«Al final del Año
Viejo 2015 hubo un parto fétido que se muestra odorífico y novísimo, pero que
no es cosa diferente a una pútrida y nada Suprema Corte de eso que llamamos
Justicia Mercenaria. De ultrajes se cansan hasta quienes son, por paga, sus
cooperadores o cómplices. Vindicta mediante, entre abusadores y violados las
reparaciones siempre serán indetenibles»
No hay nada «inconcebible» cometer para un régimen
universalmente tenido entre los peores del Mundo. Nació de un «cortocircuito» o
«maquillado perdón de cómplice» (sobreseimiento) que, pronto, colocaría frente
al «Parque de Armas» y «Tesorería Nacional de la República de Venezuela» a una
escoria de cañería. Ninguna persona con mínima lucidez ignora cómo obran esos
sujetos: sus nada ocultas y malas intenciones, sus hábitos y costumbres. El
parto del régimen ultrajador (hoy en patética agonía) tuvo, oficialmente, fecha
y lugar. Pero, la muerte de su capitán no dejó «Acta de Difunto» ni tampoco se
conoce el de «nacimiento» de quien sería sucesor de sus abominaciones. Los ciudadanos
venezolanos no sabemos quiénes son, en realidad, esos agavillados apropiadores
indebidos de la patria que afirman ser «descendientes directos sin grado de
consanguineidad».
Tras la impactante derrota sin violencia que los
violadores de la Nación Venezolana experimentaron el memorable 6D2015,
compadeceré pero animaré con escrituras a quienes sean encargados de «sustanciar el voluminoso expediente» a la
opulenta y forajida casta devastadora de nuestro país (son casi
incuantificables los delitos que ha cometido y, agónica, pretende continuar
haciéndolo)
Cierto que ahora la casta forajida arroga,
malcriada, proseguir con sus desmanes luego de haber parido una «Fétida y
Suprema Corte» de postrimerías: un bodrio de timadores cuya misión será
intentar eso que ya se difunde bajo el nombre de «Golpe de Estado Judicial».
Años atrás, la férula había logrado consumar un «Golpe de Estado Legislativo»
mediante el abuso de autoridad, desacato a todos los preceptos constitucionales
relacionados con las actividades parlamentarias y la agitación alevosa de sus
grupos de «inadaptados civiles con armas» (ilegítima gusanera apertrechada por
ellos) Los «de marras» que, al cabo de casi dos décadas y a la manera de los
mafiosos, «ajustan cuentas» con sectores
corrompidos de las Fuerzas Armadas Venezolanas. Entre acreditados con uniformes
y los que el gobierno ha utilizado para «trabajos sucios» (matar opositores u
oficialistas incómodos, disparar contra marchas de protestas pacíficas,
secuestrar, robar o aporrear)
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
Merida - Venezuela
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