Magistrados de un
solo uso. Los magistrados del TSJ que se vieron forzados a la jubilación son
chavistas de amplio espectro. Estaban allí porque tenían militancia roja y
estaban dispuestos a cumplir las órdenes gubernamentales en variados temas
políticos. Se asumían –independientemente de su procedencia– como revolucionarios
de esta hora y por ello sentenciaron y votaron desde esa perspectiva. Los
nuevos magistrados impuestos no son multipropósito; están allí con un solo,
único y no intercambiable plan: acabar con la Asamblea Nacional que la
oposición ha ganado clamorosamente. Su misión es singular y no es otra que,
mediante sentencias, sustituirse la representación popular que se eligió el
6-D.
Nicolás I sí sabe.
Hay quienes estiman que Maduro no comprende el drama económico y social que
vive el país y que, por esa razón, no toma las medidas que son obvias. Falso.
Él sabe todo; exactamente todo lo que pasa; y sabe lo que debería hacerse. No
hay que subestimarlo. La cuestión es que el jefe escarlata no quiere y tampoco
puede tomar las medidas. No quiere por razones ideológicas; no puede porque se
lo comen vivo sus pares. Según Dolores, mi confidente roja, Nicolás I dijo: “No
voy a hacer lo de Carlos Andrés que tomó las medidas y después lo tumbaron; a
mí que me tumben si quieren, pero me quedo con las banderas de la revolución y
no con las del neoliberalismo”.
¿Hubo fraude? La
discusión sobre el fraude electoral es un espejo de las fuerzas que se mueven
en la sociedad. Muchos hemos sostenido que el proceso electoral ha sido y es
fraudulento bajo las manos titiriteras de las damas de rojo en el CNE. Dada la
colosal victoria opositora hay demócratas que parecen estar dispuestos a
rectificar ese criterio, sobre todo cuando ahora las denuncias de fraude vienen
del oficialismo que acusa sin sonrojo a la oposición de practicarlo. La verdad
es que ni las derrotas opositoras, ni tampoco sus victorias, descartan el
fraude; no solo por lo que ocurre antes de las elecciones sino lo que acontece
en ellas, solo que esta vez –como en 2007 también– la concurrencia de políticos,
militares, ex presidentes y medios de comunicación internacionales impidió el
logro del objetivo del régimen. ¿Se han puesto a pensar que la victoria
opositora del 6-D tal vez fue aún mayor que la de 112 diputados?
Nueva tarea de la
FAN. Completar la faena del 6-D y garantizar la instalación de la Asamblea
Nacional en paz es una prueba de fuego. Deben impedir el asedio de las hordas
contra la representación popular. Veremos.
Carlos Blanco G.
@carlosblancog .
www.tiempodepalabra.com
Caracas - Venezuela
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