miércoles, 19 de abril de 2017

LUIS MANUEL AGUANA, DE EMPARAN A MADURO

YO TAMPOCO QUIERO MANDO

¿Es posible pensar en un quiebre de las Fuerzas Armadas a favor de la democracia? Este es un análisis que, querámoslo o no, debemos abordar antes de pensar que de sea posible que una situación de violencia en las calles pueda cambiar el curso de la historia en Venezuela, como ocurriera el 11 de abril de 2002.

La marcha convocada por la oposición oficial para el 19 de abril de 2017, tiene una diferencia muy importante con otras que se hayan convocado en el pasado por la dirigencia de los partidos opositores: saldrá a pesar de ellos. Los partidos podrán haberla convocado en un intento vano de ponerse al frente de esa fuerza popular, pero de ninguna manera la gente los seguirá como en otras oportunidades, al sentirse traicionada ya varias veces en la misma calle en su aspiración de cambio radical de la situación del país. Basta recordar el 1S-2016…

En consecuencia cualquier cosa que pase ese día no la determinarán sus liderazgos. La gente pasó por encima de la dirigencia política de la oposición oficial. Ya no acepta ser conducida por ellos porque perdieron su legitimidad en la calle por más que algunos diputados hayan intentado valientemente liderar esas marchas en los últimos días. Ya la protesta social rebasó a la dirigencia. Y eso es sumamente preocupante a la luz de la fuerza incontenible que saldrá a las calles el día 19 de abril.

De acuerdo al analista político Saúl Godoy (ver Saúl Godoy, Caminando por un tejado de cristal http://noticiasvenezuela.org/2017/04/10/caminando-por-un-tejado-de-cristal-por-saul-godoy/), “El pacto fundamental entre las FFAA y el pueblo está roto” y sin una derrota militar del chavismo “jamás tendremos la oportunidad de salir victoriosos de esta celada contra la democracia y las libertades”, pronunciándose por la cooperación internacional en contra de la tiranía. Esto es, ganarle primero al chavismo en la arena militar –o de la violencia-, para luego recomponer civilmente al país. De acuerdo a este análisis, a los venezolanos no nos será posible lograr eso sin la intervención militar extranjera en nuestro problema.

Pero, ¿será cierto eso? ¿Las Fuerzas Armadas llegaron a ese punto de no retorno? ¿Ya Venezuela es un caso perdido, donde lo que resta es que la población se mate entre sí para la recuperación de las libertades porque quien posee la facultad de arbitrar como detentador de las armas de la República, se pasó con todo y pertrechos a los enemigos de la libertad y la democracia?

Godoy remata indicando “La gente, el pueblo, no puede durar mucho más tiempo recibiendo el castigo de las fuerzas armadas del gobierno; no hay un plan realista que tome en consideración la seguridad de los venezolanos, estamos desarmados ante un enemigo armado y la consigna sigue siendo la de martirizarnos, eso no es razonable.”

Y eso es correcto, no es razonable seguir dejándose matar en las calles. En buena lógica ante la inexistencia de algún plan opositor que contemple evitar poner a la gente como carne de cañón, sin protección y defensa alguna, la dirigencia política debería pensar en un curso de acción diferente del sacrificio. Pero como indicamos, ya ese control opositor de la masa en la calle desapareció. La gente ha demostrado no importarle enfrentar a los grupos armados y ha logrado en algunos casos neutralizarlos, linchando a los motorizados de los círculos violentos que han salido a enfrentar las manifestaciones. La mesa de la violencia está servida para el 19 de abril.

Pero la pregunta original necesita ser respondida: ¿Las Fuerzas Armadas estarán del lado de la gente para evitar que los grupos paramilitares masacren a la población que manifiesta pacíficamente? Hasta ahora no ha sido así. No han intervenido para proteger a la población sino todo lo contrario. En Lara los colectivos actuaron bajo la complicidad y la protección del Comando Regional de la GNB, CORE 4 (ver imágenes y videos en http://notitotal.com/2017/04/12/momento-colectivos-salieron-del-comando-la-gn-barquisimeto-video/).  Y de eso precisamente se trata, si habrá un quiebre de las Fuerzas Armadas a favor de la población indefensa y la recuperación de la democracia.

Porque al parecer la apuesta de la gente para el cambio se basa en esa premisa. La del desbordamiento de la protesta que haga cambiar la ecuación del poder a favor de la libertad. ¿Es eso posible? Veamos esto con más detalle. Al ser este un tema militar, les transcribo una opinión técnica que proviene de ese sector publicada recientemente (ver Edgar Blanco Carrero, Empleo de la fuerza y transición política: hacia una Venezuela Republicana http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/04/empleo-de-la-fuerza-y-transicion.html) y de donde extraemos este párrafo muy significativo:

