Resulta alarmante,
por decir lo menos, la insoportable lentitud con la cual la Asamblea Nacional
se ha tomado el gravísimo problema que representa el secuestro del Tribunal
Supremo de Justicia a manos de magistrados exprés, en algunos casos con
prontuarios y expedientes criminales. Cómo es posible que casi terminando el
primer trimestre del año, la abrumadora mayoría del Parlamento, instalado el
pasado 5 de enero, que recibió un mandato claro y específico, no haya
destituido a ese nido de artimañas que sigue línea directa de los pranes de
Miraflores.
En un temible
“colectivo” se ha convertido la nefasta Sala Constitucional y todo el rojo
Tribunal Supremo, esperpento que deshonra la justicia de un país arruinado y
azotado, que convulsiona en estado terminal. No es posible, que desde su
instalación, los parlamentarios hayan estado amenazando o anunciando la
destitución sin poder concretarlo, como si se tratara de simples amenazas,
dando chance a que el desnaturalizado TSJ se salga con la suya y se sacara de sus
entrepiernas la sentencia número 9, que cercena las atribuciones de la Asamblea
Nacional para dejarla como un jarrón chino.
Es indispensable
hacer un llamado desde todas las tribunas para exigir a la MUD, como brazo
político de la mayoría parlamentaria, que de manera urgente apruebe la
destitución de esos magistrados exprés, designados de manera fraudulenta y
nula, y nombre un nuevo TSJ que cumpla con la ley y garantice la ruta de
transición que ponga fin a este aborto revolucionario para abrir las puertas
finalmente a la tan necesaria reconstrucción nacional.
Es tan grotesco el
adefesio en el que se ha convertido el máximo tribunal, que hasta el
rojo-rojito contralor general de la República ha manifestado claramente que la
AN tiene plena competencia para remover a los magistrados del TSJ, en un acto
sin precedentes dentro de un alto cargo de la nomenclatura chavista en
funciones. Entonces, señores diputados, ¿qué es lo que están esperando?
Cualquier salida que planteen dentro de la ruta pacífica, electoral y
constitucional será torpedeada desde el “colectivo” del TSJ para evitar la
salida del régimen y, por ende, las investigaciones y las penas para los
grandes mafiosos y ladrones que arruinaron a Venezuela. Continuar alargando la
vida de un TSJ viciado de todos los males de la decadencia chavista es un grave
error, que el país entero exige a la Asamblea Nacional enmendar de manera
inmediata.
Mientras tanto, es
indispensable la movilización nacional para exigirle la renuncia a Nicolás
Maduro, por inepto, cómplice y primer responsable de un régimen podrido hasta
la médula más profunda de sus débiles cimientos. Por muchísimo menos de lo que
estamos pasando salió el golpista de Hugo Chávez a las calles en la Venezuela
de los noventa, a pedir la renuncia del presidente Rafael Caldera, que lo había
sobreseído y dejado en libertad, para desgracia de todos los venezolanos.
Es la hora de que la
Asamblea se amarre los pantalones, actúe con firmeza y sin intereses
partidistas que mellen la orden inequívoca expresada por el voto popular el
6-D, y tome las decisiones que el país espera sin más demora. Si deciden
extender la agonía de todos, Venezuela nunca se los perdonará y les pasará por
encima para hacerse respetar.
Tic tac
La encuesta de la
semana pasada encargada por el ministro de la Defensa y el CEO revela que 66%
de la población pide la salida de Nicolás Maduro de la presidencia, que 27%
está dispuesto a protestar en la calle para exigirle la renuncia. Calculan que
solo en Caracas casi 1 millón de personas está esperando que el liderazgo
opositor haga la convocatoria para salir.
marianellasalazar@cantv.net
@aliasmalula
El Nacional
Caracas - Venezuela
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