YO TAMPOCO QUIERO MANDO
¿Es
posible pensar en un quiebre de las Fuerzas Armadas a favor de la democracia?
Este es un análisis que, querámoslo o no, debemos abordar antes de pensar que
de sea posible que una situación de violencia en las calles pueda cambiar el
curso de la historia en Venezuela, como ocurriera el 11 de abril de 2002.
La
marcha convocada por la oposición oficial para el 19 de abril de 2017, tiene
una diferencia muy importante con otras que se hayan convocado en el pasado por
la dirigencia de los partidos opositores: saldrá a pesar de ellos. Los partidos
podrán haberla convocado en un intento vano de ponerse al frente de esa fuerza
popular, pero de ninguna manera la gente los seguirá como en otras
oportunidades, al sentirse traicionada ya varias veces en la misma calle en su
aspiración de cambio radical de la situación del país. Basta recordar el
1S-2016…
En
consecuencia cualquier cosa que pase ese día no la determinarán sus liderazgos.
La gente pasó por encima de la dirigencia política de la oposición oficial. Ya
no acepta ser conducida por ellos porque perdieron su legitimidad en la calle
por más que algunos diputados hayan intentado valientemente liderar esas
marchas en los últimos días. Ya la protesta social rebasó a la dirigencia. Y
eso es sumamente preocupante a la luz de la fuerza incontenible que saldrá a
las calles el día 19 de abril.
De
acuerdo al analista político Saúl Godoy (ver Saúl Godoy, Caminando por un
tejado de cristal
http://noticiasvenezuela.org/2017/04/10/caminando-por-un-tejado-de-cristal-por-saul-godoy/),
“El pacto fundamental entre las FFAA y el pueblo está roto” y sin una derrota
militar del chavismo “jamás tendremos la oportunidad de salir victoriosos de
esta celada contra la democracia y las libertades”, pronunciándose por la
cooperación internacional en contra de la tiranía. Esto es, ganarle primero al
chavismo en la arena militar –o de la violencia-, para luego recomponer
civilmente al país. De acuerdo a este análisis, a los venezolanos no nos será
posible lograr eso sin la intervención militar extranjera en nuestro problema.
Pero,
¿será cierto eso? ¿Las Fuerzas Armadas llegaron a ese punto de no retorno? ¿Ya
Venezuela es un caso perdido, donde lo que resta es que la población se mate
entre sí para la recuperación de las libertades porque quien posee la facultad
de arbitrar como detentador de las armas de la República, se pasó con todo y
pertrechos a los enemigos de la libertad y la democracia?
Godoy
remata indicando “La gente, el pueblo, no puede durar mucho más tiempo
recibiendo el castigo de las fuerzas armadas del gobierno; no hay un plan
realista que tome en consideración la seguridad de los venezolanos, estamos
desarmados ante un enemigo armado y la consigna sigue siendo la de
martirizarnos, eso no es razonable.”
Y
eso es correcto, no es razonable seguir dejándose matar en las calles. En buena
lógica ante la inexistencia de algún plan opositor que contemple evitar poner a
la gente como carne de cañón, sin protección y defensa alguna, la dirigencia
política debería pensar en un curso de acción diferente del sacrificio. Pero
como indicamos, ya ese control opositor de la masa en la calle desapareció. La
gente ha demostrado no importarle enfrentar a los grupos armados y ha logrado
en algunos casos neutralizarlos, linchando a los motorizados de los círculos
violentos que han salido a enfrentar las manifestaciones. La mesa de la
violencia está servida para el 19 de abril.
Pero
la pregunta original necesita ser respondida: ¿Las Fuerzas Armadas estarán del
lado de la gente para evitar que los grupos paramilitares masacren a la
población que manifiesta pacíficamente? Hasta ahora no ha sido así. No han
intervenido para proteger a la población sino todo lo contrario. En Lara los
colectivos actuaron bajo la complicidad y la protección del Comando Regional de
la GNB, CORE 4 (ver imágenes y videos en
http://notitotal.com/2017/04/12/momento-colectivos-salieron-del-comando-la-gn-barquisimeto-video/). Y de eso precisamente se trata, si habrá un
quiebre de las Fuerzas Armadas a favor de la población indefensa y la
recuperación de la democracia.
Porque
al parecer la apuesta de la gente para el cambio se basa en esa premisa. La del
desbordamiento de la protesta que haga cambiar la ecuación del poder a favor de
la libertad. ¿Es eso posible? Veamos esto con más detalle. Al ser este un tema
militar, les transcribo una opinión técnica que proviene de ese sector
publicada recientemente (ver Edgar Blanco Carrero, Empleo de la fuerza y
transición política: hacia una Venezuela Republicana
http://edgareblancocarrero.blogspot.com/2017/04/empleo-de-la-fuerza-y-transicion.html)
y de donde extraemos este párrafo muy significativo:
“En
relación con la Fuerza Armada Nacional (FAN) es conveniente mencionar la
importancia de su estructura y su conexión política una vez que se produjo la
fractura del monopolio de la fuerza al crear el cuerpo de milicias y cuerpos
armados paramilitares para la defensa del orden político. La estructuración de
la FAN en Regiones Estratégicas (REDI), Zonas Operativas (ZODI), Áreas de
Defensa (ADI) y otras de menor entidad bajo el mando directo del Comando
Estratégico Operacional a donde a su vez se encuentran las milicias y los
cuerpos armados paramilitares expresan varios aspectos a tener en
consideración: en primer lugar, la existencia de una doble estructura de
comando, una militar convencional y otra política dispuesta para que en caso de
fallar la militar funcione de manera efectiva. En segundo lugar, la naturaleza
de la estructura organizacional militar es fractal y centralizada. La
fractalidad viene dada porque la naturaleza del todo de la organización
político-militar se replica en todos los niveles de la estructura militar, la
centralidad viene dada por el hecho que puede ser dirigida de forma militar y/o
político desde el más alto nivel de decisión. ¿Qué significa ello? En caso de
invasión es altamente efectiva para mantener núcleos de resistencia aunque esta
no es la situación que pueda presentarse. Por el contrario si es para responder
a una crisis interna garantiza la reagrupación de fuerzas de una manera eficaz.
