«El Sector de
Terroristas del todavía vigente Gobierno Nacional Venezolano tuvo intenciones
de adquirir un arma nuclear y, de ese modo, condenarnos para siempre a la
servidumbre. El Estado Islámico (ISIS), con menos recursos financieros, ya la
posee y no se contiene para golpear tanto al Viejo como al Nuevo Mundo: ambos
fétidos de tanta arrogancia, que es lo único que una guerra exterminadora de la
Especie Menos Inhumana necesita»
La costosísima e
inútil propaganda política a favor del Totalitarismo y los deleznables gastos
(en pertrechos bélicos, por ejemplo) del ilegitimado Gobierno Venezolano han
servido sólo para: hambrearnos, socavar nuestras instalaciones hospitalarias,
centros culturales, escuelas, liceos, edificaciones públicas, industrias,
empresas, autopistas, carreteras inter-urbanas, canchas deportivas y
universidades que requieren de recursos financieros. Las armas nunca satisfarán
de educación, sabiduría, alimentos y medicinas a los habitantes de ninguna
república, cosas que sí son imprescindibles. Nadie sale a la calle en busca de
«dosis de miedo». Toda persona necesita alimentarse, educarse, divertirse o la
cura de alguna enfermedad que padezca. Irrefutablemente, nuestra forma de
existencia (que «menos inhumana») es contraria a la discordia y confrontación
sistemática. Suplica el concilio,
entendimiento, la plática.
En el curso de muchos
años, la Nación Venezolana ha visto cómo sociópatas y ladrones han
ininterrumpida y alevosamente malversado su Tesoro Público. Ha experimentado y
reflexionado sobre las penurias que son consecuencias de «actos de gobierno
forajido» para, finalmente, tomar decisiones. No tolera más a esos vándalos en
funciones de poder. Se los dice, una y millones de veces: en las calles de la
república, con su voto acusador y novísimos «representantes» ante la Asamblea
Nacional.
Los ciudadanos
venezolanos estamos hartos de esa arrogante «Casta de Malhechores» que forjó la
hoy agónica «Organización Criminal del Combustible Fósil y Prócer Impreso
Imperial»: nada distinta al «Estado Islámico» (ISIS), ello por cuanto ambas
tienen una arbitraria interpretación del «Bien» y el «Mal». La nada sana e
interesada empatía (confabulación, conspiración, urdimbre) entre ciertos
individuos con mandos forma parte de un «ceremonial macabro»: en el cual el
falso victimario señalado «imperialista» les compra combustible a sus
auto-declaradas y falaces víctimas, enemigas que luego (con mucha prisa) envían
de retorno una gran parte de esos dineros cuando consuman la adquisición de
«instrumentos letales» que no son tecnológicamente aptos para fabricar.
La Nación Venezolana
sufre una «crisis humanitaria» verdadera, inocultable, imposible de enmascarar
o maquillar mediante el empleo de enormes sumas de dólares norteamericanos en
inútil propaganda política y «aviones de guerra de origen imperial ruso». Su
«Jerarcariado» administró una fortuna tan inmensa que pudo, no dudo de sus
malévolas intenciones, adquirir una «bomba nuclear»: después utilizarla para
infundirnos mayor terror. Lo que sí ha logrado ISIS, que no tardará en
detonarla para asombrar aún más al Mundo.
Alberto
Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida
- Venezuela
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