“En relación con la Fuerza Armada Nacional (FAN) es conveniente mencionar la importancia de su estructura y su conexión política una vez que se produjo la fractura del monopolio de la fuerza al crear el cuerpo de milicias y cuerpos armados paramilitares para la defensa del orden político. La estructuración de la FAN en Regiones Estratégicas (REDI), Zonas Operativas (ZODI), Áreas de Defensa (ADI) y otras de menor entidad bajo el mando directo del Comando Estratégico Operacional a donde a su vez se encuentran las milicias y los cuerpos armados paramilitares expresan varios aspectos a tener en consideración: en primer lugar, la existencia de una doble estructura de comando, una militar convencional y otra política dispuesta para que en caso de fallar la militar funcione de manera efectiva. En segundo lugar, la naturaleza de la estructura organizacional militar es fractal y centralizada. La fractalidad viene dada porque la naturaleza del todo de la organización político-militar se replica en todos los niveles de la estructura militar, la centralidad viene dada por el hecho que puede ser dirigida de forma militar y/o político desde el más alto nivel de decisión. ¿Qué significa ello? En caso de invasión es altamente efectiva para mantener núcleos de resistencia aunque esta no es la situación que pueda presentarse. Por el contrario si es para responder a una crisis interna garantiza la reagrupación de fuerzas de una manera eficaz. Si se tiene, por ejemplo, la ocurrencia de un escenario similar al del 11ABR2002 la dirección política puede tener un control de los grupos armados con la finalidad de actuar de forma eficaz en caso de necesidad. Si la FAN no es capaz de actuar de forma eficaz en una circunstancia excepcional, la milicia y los grupos armados paramilitares pueden actuar obedeciendo al comando central político, por sustitución, y enlazar con los otros grupos armados que operan en la frontera del país” (subrayado nuestro).

De arriba llegamos dos conclusiones importantes: a) que hay dos “Fuerzas Armadas”, una militar y otra política (cosa que ya sabíamos pero que de acuerdo a esto al parecer tienen el mismo peso específico) y que actúan coordinadamente (como en el ejemplo del caso en Lara); y b) que de decidir la Fuerza Armada militar a nuestro favor, que en principio sería lo que se espera a favor de la democracia, actuaría la “fuerza armada política” para actuar sobre la militar y sobre la población misma, enlazando con grupos irregulares que actúan en la frontera. Esas Fuerzas Armadas militares obviamente no solamente “cambiarían de bando”, pronunciándose en contra del régimen, sino que entrarían en un abierto enfrentamiento armado con la otra fuerza de la cual se desconoce su extensión y poder.

Como se verá, esta tesis sustenta en lo militar la opinión del analista Saúl Godoy, de que la solas Fuerzas Armadas militares parecieran no ser suficientes, en caso de un quiebre de ellos a favor de la democracia, producto de una presión sostenida e incontenible de la gente en la calle. Sin embargo, dadas las circunstancias actuales, el estado de desmantelamiento de las Fuerzas Armadas a favor de los grupos paramilitares que realizó Hugo Chávez después del 11 de abril de 2002, es solo del conocimiento de ellos, siendo este un factor decisivo que a la hora de la verdad moverá el fiel de la balanza en uno u otro sentido.

Visto así –y espero de verdad estar equivocado-, ante una situación de crisis generalizada, los militares no se “voltearán”, ni mucho menos se enfrentarán. Lamento el balde de agua fría pero creo que huirán hacia delante buscando una solución de compromiso que preserve a ambas “fuerzas” –la militar y la política-, negociando con Maduro su salida del poder por la crisis que desate la violencia que genere el régimen el 19 de abril, pero sin cambiar la estructura que ahora lo sostiene; y sin ese golpe de Estado “opositor” que nos regrese la libertad que todos esperan, porque tienen mucho más que perder que de ganar, si las cosas cambian (muchos de ellos deberían estar presos). Eso tendría dos resultados: neutralizar la presión de la calle por la salida de Maduro y llevar la “revolución” al siguiente nivel, pero de la mano de los militares.

Mientras tanto a los partidos y a la comunidad internacional se les daría la ofrenda de unas elecciones regionales que no resolverán el problema del país pero que los mantendrá entretenidos lo que resta del 2017, con la promesa de unas elecciones presidenciales, con la culminación del período por parte del régimen, sin soltar a los presos políticos ni el poder. Objetivo: llegar al 2019, ofreciendo un caramelo irresistible: la cabeza de Maduro y las elecciones regionales que los partidos piden. Es de señalar que la cabeza de Maduro no vale nada para el régimen castrocomunista de La Habana desde el 10 de enero de 2017, siendo este el mejor momento para intercambiarla por algo realmente valioso para el régimen en medio de esta crisis: tiempo.

De esta manera, Maduro le dirá al pueblo en la calle lo que aspira el 19 de Abril de 2017: “Yo tampoco quiero mando”, como una vez dijo Don Vicente Emparan el 19 de Abril de 1810, y todo el mundo se irá a su casa contento creyendo que las cosas cambiaron, pero no lo hicieron, como en el pasaje de Il Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”; porque el régimen castrocomunista cubano se habrá salido con la suya, desmantelando la calle, al dejar sin efecto la presión por la salida de Maduro, logrando atornillar al sistema comunista, que es al final lo que a toda costa quieren preservar, no a Maduro en el poder. Cuando eso ocurra –o algo parecido- y antes que todo el mundo entre en un estado de frustración colectiva, los venezolanos tendremos que hablar seriamente de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, si queremos realmente cambiar las cosas en nuestro país…

Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Caracas - Venezuela

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