Si se tiene, por ejemplo, la ocurrencia de un escenario similar al del
11ABR2002 la dirección política puede tener un control de los grupos armados
con la finalidad de actuar de forma eficaz en caso de necesidad. Si la FAN no
es capaz de actuar de forma eficaz en una circunstancia excepcional, la milicia
y los grupos armados paramilitares pueden actuar obedeciendo al comando central
político, por sustitución, y enlazar con los otros grupos armados que operan en
la frontera del país” (subrayado nuestro).
De
arriba llegamos dos conclusiones importantes: a) que hay dos “Fuerzas Armadas”,
una militar y otra política (cosa que ya sabíamos pero que de acuerdo a esto al
parecer tienen el mismo peso específico) y que actúan coordinadamente (como en
el ejemplo del caso en Lara); y b) que de decidir la Fuerza Armada militar a
nuestro favor, que en principio sería lo que se espera a favor de la
democracia, actuaría la “fuerza armada política” para actuar sobre la militar y
sobre la población misma, enlazando con grupos irregulares que actúan en la
frontera. Esas Fuerzas Armadas militares obviamente no solamente “cambiarían de
bando”, pronunciándose en contra del régimen, sino que entrarían en un abierto
enfrentamiento armado con la otra fuerza de la cual se desconoce su extensión y
poder.
Como
se verá, esta tesis sustenta en lo militar la opinión del analista Saúl Godoy,
de que la solas Fuerzas Armadas militares parecieran no ser suficientes, en
caso de un quiebre de ellos a favor de la democracia, producto de una presión
sostenida e incontenible de la gente en la calle. Sin embargo, dadas las
circunstancias actuales, el estado de desmantelamiento de las Fuerzas Armadas a
favor de los grupos paramilitares que realizó Hugo Chávez después del 11 de
abril de 2002, es solo del conocimiento de ellos, siendo este un factor
decisivo que a la hora de la verdad moverá el fiel de la balanza en uno u otro
sentido.
Visto
así –y espero de verdad estar equivocado-, ante una situación de crisis
generalizada, los militares no se “voltearán”, ni mucho menos se enfrentarán.
Lamento el balde de agua fría pero creo que huirán hacia delante buscando una
solución de compromiso que preserve a ambas “fuerzas” –la militar y la
política-, negociando con Maduro su salida del poder por la crisis que desate
la violencia que genere el régimen el 19 de abril, pero sin cambiar la
estructura que ahora lo sostiene; y sin ese golpe de Estado “opositor” que nos
regrese la libertad que todos esperan, porque tienen mucho más que perder que
de ganar, si las cosas cambian (muchos de ellos deberían estar presos). Eso
tendría dos resultados: neutralizar la presión de la calle por la salida de
Maduro y llevar la “revolución” al siguiente nivel, pero de la mano de los
militares.
Mientras
tanto a los partidos y a la comunidad internacional se les daría la ofrenda de
unas elecciones regionales que no resolverán el problema del país pero que los
mantendrá entretenidos lo que resta del 2017, con la promesa de unas elecciones
presidenciales, con la culminación del período por parte del régimen, sin
soltar a los presos políticos ni el poder. Objetivo: llegar al 2019, ofreciendo
un caramelo irresistible: la cabeza de Maduro y las elecciones regionales que
los partidos piden. Es de señalar que la cabeza de Maduro no vale nada para el
régimen castrocomunista de La Habana desde el 10 de enero de 2017, siendo este
el mejor momento para intercambiarla por algo realmente valioso para el régimen
en medio de esta crisis: tiempo.
De
esta manera, Maduro le dirá al pueblo en la calle lo que aspira el 19 de Abril
de 2017: “Yo tampoco quiero mando”, como una vez dijo Don Vicente Emparan el 19
de Abril de 1810, y todo el mundo se irá a su casa contento creyendo que las
cosas cambiaron, pero no lo hicieron, como en el pasaje de Il Gatopardo: “Si
queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”; porque el
régimen castrocomunista cubano se habrá salido con la suya, desmantelando la
calle, al dejar sin efecto la presión por la salida de Maduro, logrando
atornillar al sistema comunista, que es al final lo que a toda costa quieren
preservar, no a Maduro en el poder. Cuando eso ocurra –o algo parecido- y antes
que todo el mundo entre en un estado de frustración colectiva, los venezolanos
tendremos que hablar seriamente de la convocatoria a una Asamblea Nacional
Constituyente Originaria, si queremos realmente cambiar las cosas en nuestro
país…
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Caracas - Venezuela
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