OPINAR SIN SABER
El
atraso conceptual e ideológico de algunos pueblos latinoamericanos, conduce a
echar en el mismo saco al sindicalismo, la izquierda y el marxismo, claro que en el caso colombiano la situación es todavía
más confusa, pues en los llamados grandes medios de comunicación hay “líderes de opinión”, cuyo desconocimiento en
la materia es craso, promoviendo enormemente el desconcierto, con lo cual la
falta de discernimiento no permite que estos temas se aproximen a la realidad.
En
primer lugar al esperpento marxista no le podemos dar una ubicación especifica
en el espectro político, ya que es un hibrido que se viste de muchas maneras o se camufla y mimetiza en organizaciones democráticas, y asume un papel progresista o
de izquierda cuando está en la oposición, pero
al tomarse el poder cambia la postura, y se vuelve ultraderechista
creando monarquías sanguinarias eternas
como sucede con los Castro en Cuba o los Kim en Corea del Norte.
Con lo
cual hay que reiterar que el marxismo
leninismo es una logia, cuyos miembros se creen predestinados para esclavizar a
los demás seres humanos, porque sus dogmas del materialismo histórico y la
inevitabilidad los llevan a un mesianismo
enfermizo, como si al igual que los profetas judíos del Antiguo
Testamento que menciona la Biblia, tuvieran un señalamiento divino.
En
cuanto al sindicalismo, no se puede olvidar que el comunismo totalitario ha
sido enemigo de la lucha de los trabajadores, y Lenin consideraba a los sindicatos como una simple correa de
transmisión del partido o sea que son un objeto que se usa para la toma del poder. Precisamente no hay que pasar por alto que lideres
antimarxistas como Ronald Reagan y lech
Walesa quienes fueron presidentes de USA y Polonia respectivamente, antes de asumir la más importante dignidad de
sus naciones habían sido sindicalistas destacados, y al ser enemigos acérrimos del comunismo
totalitario, se convirtieron junto al
papa San Juan Pablo ll en los protagonistas de la caída del muro de Berlín, que
condujo a la debacle de la Unión Soviética.
La
izquierda se consideraba en la revolución francesa como
una corriente que buscaba las transformaciones sociales y el cambio de gobierno, luego el marxismo o comunismo
totalitario que siempre pretende montar
camarillas perennes en la dirección
del estado, de acuerdo a las enseñanzas de la revolución francesa
no se puede ubicar
específicamente en la izquierda, de ahí
hay que aseverar que el marxismo
por su ceguera y superstición es antihistorico y no tiene ni vigencia ni
defensa, y lo único que le ha aportado a la tierra son grandes desgracias y
sufrimientos.
Entonces
en buen romance excluyendo al marxismo leninismo; para que exista una izquierda
autentica, civilizada, democrática y pluralista, tendríamos que en el caso
político colombiano esa izquierda
estaría conformada esencialmente por la social democracia, sectores del
liberalismo, organizaciones sociales y sindicales (respetando el libre
examen) y grupos libertarios, entre otros.
Hay asuntos morales que se ventilan en la mencionada
izquierda como el aborto, la eutanasia, el matrimonio gay, la adopción
de niños por parte de parejas
homosexuales etc; cuestiones que si
las miramos desde el punto de vista del
liberalismo clásico, se deberían de
tomar como comportamientos individuales
en una actitud frente a la vida que la sociedad y el estado deben de analizar, buscando no perjudicar a otros,
ya que la libertad de la persona acaba en donde comienza la de los demás;
haciendo énfasis en la responsabilidad propia del individuo y la sociedad en su
conjunto; así que la conducta personal
solo se restringe cuando afecta a otros, y el respeto y la tolerancia
deben de ser premisas fundamentales para no agredir ni material ni moralmente
al ciudadano.
Otra
situación frente al comportamiento ético y moral del individuo es el marxismo
cultural, diseñado por la escuela de
Fráncfort a principios de los años veinte del siglo pasado del cual como su
máximo exponente se puede considerar al comunista italiano Antonio
Gramsci muerto en 1937, quien enseñaba a
desordenar y lumpenizar a las masas para volverlas más afectas a un
Estado marxista.
Teniendo en la actualidad ejemplos patéticos
del marxismo cultural, en el caso del gobierno chavista venezolana quien
estimula la delincuencia, trayendo como
consecuencia una enorme cantidad de homicidios, que son el patrimonio de los
colectivos bolivarianos, y desde luego estos son agenciados por el
régimen, para que la población viva con
miedo y en permanente zozobra y, así no se logre liberar de una dictadura que
pasó de los 18 años.
Pretendiendo la camarilla narcochavista en
Venezuela perpetuar el sistema; y al
igual que el vecino país, todos los gobiernos comunistas han utilizado el
marxismo cultural, para evitar que la ciudadanía pueda llevar una vida ordenada
y decente, ya que ello atentaría en contra de la alienación marxista que
busca defender la nomenclatura que
enajena a los pueblos que han caído bajo
su férula.
La
incompatibilidad entre sindicalismo y marxismo es inocultable, sin dar lugar a encuentros,
porque desde la aparición del comunismo
totalitario, siempre este aspiró a tener el dominio de las organizaciones de
los trabajadores, no para propiciar las reivindicaciones sociales y económicas
de los obreros sino para utilizarlos como herramienta, buscando la toma del
poder político para implementar una dictadura en donde a los primeros que se atropella es a los trabajadores, por ello
fue que se repudiaron las tesis de Karl
Marx en la primera y segunda internacional de los trabajadores en el siglo XlX.
Así que el destino del marxismo igual que el nazismo, el fascismo y el
apartheid es el basurero de la historia,
pues su carácter absolutista e inhumano
no le da cabida dentro de la civilidad,
la ética y la lógica.
Entre
la izquierda autentica y el sindicalismo si hay afinidades, eso sí respetando
el pluralismo, porque la autonomía sindical es el centro de gravedad del
accionar de los trabajadores, pues no se puede permitir que sectas como el
marxismo manipulen la lucha obrera, por ello no deben existir vínculos entre
las organizaciones de los trabajadores y el comunismo totalitario, ya que eso encamina a una situación Kafkiana,
o como se dice tradicionalmente es revolver
el agua con el aceite. Subrayando que partidos socialistas de Europa,
renegaron del marxismo en la década de los setenta del siglo XX, para que
fueran considerados como organismos democráticos.
Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia
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