En dos momentos históricos diciembre ha sido un mes
alumbrador de esperanza para la sociedad venezolana. Primero, en 1935, cuando
muere Juan Vicente Gómez luego de 27 años de tiranía; ahora, 80 años después,
cuando la democracia conquista electoralmente el poder legislativo y rompe la
hegemonía totalitaria de los poderes públicos.
El primer diciembre alentó la
reacción de una sociedad, hasta entonces aletargada, con inéditas y valientes
acciones de protesta. Un periodo de
histórica agitación social que Manuel Caballero describió como: "¡La calle
pide la palabra!". De aquellas acciones, la más significativa, desafiando
la represión aún imperante, fue la marcha a Miraflores de más de 30 mil
caraqueños, encabezados por el rector de la Universidad Central de Venezuela
Francisco Antonio Risquez y por el bachiller Jóvito Villalba, llevando un
pliego reivindicativo de libertades políticas y derechos sociales. Recibidos
por el Presidente Eleazar López Contreras, éste plasmó aquellas solicitudes en
su famoso "Programa de Abril de 1936", una pieza fundacional de la
institucionalidad democrática en el país. Fue una conquista de venezolanos que
arriesgaron sus vidas para impedir la continuidad del despotismo.
Hoy, luego del nuevo diciembre histórico, los
venezolanos enfrentamos un desafío comparable en importancia al de nuestros
ancestros en 1936. Se presagia que la calle nuevamente será protagonista. El
régimen urde trampas para desconocer a la nueva mayoría legislativa. El actual
poder es malandro (¡además, malandro asustado!), no conoce de temperancia como aquella
demostrada por López Contreras. Para enfrentarlo será necesario conjugar la
firmeza y sensatez de la dirección política de la oposición con el resuelto
apoyo de los ciudadanos. También, con una actitud institucional de la Fuerza
Armada. De ese modo, los venezolanos de nuevo sabremos convertir esperanzas en
expectativas y expectativas en realidades.
Ramon Peña
ramonpen@gmail.com
@ramonadrian42
Caracas – Venezuela
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