El Foro Económico
Mundial en Davos, la semana pasada, me dio la oportunidad de reflexionar sobre
América Latina, su situación y las lecciones que debemos extraer de la
experiencia reciente de la región.
Por Ricardo
Hausmann (Facebook) Traducción libre del
inglés por lapatilla.com
Me pidieron que
moderara un grupo de ministros de la región. Argentina estuvo representada por
mi amigo, colega y co-Autor Federico Sturzenegger, recientemente nombrado
presidente del Banco Central de Argentina. Brasil fue representado por el
recientemente nombrado ministro de finanzas, Nelson Barbosa. Chile, Colombia y
el Perú estaban representados por mis viejos amigos, los ministros de Hacienda
Rodrigo Valdés, Mauricio Cárdenas y Alonso Segura. Una razón por la que conozco
a esta gente tan bien es que todos ellos tienen un doctorado en economía por
las mejores universidades: dos del MIT (Sturzenegger Y Valdés), Berkeley
(Cardenas), Penn (Segura) y la New School (Barbosa). Eso significa que los
conozco desde el momento en que estaban todos de académicos.
La sesión fue sobre
la resiliencia económica a la luz de los acontecimientos actuales. Todos los
países se han visto gravemente afectados por la caída de sus precios de
exportación. El cobre (importante para Chile y Perú) se redujo en un 55 % desde
2011., el mineral de hierro (Brasil) se redujo a 1/5 de su pico en 2011. La
soya (Argentina y Brasil) se encuentran en la mitad de sus precios de 2012 y
los precios del petróleo (en Colombia y en mi propio país, Venezuela) se ha
reducido a menos de 1/3 de sus precios en 2013.
Curiosamente, Chile,
Colombia y Perú, todos, han mantenido un crecimiento positivo de entre 2 y 3
por ciento, no tan rápido como durante su período anterior, pero una notable
actuación dada la magnitud de la conmoción.
¿Cómo logran esto?
Parte de esto fue por la prudencia con la que manejaron el boom: todos ellos
redujeron su deuda / PIB y mejoraron sus calificaciones crediticias. Chile
reconocida por guardar dinero en su fondo de cobre y que cuenta con
instituciones presupuestarias capaces de lidiar con los auges y caídas de los
precios del commodity. Sin embargo, se vio obligado a aplicar una política
fiscal más restrictiva en el descenso, aunque menos de lo que, en caso
contrario, habría requerido.
El Perú ha sido mucho
más resilente de lo que se esperaba que fuera, dada la importancia no sólo de
las exportaciones mineras, sino también de las inversiones mineras, que ahora
se están reduciendo drásticamente. Ha sido capaz de utilizar el estímulo fiscal
para atenuar el impacto, manteniendo al mismo tiempo los déficit fiscal y
externo a niveles modestos.
Colombia ha sido
capaz de seguir creciendo a pesar de que ha tenido que hacer un ajuste fiscal
más fuerte que los demás. El impuesto de contribución de la industria del
petróleo este año será cero y para mantener el déficit dentro de la regla
fiscal, el gobierno ha tenido que apretar. El crecimiento será estimulado por
importantes inversiones en infraestructura que será ejecutado a través de
asociaciones público-privadas y por la continuación de la construcción de
viviendas privadas, con algunos incentivos públicos. Sin embargo, el déficit en
cuenta corriente sigue siendo muy amplio. A pesar de sus muchos acuerdos
comerciales, las exportaciones no petroleras aún no han respondido, lo que
sugiere que más análisis debe ser dedicado a esta cuestión. Parte del problema
es que los dos grandes vecinos y mercados naturales de Colombia (Ecuador y
especialmente Venezuela) han implosionado.
