Mis consecuentes lectores, los
saludo con muchísimo cariño y respeto y les deseo un feliz y productivo año
2016 en unión de todos sus seres queridos. Inicio este primer articulo del año
recordando un viejo refrán Mexicano: “Jalisco nunca pierde y cuando pierde
arrebata”. Pareciera que este dicho le resulta agradable al oído de los
actuales gobernantes, ya que, después de bombardearnos por mas de 15 años con
una propaganda que aseguraba , que el sistema electoral venezolano era el mejor
del mundo, ahora nos sale con el cuento peregrino de que ha decidido cuestionar
los resultados de las elecciones del 6D.
Llegado a este punto, me pregunto
y les pregunto a ustedes ¿quien fue el que garantizó que los resultados
estarían blindados? ¿Quien obstinó hasta el cansancio para que se firmara un
compromiso de aceptación de los resultados? ¿Quien controla todos los espacios
electorales, incluyendo la mayoría de los rectores del CNE? Resulta risible que
el sistema electoral mayoritario que ellos diseñaron para garantizarse la
mayoría perpetua ahora se haya vuelto en contra de quien lo implantó y que cual
moderna guillotina, haya sellado la derrota de quien lo cobijó en su vientre.
Hasta el Parlatino y el Parlasur quedaran bajo el control de la oposición a
cuenta de las torpezas cometidas por el gobierno.
No fueron suficientes las
argucias inventadas por el organismo electoral para garantizar el triunfo de
los mandamases. Se quedaron en el camino los Gerrymandering; las cirugías de
los circuitos; la imposición de cuotas de genero; los intentos de volver al
sistema electoral de representación proporcional de las minorías; los votos
asistidos en las poblaciones rurales; la regaladera de taxis y
electrodomésticos; las amenazas de despido o de revocatoria de contratos ¡todo
se derrumbó! Ahora solo les queda cantar entre sollozos: todo pasado siempre
fue mejor.
Si este fuera un gobierno
democrático nada hubiera pasado. Las elecciones del 6D solo serían un episodio
más de la historia republicana de un país. Como decía Rudyard Kipling:
“aprendiendo a tratar el éxito y el fracaso con la misma indiferencia, estarás
preparado para vivir una vida plena, hijo mío”. Pues parece que este no es el
caso de los autodenominados revolucionarios, quienes ahora parecen encaminarse
a derrochar el poco capital político que les queda, intentando desconocer la
voluntad popular expresada en su contra.
Desde mi espacio me atrevo a
sugerirles que se miren en el espejo de Daniel Ortega, quien derrotado en una
elección por Violeta Chamarro, entendió que esa perdida no era el fin de su
carrera política
Noel Alvarez
noelalvarez14@gmail.com
“Gente” Generación Independiente
@alvareznv
@beanavas
Caracas - Venezuela
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