La verdad es que frente a ese
triunfalismo que se ve en la oposición, yo muestro un cierto escepticismo.
Claro, en el oficialismo se observa un cierto nerviosismo; como unas ciertas
ganas de huir hacia delante, a propósito del resultado, según parece de ciertas
encuestas, cuyos números no les son muy favorables; nerviosismo que se
manifiesta en expresiones como la de Maduro, cuando dice que si gana la
oposición, él encenderá las calles con las bandas armadas, mal llamadas
colectivos.
Pero esa picaresca de ellos en materia electoral la han venido afilando a lo largo de estos 16 años, hasta ser expertos en mañas: el voto arrastrado, el voto asistido, el voto del triplecedulado, y quien entra a votar, luego de que Tibisay Lucena aparece por la televisión, anunciando la prórroga del proceso; momento en que sacan al testigo de la oposición a punta de pistola, si es que ya no lo han corrido por las buenas, y entonces el triplecedulado procede a votar por el difunto, que no lo han sacado del REP, o por el abstencionista crónico, y que es donde dicen los técnicos, que saben de estas cosas, donde está la trampa.
En efecto, la mejor definición sobre la
situación, que tenemos hoy por delante, se le oyó decir a Luis Vicente León
esta semana; quien expresó que hoy en día este es un pueblo chavista arrecho.
Lo comprobé este sábado, cuando me conseguí una vecina; de esas que me porfiaba
que las obras de Chávez serían recordadas por la posteridad, y quien me dijo:
“La verdad es que estoy bien arrecha”.
Se levantó el otro día de madrugada,
para hacer la cola en el Unicasa del Centro Comercial La Casona de aquí de los
Altos Mirandinos, pero resultó que llegó demasiado tarde, le tocaron los
últimos puestos, donde ya no alcanzaron los números que reparten, para entrar,
y poder tener acceso a lo más básico de los hogares; que es donde se observa la
precariedad de la crisis que padecemos; de modo que la vecina, no sólo quedó
por fuera, sino que además perdió sus pasos; todo el trajín que eso significó.
Aparte de que días antes se había
enterado que en la urbanización La Rosaleda se iba a llevar a cabo un operativo
de venta de bolsas de comida; pero resultó que el día que instalaron el mismo
un malandro la había despojado de su teléfono: un Alcatel, que se lo había
financiado la caja de ahorro del ministerio, de donde es jubilada, y que, por
cierto todavía lo está pagando, y la amiga que le iba a participar del hecho se
cansó de llamarla y, en consecuencia, se perdió del operativa. He allí el drama
de nuestra clase media. “Yo sí estoy arrecha”.
Que es lo otro que dijo a continuación:
“Yo esta vez no voy a votar”, y así está mucha gente. Decepcionada con un
proyecto político, en el que cifró todas sus esperanzas. Entonces el imaginario
del venezolano se desató con aquel liderazgo mesiánico de Hugo Chávez, y el que
calzaba muy bien con su conciencia: era militar, golpista y profesaba el culto
a Bolívar. Yo recuerdo a un señor en un bar de Los Chaguaramos (Caracas), en
una proyección de lo que pensaba que iba a ser su gobierno, pintar a un Chávez
metomentodo: un Chávez que iba a tener que ver hasta con los programas de
educación, a los fines de enseñar a educar a este pueblo, y que es lo que
reflejaba la inmadurez política de esa sociedad, sobre todo, esa clase media
acomodaticia y cortoplacista, que fue la que lo llevó en una primera instancia
a la presidencia, y al mes de su juramentación ya andaba lamentándose de haber
perdido su voto, y de pretender ahora tumbarlo.
Ahora, ¿por qué la señora no dijo que
su voto era para el candidato de la oposición? Que es la gran tragedia de la
MUD: no logra monopolizar ese descontento, y tiene por delante dos frentes que
resolver; por un lado, el del ventajismo oficial, que incita mucho a la
abstención, y luego las artimañas de esta gente, y las que van desde las que
mencioné en un comienzo: voto arrastrado, voto asistido y voto del
triplecedulado, hasta la confusión con la tarjeta de MIN-Unidad, que la
pusieron al lado de la tarjeta de la MUD, con toda la alevosía del caso, y que
afecta, según la encuesta Varianzas, en un 7% a la tarjeta de la MUD, y que es
lo que me hace pensar que es muy peregrino plantearse un escenario de 110
diputados a favor de la oposición.
Yo diría incluso que para el
oficialismo no hay problemas con el tema de la abstención del pueblo chavista
arrecho; porque para eso tienen al triplecedulado, que va a votar por el que se
abstuvo; a pesar de que la dirigencia opositora diga que ya resolvió el problema
de los testigos; porque ya cuentan con una suficiente selección de personajes
que son capaces de dar la vida por no dejarse sacar de un centro de votación;
tomando en cuenta, además, que el oficial que ponen al frente de uno de esos
centros, como ya se ha dicho, se cree dueño del mismo, y viene con la orden de
acatar todo lo que le diga la cabeza del colectivo, que actúa en la zona, y que
es lo que habrá que analizar para la Venezuela del futuro: ¿qué hacer con el
Plan República?
No olvidemos que este fue un plan
concebido en aquella Venezuela, que atravesaba por la efervescencia de la
guerra de guerrillas, desatada por el PCV y el MIR, al comienzo de la década de
1960, de modo que los comicios del año 1963 se habían realizado bajo una fuerte
tensión, con amenazas, por parte de estos sectores, de sabotear los mismos con
la colocación de bombas en algunos de los centros de votación, y que fue lo que
motivó al establecimiento de dicho plan, y el cual bajo las presentes
circunstancias se ha convertido en una aberración, tomando en cuenta el
carácter político que ha venido adquiriendo, sobre todo, a partir del momento
en que pierde toda autoridad, al permitir que un matón entre armado a sacar a
punta de pistola al testigo de la oposición.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
Lara – Venezuela
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