Los tres países se
han beneficiado de su régimen monetario: flotando junto a los objetivos de
inflación: han permitido que sus divisas se deprecien mucho (~ 30 -%), elevando
las tasas de interés con muy pequeños efectos inflacionarios. Esto también ha
amortiguado las exportaciones de la disminución de su precio en dólares. En
resumen, nada mal habida cuenta de los tiempos difíciles. Todos necesitan hacer
más para estimular la base de los recursos no relacionados con las
exportaciones con las políticas de desarrollo productivo que aún tienen que desplegar
plenamente.
En el otro extremo,
el Brasil está en un lugar muy vulnerable. En un círculo vicioso de bajo
crecimiento, mayores déficits fiscales (debido a la baja de crecimiento), las
tasas de interés más altas (debido al gran déficit fiscal), que conduce a un
menor crecimiento y mayor déficit fiscal (debido al aumento de las tasas de
interés y el servicio de la deuda). Las tasas de los impuestos sobre los
ingresos y se encuentran en niveles récord para un país en desarrollo en el
sentido de que nuevos aumentos de impuestos puede no ser la mejor solución a
largo plazo, aunque el gobierno está tratando de traer de vuelta el impuesto
sobre las transacciones financieras. El Gobierno ha estado cortando gastos
discrecionales, pero gastos por mandato constitucional o por leyes, hacen que
los gastos totales se vayan para arriba, por lo que es muy difícil para el
gobierno frenar el déficit sin cambios jurídicos. Pero aquí, la debilidad
política de Dilma hace que la situación sea mucho más difícil, ya que es poco
probable que pueda reunir el apoyo necesario para aprobar nuevas leyes. Barbosa
argumentó que ésta sería la primera vez desde la década de 1930 que el país
sufre de años de crecimiento negativo, de cada uno de ellos entre el 3 y el 4 %
de caída y que ello podría obligar a los políticos a cooperar. ¿Cómo entró en
Brasil en esta situación? Desperdiciando su capital político y el del boom de
precios de los productos básicos en una espiral de gasto público que no abordó
los problemas del país. Ahora se ve forzada a ejecutar un ajuste contractivo
procíclico.
La Argentina ya ha
visto 4 años de no crecimiento y el FMI le proyecta un crecimiento negativo
para el 2016. Pero Federico Sturzenegger piensa que la unificación del tipo de
cambio y la eliminación de los controles -tipo chavistas- sobre la economía va
a lograr que los capitales vuelvan y que crezca la inversión. Ciertamente, hubo
mucha emoción en Davos sobre las nuevas posibilidades en la Argentina.
Como venezolano,
todas estas actuaciones son mucho mejores que lo que se espera para mi país en
2016, donde el colapso económico y una crisis humanitaria siguen siendo el
escenario básico.
¿Qué lecciones
podemos extraer de todo esto? Lo que está claro es que cierta izquierda
latinoamericana antimercado que parecía atractiva durante el boom lo que ha
legado es un desastre. Los Kirchner, Lula-Dilma y Chávez parecieron no sólo
políticamente sino también económicamente acertados por un largo tiempo.
Crecieron más de sus predecesores y su mejor actuación era descrita como
causada por su ideología superior y sus preocupaciones sociales. En la década
de 1990 todo fue causado por la llegada de una mala ideología: el
neoliberalismo.
En realidad, sus
predecesores habían tenido que lidiar con un entorno que era tan duro o más que
el presente y tenían que tomar decisiones difíciles. Ahora sabemos que los
Kirchner, Lula-Dilma y Chávez solo estaban desperdiciando un boom y legando un
desastre que requerirá también de decisiones difíciles. El enfoque adoptado por
Chile, Colombia y el Perú se ve ahora, en retrospectiva, como lo más progresivo
y socialmente responsable que se debe hacer. Todos podemos aprender de estas
experiencias.
Ricardo Hausmann
Ricardo.hausmann@gmail.com
@ricardo_hausman
Washington, Estados
Unidos
http://www.lapatilla.com/site/2016/01/25/ricardo-hausmann-para-venezuela-el-colapso-economico-y-una-crisis-humanitaria-son-el-escenario-basico/
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