LAS HUELLAS DEL TIEMPO
No hay nada similar a lo que ocurre en
Venezuela, como aquellos días de diciembre de 1989 en la Rumanía de Nicolás
Ceaucesco. En aquella navidad el mundo pudo seguir paso a paso los últimos días
de aquel régimen comunista. Ceaucesco fue abucheado, huyó de la capital
Bucarest, pero un tribunal militar lo ejecutó junto con su esposa Elena por
genocidio, daños a la economía, abuso de poder y acciones contra la población
civil. El pueblo salió a la calle.
El mundo exterior acompaña la
resistencia venezolana. La OEA sigue denunciando la brutal represión de la
dictadura venezolana. La canciller de Colombia Holguín dice “no es posible
tener una relación normal con Venezuela”: El diario El Observatore Romano del
Vaticano titula “Venezuela en el abismo”; Perú y Chile retiran sus Embajadores;
Mercosur condena al gobierno de Maduro; la Unión Europea quiere un cambio en
Venezuela; El expresidente Mujica de Uruguay censura a Maduro por sus
calificativos; Cuba callada; la República Dominicana en la OEA rectifica y se abstiene; las
Ministros de Exteriores de Paraguay y Argentina le salieron al paso a la muy
descalificada canciller Delcy Rodríguez. La vicepresidenta del gobierno español
Soraya Sáenz reflexiona en la parlamento sobre lo que ocurre en Venezuela.
Mientras tanto en las calles las
manifestaciones continúan en varias ciudades. Pasan de cien los heridos, entre
diputados, estudiantes, mujeres. Las provocaciones de los jerarcas de la
tiranía no cesan: Maduro dice que habrá elecciones en el 2018 y que ganarán por
pela; Diosdado afirma que ni con sangre habrá cambio en Venezuela y descalifica
a la oposición al decirles “no tienen bolas para dar un golpe”; Aristóbulo sabe
que tienen los días contados y llama a la calle al oficialismo; el General
Padrino hace el ridículo y por twuiter pide la destitución de Almagro; China y
Rusia en un país devastado se pelean por
venderle armas de represión a Venezuela. Tareck el Aissami luce
nervioso.
La procesión va por dentro. La represión
aumenta pero la policía luce agotada, se comenta que Maduro no saca el ejército
a la calle porque teme se una al pueblo. Como en enero del 58, Roberto Henrique
de Copei luce pionero al refugiarse en la Embajada de Chile, el gobierno acusa
a Oswaldo Álvarez de la oposición y a Ramírez Torres oficialista de reunirse
con militares. Los venezolanos casi clandestinamente siguen por las redes y el
internet todo lo que está ocurriendo ante la creciente censura de prensa, radio
y televisión.
Por siglos se conoce aquel refrán de
“Dios ciega a quien quiere perder”. Nicolás Maduro en su laberinto no
reflexiona sobre lo que le ocurrió a Nicolás Ceaucesco y a su entorno.
Venezuela está en su semana santa de crucifixión y sufrimiento, pero puede
amanecer antes del 1 de mayo resucitada como Cristo. Los acontecimientos que
parecían imposibles, como en Rumania, están siendo para los venezolanos hoy
resurrección del espíritu democrático.
Julio Portillo
julioportillof@gmail.com
@julioportillof
Zulia - Venezuela
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