Afortunadamente América Latina
esta despertando del letargo socialista
(Taringa).
Pisando el tercer mes de este 2017,
una buena parte de los países de América Latina empiezan a mostrar
resultados económicos que, si bien no llegan aun a óptimos niveles para lograr
un crecimiento real de sus respectivas economías, sí denotan que los gobiernos
han comenzado a deslastrarse de la rémora que en años pasados significó la
influencia del llamado socialismo del siglo XXI y sus nefastas consecuencias.
Me refiero al populismo y al autoritarismo, así como de las medidas económicas
que en nada contribuyeron al crecimiento de la región.
Son varias las naciones que en los inicios del presente siglo se dejaron
seducir, ¿o comprar?, con las ideas que el teniente coronel Hugo Chávez
implementó en la otrora pujante y democrática
Venezuela.
Unos países que pasaron a tener gobiernos populistas y demagogos, que con consignas y discursos de
pretendidas defensas al pueblo desarrollaron políticas y medidas económicas
que, lejos de permitir el avance y desarrollo de sus sociedades, empobrecieron
a las mayorías, mientras que las cúpulas gobernantes y sus colaboradores
cercanos se enriquecieron como producto de la corrupción.
Allí están los ejemplos de Brasil, Argentina, Perú, Nicaragua, Ecuador
y Bolivia, por mencionar algunos de
cuyos pueblos se dejaron cautivar con aquellos cantos de sirenas, abrazando las
ideas del fracasado militar caribeño, a su vez seducido y manipulado por el
cubano Fidel Castro, a cuyos pies colocó los ingentes recursos venezolanos,
para el empobrecimiento de sus connacionales, quienes hoy sobreviven entre la
basura, la escasez y la falta de
atención médica.
Tal vez el primer país que se comenzó a alejar de gobiernos populistas
fue Perú, que en 2016 se decantó por el liberal Pedro Pablo Kuczisnky (PPK),
quien presentó un plan de gobierno que claramente se alejaba de medidas
efectistas propias del gobierno izquierdizante que lo precedió.
El eje de este gobierno se centra en fortalecer la economía, atraer la
inversión privada y mantener a raya los niveles de inflación para sostener el
ingreso de los peruanos. En materia de política exterior PPK se declaró alejado
de las teorías del socialismo impuestas en Venezuela y se pronunció claramente
a favor de los grupos que adversan al gobierno de Nicolás Maduro y en apoyo a
los presos políticos venezolanos.
Brasil, el llamado gigante suramericano, que en las dos últimas décadas
estuvo gobernada por tres gobiernos populistas surgidos del izquierdista
Partido de los Trabajadores (PT) fue un fiel sostenedor de las políticas
implementadas por Hugo Chávez y su sucesor.
Luego de sorprendentes revelaciones de corrupción en la empresa estatal
petrolera que salpicó a dirigentes tanto del gobierno como del poder
legislativo y el sector privado, el país inició un proceso que culminó en un
juicio político a la Presidenta Dilma Rousseff que terminó en su destitución.
Si bien el principal escollo por el que pasa Brasil es su inestable
gobernabilidad, toda vez que el presidente
Michel Temer, quien sucedió a la presidenta destituida, no goza de toda
la confianza de parte de los brasileños, eso no ha sido obstáculo para que el
país haya comenzado un período de recuperación económica que lo encamina a
superar la recesión en que había caído los tres últimos años.
De hecho, los más conservadores pronósticos
de organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el
Banco Mundial dan buenas notas para el desempeño económico iniciado en Brasil,
una vez que se alejó de gobiernos populistas y socialistas como los encarnados
por Lula da Silva o Dilma Rousseff.
Pero el mejor ejemplo hasta el momento lo representa Argentina, que
desde que dejó a un lado los 12 años de la dinastía Kirchner que sumió al país
en una vorágine de inflación, contracción económica y déficit fiscal, producto
de políticas populistas semejantes muchas a las implementadas en la Venezuela
chavista.
Luego de la elección de Mauricio Macri en 2015, quien está corrigiendo
el rumbo de la economía, el país enfrenta mejores cifras tanto en el producto
interior bruto como mejoras en inflación y en particular en inversión privada
internacional, luego de años del nacionalismo exacerbado del gobierno anterior.
La reciente y exitosa gira emprendida por el presidente Argentino en España,
que era el principal inversor antes de Cristina Kirchner, es un buen ejemplo de
esta corrección en la senda económica.
No cabe duda de que la ruta emprendida por varios países
latinoamericanos, finalizada la era del socialismo del siglo XXI que intentó
imponer Hugo Chávez tanto en Venezuela como en la región, promete una etapa de crecimiento para la
economía suramericana, una vez superadas las políticas populistas y atrasadas
emprendidas por aquellos gobiernos influenciados por el fracasado militar venezolano.
Es de esperar que pronto sea la propia
Venezuela y los países que aún se agarran del fracasado modelo bolivariano, la
que logre salir de esta funesta situación.
Maria Teresa Romero
matero1955@gmail.com
@mt_romero
Caracas- Venezuela
Estados Unidos
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