SAINETE
EN CÁPSULAS
Dicen
que en Miraflores parecía correr el pavor como una estampida de ansiedades
infranqueables. Que un gran contingente militar se atrincheró y luces
antiaéreas iluminaron el firmamento, a la espera de sorpresas insolubles y que
el vigor popular sobrepasara la cordura. Los gases lacrimógenos asfixiaban
varios sectores de Caracas, mientras los estruendos de las detonaciones
saturaron el ambiente como si fuesen juegos de artificio de las mejores épocas
decembrinas.
El
jueves en la noche se auguraba un día poco habitual, con una población
capitalina exasperada, con el ánimo áspero y fulminante. La valentía excedió la
calzada de la indignación, pues la gente cansada del hostigamiento y la
represión, y con la cabeza bien puesta sobre los hombros, defendía su derecho a
exigir el respeto a la libertad.
Los
rumores e imprecisiones fueron perturbadores. Lo cierto es que las fuerzas
represivas no pudieron tomarse un respiro frente al valor desperdigado en El
Valle, Coche y La Candelaria. Hasta un funcionario del régimen se asomó a la
ventana, hizo sus contactos y pudo comprobar que todavía no había caído el
gobierno, haciéndolo saber por las redes sociales más allá de la 1.00 de la
mañana.
Fue
una semana insaciable por la búsqueda de una respuesta saludable a la paz
social. El orgullo nacional contó con un dinamismo sin tregua, mostrando a una
mujer con los ovarios bien puestos, obstaculizándole el camino a una tanqueta y
asida con gran fervor a su bandera, mientras la pestilencia lacrimógena la
envolvía. También un joven menos razonable se desatavió de su vestimenta y
desnudo, allanó otra tanqueta, siendo a la postre vestido con una salva de
perdigones.
Cualquier
reflexión crepuscular puede quedarse corta en esta decisión venezolana por
zanjear el asunto y no tolerar más los impetuosos aperitivos del socialismo.
Por propia voluntad han asumido la calle y los representantes de la oposición
optaron también esa dirección. El reclamo a voces va de la mano por un
resultado concreto, ante una paciencia perdida y una determinación recobrada
para lograr el cambio inmediato.
Las
marchas han sido masivas, sobrecogedoras y admirables, vetadas por los medios
tradicionales del país y brutales por la acción de los efectivos defensores de
este mandato atroz. Salta la pregunta si estos funcionarios inconmovibles,
accionan sus armas sin atisbo de remordimiento, pues maltratan al pueblo y lo
arremeten sin remedio como si fuese un videojuego de acciones irreparables.
Más
allá de cualquier asombro, está la manera cruel cómo un motorizado de los
colectivos disparó a mansalva a una inocente tachirense, mientras
posteriormente el ministro de Interiores asumió el descaro de achacarle el vil
asesinato, a un político del partido opositor Vente Venezuela, pese a los
videos informales mostrando la realidad.
La
dictadura no está a buen resguardo. Existe un evidente temor por perder las
huestes del trono. Será capaz de propiciar humaredas para bajar los
atrevimientos de un pueblo con actitud correcta. El poder se desquebraja ante
la osadía, intrepidez y coraje alcanzados por un país, con una resolución
definitiva a detener el menoscabo de la nación. La justicia se hará con las
propias manos y con un corazón sin titubeos. No existen soluciones terapéuticas
para un mandato con tantas abolladuras y deformaciones políticas. El mundo y
este régimen sin entrañas lo saben.
Estamos
al tanto que la lucha apenas comienza y la sangre ya mancha las calles. Es la
batalla del bien contra el mal. La paz, la justicia y el bienestar son
concebibles, siempre y cuando el pundonor continúe prevaleciendo en el alma
aguerrida del venezolano. Dios está con nosotros…
José Luis Zambrano Padauy
jzambranopadauy@yahoo.com
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
Zulia - Venezuela
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