TODA CAUSA TIENE SU EFECTO
Durante mucho tiempo se mantuvo la
idea de que conociendo la posición de un cuerpo en el universo se podría
determinar su posición futura. Una pelota a la que se le da una patada puede
predecirse donde irá a parar. A esta teoría se le llamó “determinismo” en la
física clásica y sigue funcionando bastante bien en lo cotidiano.
Pero con el avance en el conocimiento
del mundo atómico los físicos entendieron que en ese diminuto mundo las cosas
son muy distintas y allí cuando se “patea” una partícula esta puede ir en
cualquier dirección y a eso se le llamó “teoría de la incertidumbre” y es parte
de la física cuántica.
La teoría de la incertidumbre tiene
sus fórmulas matemáticas y no se trata de una loquera de pizarrón, sino que
explica muy bien el funcionamiento del mundo invisible de los átomos y lo mejor
de todo es que sus aplicaciones prácticas (rayos laser, chips) son ya numerosas.
La teoría afirma que en las partículas
atómicas si se conoce su posición no se puede conocer su velocidad y viceversa.
Al comienzo se pensó que eran limitaciones de los sistemas de medida hasta que
se demostró que realmente ese mundo funciona de forma tan asombrosa y distinta
que supera nuestra imaginación.
Los filósofos (que se copian a menudo
de los físicos) hicieron fiesta con estas cosas y utilizaron a este demostrado
bochinche aleatorio del universo para liberarse del yugo de los deterministas y
reafirmar lo natural del libre albedrío humano y su impredecibilidad.
Aterrizando en Venezuela deberíamos
aceptar con humildad que el desenlace de los conflictos actuales podría tener
el aroma de la incertidumbre, pero no debemos olvidar que eso aplica
principalmente a los mundos pequeños. En nuestro caso, en la medida que se
compacte el número de personas que buscan una solución, lo predecible aumenta
en igual proporción.
Todas las variables promueven un
cambio. La presión externa crece y se mantiene, las manifestaciones internas
han sido muy exitosas y la economía sigue mostrando gran deterioro. En nuestra
contra están unos tipos fanatizados, un alto mando militar lleno de dudas y
unos maleantes armados disfrazados de colectivos.
Todos los observadores coinciden en
que si la protesta se mantiene con energía se producirá una solución muy
favorable para los opositores, de manera que la oportunidad hay que hacerla
buena.
El
régimen seguirá jugando sus dos cartas: atemorizarnos y cansarnos. Para la
primera está usando a los colectivos y las redes sociales infestándolas con
miedos y chismes y para la segunda seguirá usando a los Guardias y las bombas
lacrimógenas.
Los guardias ya parecen superados y
los colectivos, aunque son violentos son pocos. Algunos pronostican que en su
desespero el gobierno usaría al ejército para reprimir. Sabemos que no le harán
caso y se tendrá que buscarse la solución final.
Con todo e incertidumbre lo único
cierto es que con la demostrada claridad y constancia de los ciudadanos este
régimen termina.
Viva Venezuela.
Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
Zulia - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario