Venezuela es un país subdesarrollado debido a que
más de la mitad de su población es pobre, y es pobre, porque nuestros
conquistadores, mediante la paternidad irresponsable forjaron esa clase
marginal desvalida y abandonada que ha perdurado hasta hoy día y que constituye
la principal causa de nuestra desgracia social. De modo que los yanquis, el
capitalismo o los ricos no tuvieron que ver en el asunto, simplemente porque no
existían para entonces.
Con el inicio de la democracia se comenzó la toma
de conciencia oficial sobre la pobreza, pero también se descubrió que comprar a
esta mayoría de la población aseguraba el voto. De esa manera se
institucionalizó el populismo inoperante que con su pan y circo hace más
llevadero el abandono pero que equivale a repartir sin producir ni progresar.
Y de repente, llegó Chávez, el mago del populismo,
quien con la limosna llamada misiones,
compró a un pueblo hambreado. No les exigió muchos cambios ni esfuerzos, no
fuera que salieran de su estatus de la pobreza y se perdieran en el mundo de
las oportunidades y el progreso de la “oligarquía”.
Sólo 8.4 por ciento de los marginados se beneficiaron de las misiones, el resto fue para los enchufados, vagos y vividores del Estado. Y con tanta plata repartida, ocurrió lo que siempre ocurre en estos países atrasados, el gigantesco gasto social, por su carácter populista, electorero y proselitista, lo que acarreó fue más pobreza. Si antes tenía un rancho y dos queridas, ahora tiene tres ranchos y ocho queridas
En todo programa económico debe prevalecer el
hombre. Si predomina el Estado (comunismo) o el dinero (capitalismo salvaje) el
sistema no funciona. Sin embargo, distribuir las riquezas de manera
discrecional y exclusivamente a base de las necesidades humanas sin esperar un
retorno tampoco resulta.
La nueva asamblea tiene que revisar cuidadosamente
el gasto social, el costo político que implica un cambio y evitar la tentación
del populismo destructor. Lo que se necesita es una campaña de concienciación
de las verdaderas causas de la pobreza. Explicar que con un mínimo de esfuerzo,
trabajo, disciplina y orden, se puede salir de la indigencia. Que existe otro
mundo feliz fácilmente asequible a todos. Que oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia
Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
Zulia - Venezuela
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