Un argumento que los
políticos del PP repitieron en 2015, y con especial insistencia en tiempo de
elecciones, es que como los ingresos tributarios han subido, ahora sí se puede
bajar los impuestos. Antes, en cambio, no se podía. Y el ministro Montoro
añadió:
Si todos pagásemos
los impuestos que tenemos que pagar, se podrían bajar más rápidamente.
Esto es absurdo, porque
bajar los impuestos, independientemente de que se deba hacer o no, lo que
dependerá del liberalismo de las autoridades, es algo que siempre se puede
hacer, y más aún si el partido en el Gobierno cuenta con mayoría absoluta en el
Parlamento.
Es decir, cuando los
políticos del PP subieron los impuestos, lo hicieron porque les pareció que a
ellos mismos les convenía más hacerlo que no hacerlo, porque no hacerlo, dada
la situación del déficit público por la caída de la recaudación, les habría
obligado a reducir realmente de manera muy apreciable el gasto público. Y eso,
de lo que les acusan sus enemigos sin razón alguna, es algo a lo que no estaban
dispuestos: querían mantener el gasto, y por tanto se lanzaron al saqueo del
contribuyente, en ese momento y para el futuro, puesto que irresponsablemente
hipertrofiaron la deuda pública llevándola hasta el 100% del PIB.
Esa política fue un
desastre, no sólo por la violación de la libertad de los ciudadanos, sino
porque profundizó la recesión, castigó todavía más a los españoles y dificultó
los esfuerzos de éstos para reajustarse y preparar a la economía para la
recuperación. Pero incluso los partidarios del PP, incluso los que creen que su
política fue buena, incluso ellos deberán reconocer que cuando el PP subió los
impuestos no fue porque no podía hacer otra cosa, sino porque eligió esa
alternativa.
Lo mismo sucedió
cuando Rajoy anunció que iba a bajar los impuestos: no fue porque no podía
hacer otra cosa, sino porque le convenía políticamente, porque la recuperación
aumentaba la recaudación y le permitía mantener o incluso aumentar el gasto
público. Otra vez, fue una opción, y la escogió pensando en sus intereses
políticos.
Lo del ministro
Montoro es la típica maniobra antiliberal de desvincular al poder de cualquier
responsabilidad y trasladarla a sus víctimas, asumiendo que si no bajan más los
impuestos no es porque el poder no lo desee sino por culpa de unos indeseables
cuyos bienes el poder aún no ha podido usurpar en grado suficiente.
Carlos Rodguez Braun
carlosrbraun@gmail.com
@rodriguezbraun
España y Argentina
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