HABLA
LA CONCIENCIA
Increíble,
este pueblo se resteó. Sin temor a pecar
de optimismo nos atrevemos a afirmar que la
manifestación del 19 de abril
-bien llamada la madre de las marchas-
si no fue la repetición de un movimiento independentista, es una
reacción a favor de la autonomía, la
legitimidad, la representatividad, la soberanía y de la unión como venezolanos
en defensa de intereses comunes. Esta
marcha -realizada en Caracas- superó la del primero de septiembre del año
pasado: difícil de calcular la asistencia.
Allí estaba el pueblo despojado de toda expresión de cobardía; enfrentó todos los riesgos de una represión
que a costa de la sangre y la vida de los venezolanos están dispuestos a hacer derramar para mantenerse
en el poder.
El
dicho dice: "va tanto el cántaro al agua hasta que se rompe". Insistimos en
que a este gobierno no hay que tumbarlo, porque ya está caído; basta solo apreciar la desesperación de
Nicolás en sus gritos amenazantes para darnos cuenta cómo deja ver la
inestabilidad de un régimen que enseña sus
crueles intenciones disparándole a un pueblo que pacíficamente toma las
calles llevando como única arma la bandera nacional; un pueblo que reclama elecciones, libertad de
los presos políticos, ayuda humanitaria frente al hambre y la carencia de
medicinas, respeto a la Asamblea Nacional y la destitución de los 7 magistrados
golpistas de la Sala Constitucional.
No
nos estamos refiriendo a nada de la cual los venezolanos no seamos los propios
testigos; marcha que anuncie la
oposición, marcha que Jorge Rodríguez
prohíbe ingresar en el municipio Libertador; pero no suficiente con eso, este siquiatra
afectivo del tristemente recordado Edmundo Chirinos, pone al descubierto sus
instintos criminales al tomar las calles de la capital con cientos de
funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana, más la Guardia de Nicolás que
en su práctica represiva, obstaculizan el paso por vías que a capricho y
cobardía de quienes transmiten las ordenes de la prohibición deben ser
cumplidas. Los resultados están a la
vista: varios muertos, cientos de heridos, decenas de presos y 14 detenidos de
la Guardia de Maduro, investigados por el cobarde y vil asesinato de Gluseny Canelón, en el estado
Lara.
Cuando las dictaduras pierden el control de
las calles es porque tienen los días contados.
Da pena ajena ver como Nicolás se rodea de su anillo de
seguridad; los cacerolazos y
hasta los huevos que se estrellan en su cuerpo son muestras claras del mensaje
que le manda el pueblo. Por más que se
resistan a admitir que este gobierno está caminando de rodillas y le pongan todos los obstáculos a
la realización de un proceso eleccionario que comience por la salida de Maduro,
nada impedirá que los venezolanos determinemos la suerte de nuestro país.
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela
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