LOS NÚMEROS DESCUBRE LA VERDAD
La economía como término proviene del idioma griego y significa administración de una casa o familia”, mientras que como ciencia estudia los procesos de
producción, intercambio y consumo de bienes y servicios, y la palabra crisis es
de origen griego: Krisis (“separar” o “decidir”) haciendo válido utilizar la
expresión crisis económica para hacer
referencia a un cambio brusco o a una situación de escasez impulsada por un
comportamiento negativo de las principales variables económicas; mientras que
crisis de subsistencia alude a los estratos sociales que no pueden satisfacer
sus necesidades básicas.
El origen del actual ambiente socio-económico catastrófico de Venezuela,
debe ubicarse en la desafortunada aceptación en 1998 de la promesa
electoral-populista de un “país mejor para todos” (¿?); que luego de casi dos
décadas de desaciertos e improvisaciones signadas por la ansiedad de permanecer
en el poder (“importando a cuentagotas” la fracasada experiencia cubana en
materia económica), nos ha llevado a una condición de ¡hambre! como humillante
“estrategia” para intentar dominar psicológicamente la motivación conductual de
un amplio sector de la población, en pro de evitar que decidan separarse del
nefasto ensayo socialista-comunista conociendo el oficialismo que más de un 90%
rechaza la gestión de N. Maduro y apenas un 18% continua “soñando” con el
chavismo; números que por cierto “maneja” muy bien el ejecutivo, el cne y el tsj (las minúsculas son intencionales).
La política económica, menta a las herramientas que puede utilizar el
Estado para intervenir en procura de alcanzar (se supone) crecimiento
económico, estabilidad de precios y pleno empleo en el marco de un comportamiento favorable del Producto
Interno Bruto (PIB) o renta nacional a la luz de un permanente incremento de la
producción de bienes y servicios como requisito para alcanzar el bienestar
nacional; razón por la cual el PIB configura
una forma de medir el valor de la actividad económica del país.
Tal crecimiento económico, implica un aumento en el valor (diferente a precio) de los
bienes y servicios producidos al habérsele añadido la “energía del trabajo
humano” durante su elaboración, con la consiguiente generación de nuevos
empleos que propicia una elevación en la
calidad de vida de la población; al tiempo de motorizar el desarrollo económico
en respuesta a una expansión de la capacidad instalada en su rol de
producir riqueza que ha de ser
distribuida de forma natural a través del mercado sin ningún tipo de sesgo político- partidista
(léase p.ej. Carnet de la Patria).
A tenor de ello, es de perogrullo afirmar que cuando un país experimenta
desarrollo económico emerge la ¡prosperidad! por la elemental consecuencia de
ampliarse el acceso a los bienes y servicios para una mayor cantidad de
población; siendo así, resulta también de manifiesta obviedad indicar que el
crecimiento del PIB tiene amplio efecto en la generación de (i) mayor oferta de
productos en el mercado (mercancías), (i) incremento del poder adquisitivo, (i)
elevación del consumo (elemento que más pesa sobre el crecimiento económico), y
(i) ampliación del horizonte de bienestar habida cuenta de estarse enfrentando
con eficiencia el problema económico fundamental: ¡la escasez!, teniendo como
“aliados necesarios” tanto a la inversión (gasto destinado para producir más y
mejor) muy especialmente la denominada inversión directa (refleja que en el
extranjero existe una visión positiva de un país al largo plazo) como a la
competitividad (capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones); todo
ello en un contexto de inflación controlada en el entendido que mientras la
inflación crece el PIB retrocede e igualmente perfila otros indeseables
acontecimientos tales como: (1) disminuye el poder adquisitivo, (2)
desincentiva la propensión al ahorro, (3) estimula el endeudamiento, (4)
penaliza a las personas con ingresos fijos, (5) reduce la productividad, (6)
aumenta el costo de oportunidad de mantener saldos en efectivo (el dinero en
efectivo compra cada vez menos), y (7) impulsa aumentos nominales del salario
que a la postre se convierten en una ilusión de “monedero lleno”, entre otros.
Desde un ángulo complementario, se hace obligante mencionar otros
sucesos implícitamente presentes en toda crisis (económica o de subsistencia):
(A) desaceleración, entendida como una reducción en el ritmo de avance de la
economía que aunque no necesariamente se traduce en un paro de la actividad
económica si afecta negativamente la renta per cápita; al tiempo de abonar en
favor de la presencia de una (B) recesión en una etapa donde la economía
decrece impulsando un crecimiento negativo del PIB de manera consecutiva por un
mínimo de dos trimestres, periodo donde se materializa un empeoramiento de la
economía que conlleva una disminución del consumo, la inversión y la producción
(aumentando el desempleo). Vale destacar, que cuando la recesión está
acompañada de una pronunciada inflación se configura una (C) estanflación
(estancamiento económico más inflación) que de ser muy intensa y prolongada en
el tiempo cede su espacio a la terrible (D) depresión observada como una
profunda caída de la actividad económica
ante una fuerte disminución del PIB y una contracción de la demanda.
Ante el contexto conceptual descrito, surge una interrogante: ¿cuál
sería el resultado que obtendría Venezuela si es evaluada revisando estas
variables? Pues dejemos que los números
(que siempre descubren la verdad) se expresen: el país acumula once (11)
trimestres consecutivos de contracción, es decir casi ¡tres (3) años! a la luz
de una continua caída del PIB (2013-2016); luego de haber alcanzado un máximo
histórico de crecimiento del 17,9% en 2004 y de un 5,5% en 2012 año cuando la
calamidad de la patria cambia de mano al punto que la mediocridad gubernamental
lo llevó hasta un 1,6% en 2013, para luego iniciar un indetenible crecimiento
negativo en el 2014 de un -3,9% (no habiendo aplicado un “plan de ajuste” ante
el hecho petrolero), de -7,1% en 2015 y de un -13,8% en 2016; mientras que
durante 2017 continuará la tendencia por ¡cuarto año consecutivo! ante una
profundización de la crisis ahora de subsistencia; a menos que……
Jesús Alexis González
jagp611@gmail.com
@jesusalexis2020
@jesusalexisgon
Observatorio 2012
Miranda - Venezuela
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