Abrir un periódico en Venezuela se convierte en un
destornillado, irascible y desconcertante acercamiento a un sinnúmero de
contradicciones ganadas a pulso; con la desenvoltura del descaro convertida en
ley y el alboroto de un Gobierno sin la menor idea de cómo desenredar la madeja
económica que atosiga hasta al más desentendido ciudadano del país.
El plan presentado como decreto de emergencia
económica es a todas luces una burla a las angustias y padecimientos diarios,
cuya única intención es aparentar tener una solución de laboratorio y sólo
seguir acentuando este desquicio con gastadas parafernalias políticas.
No conforme con todos los destrozos generados a la
nación, ahora los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia -con una
totalidad de miembros provenientes del séquito socialista del Gobierno- , le
dan validez a un decreto que sólo puede tener vigencia si cuenta con la venia
de los poderes legislativo y judicial.
Con ese exceso de autoridad tan desmedido, estos
silvestre magistrados incurrieron en graves e inexcusables faltas al desconocer
la autoridad de la AN, pudiendo acarrear a la postre con su destitución.
Este dislocado desespero gubernamental por accionar
el tan mentado decreto, pareciera erigirse como una solución de calendario,
para ganar tiempo e idear algún artificio de opinión pública. No terminan de
comprender que cuando a la gente el hambre le toca a la puerta, ya no comen con
historias de ciencia ficción ni con frases gastadas sobre justicia para el
pueblo.
Lo más peculiar de esta tragicomedia ideada en las
mentes obtusas de este comunismo a destiempo, resulta la propuesta de políticas
de exportación, cuando lo producido para el consumo interno no alcanza, el
número de empresarios ha menguado y dependemos sobremanera de los comestibles
importados.
Ante tanta dilación y desinterés real en apuntalar
el aparato productivo nacional, debe reconocerse que en otros ámbitos podría
afirmarse que somos un país exportador. Con sólo hurgar en los noticieros del
orbe, observamos de forma ominosa cómo llevamos a otras latitudes el tan
despreciado virus del Zika. Ya le hemos otorgado a China, Perú y Argentina sus
primeros pacientes con este mal, con un resonante escándalo sanitario que ha
puesto hasta en vilo la realización de las Olimpíadas de Brasil por tener esa nación
un número cuantioso de casos.
Mientras la
Organización Mundial de la Salud emite una alerta epidemiológica y una
emergencia global, para el venezolano común el hablar del Zika es como una
gripe de una semana, curada con remedios caseros y soluciones de la abuela,
pues la consecución de analgésicos en las farmacias es una tarea imposible.
Para muchos especialistas el número de ciudadanos
en el país que han contraído este peculiar mal en los últimos meses sobrepasa
los 200 mil, siendo de preocupante interés las mujeres embarazas con peligro de
nacer el infante con microcefalia o el hecho de mutarse posteriormente en un
Guillain-Barré.
Recientemente la AN declaró “crisis humanitaria de
salud” por la grave escasez de medicamentos, insumos médicos y deterioro de la
infraestructura sanitaria, con una desestimada posición del Gobierno sobre el
tema y una población anhelante de soluciones.
Por ahora lo más alarmante de nuestras
exportaciones, estriba en el talento humano ido a otros territorios del mundo,
el cual será requerido en el futuro para la reconstrucción nacional.
José Luis Zambrano
Padauy
zambranopadauy@gmail.com
@Joseluis5571
Zulia - Venezuela
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