CERCANDO AL CIUDADANO CON HAMBRE
Tal vez la medida más audaz del chavismo en su etapa postrera y
decrépita, la del madurismo, es el “Carnet de la Patria”; instrumento
electrónico que permite obtener alimentos y medicinas regalados, especialmente
las bolsas CLAP. Para obtenerlo se inquiere sobre el partido político al cual
pertenece quien lo procura y si está inscrito en la Gran Misión Vivienda
Venezuela. Se reportan sitios en los que la inscripción coincide con una mágica
y simultánea inscripción en el partido de gobierno.
Sin embargo, el propósito más claro lo estableció Maduro cuando dijo:
“Vamos a concentrar inmensos esfuerzos para generar un nuevo Poder Popular,
mejor, más grande, el mejor organizado Poder Popular de la Revolución
Bolivariana”. Tratan de ampliar el cerco sobre el ciudadano con hambre. Ese
ser, inerme ante un Estado que lo ha expoliado, arruinado y degradado con la
inflación, el desempleo y la escasez, se le acerca y le dice al oído: “Tendrás
comida barata o gratis, te daremos las medicinas que quieres, pero eso sí,
entréganos tu alma de ciudadano, ensártate en el PSUV y entrámpate con nosotros
en el poder popular naciente”.
Aunque no se note a primera vista, lo que ha venido ocurriendo y ahora
con este carnet es mucho más evidente, es que se obliga a los venezolanos a
romper todos sus lazos sociales previos, los construidos a lo largo de la vida
de sus familias y de la existencia individual, para caer prisionero en las
redes del “poder popular”. Es el silbido de la culebra emponzoñada que
atolondra, para que los ciudadanos marchen hacia su conversión en una masa
amorfa, que no construye poder alguno, sino que lo cede a los facinerosos que mandan.
El Carnet de la Patria también es un censo electoral que le facilita a
un régimen carente de cualquier escrúpulo el tocar la puerta de una casa, para
recordar, como el mafioso que manosea la cacha de su pistola cuando conversa
con un subordinado vacilante, que tu derecho a comer o a tener medicinas pasa
por sumergirte gozoso en las miasmas de la charca revolucionaria.
Pero también
procura otro objetivo: crear condiciones para acudir a elecciones sobre la base
de la intimidación, el chantaje y el soborno; es decir, del miedo. Ocurrió en
2003 con el referéndum revocatorio, cuando Fidel Castro le recomendó a Chávez
las “misiones”, con las cuales crearon las condiciones para ocultar el fraude
electoral de 2004 y “ganar” el RR de entonces.
No. Esta gente no tiene intención de entregar el poder de ninguna
manera. Lo sabemos. Sólo lo entregará cuando se le arranque de sus pezuñas.
Carlos Blanco G.
@carlosblancog
www.tiempodepalabra.com
El Nacional
Caracas - Venezuela
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