formar
parte de un partido claramente definido", "patriotas civiles
experimentados..., que habían regresado en 1821 a fin de tomar en sus manos los
más importantes cargos de la rama judicial".
Cuando
a comienzos de 1827 se establecieron los nuevos estatutos de la Universidad de
Caracas (la actual Universidad Central de Venezuela) y debía elegirse su
Rector, junto a Vargas -quien resultó escogido-, Avila y Sanabria, figuró
también el Doctor Narvarte, quien como bien apuntó Blas Bruni Celli fue:
"abogado de notoria honradez y vasta ilustración".
Este
digno ciudadano formó parte de los diputados electos a Convención de Ocaña
reunida en abril de 1828 en medio de grandes tensiones y enfrentamientos entre
los bandos los afectos a Bolívar y a Santander. Entre los votos decisivos de
ese cuerpo se encontraba el suyo, hombre de equilibrio y buen juicio, mientras
que a los extremos destacaron por el lado santanderiano, Vicente Azuero y
Francisco Soto, y por el bolivariano, Pedro Briceño Méndez y José María del
Castillo y Rada, y cuando este último fue designado Presidente de esa histórica
asamblea, el Dr. Narvarte fue seleccionado como Vicepresidente, "quien
aunque independiente -como ha señalado Pilar Moreno de Angel-, era gran amigo
del Libertador".
Separada
Venezuela de Colombia, el Dr. Narvarte fue legislador en el Congreso
Constituyente de Venezuela en el cual asumió en diversos momentos su
presidencia.
Cuando
los enemigos de Bolívar lo injuriaron, despreciaron y expulsaron a través de
insólitos decretos, sólo José María Vargas y Andrés Narvarte lo defendieron
negándose ambos resueltamente a suscribir actos agraviadores.
Los
conjurados del 25 de septiembre alzaron en Bogotá el puñal contra el
Libertador, entre ellos Carujo, quien
estuvo detenido en Colombia y luego trasladado a Venezuela, donde al cambiar
las circunstancias fue escuchado y hasta considerando por algunos como:
"un héroe". Al Congreso de Valencia se le exigió adoptar un decreto
para salvarlo. Narvarte alertó sobre las implicaciones de aquel hecho y advirtió que la República no debía ser
mancillada por la infamia.
"El
deplorable hecho del 25 de septiembre en Bogotá no fue ejecutado por la Nación:
lo fue por unos hombres que equivocadamente creyeron que había llegado la época
de deshacerse del General Bolívar...", afirmó Narvarte en la Asamblea y
horrorizado ante la posibilidad de que la propia patria del Libertador lo
llamase: "tirano" y que calificase como: "tiranicidio" la
tentativa de su crimen reivindicando y protegiendo a uno de sus autores,
Narvarte expresó su decidida oposición y distinguió: "los actos de una
nación para libertarse de un tirano que la oprime, y el atentado de un
individuo que se resuelve a tomar venganza por sí solo", caso este último
que se correspondió con el intento de asesinato de Bolívar.
El
Doctor Andrés Narvate, Vicepresidente y sucesor en el gobierno de José María
Vargas, puede ser recordado entre los ciudadanos más notables en la historia de
la civilidad y de la dignidad de Venezuela.
Jose
Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez
Anzoategui
- Venezuela
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