Desde hace diecisiete
años Venezuela ha sido convertida en una carnicería en lo político, en lo
social y en lo económico porque quienes se disfrazaron de mesías para llegar al
poder están convencidos que lo que éticamente bueno para darle calidad de vida
a un pueblo está reñido con lo convenientemente personal y partidista, para la
camarilla de hampones que usurpan el poder el poder en el país lo conveniente
es mantenerse en él a cualquier costo.
La lucha para
conservarlo y por alcanzarlo tiene al país en medio de una batalla de
negociaciones bajo la mesa mientras los venezolanos son víctimas de lo que de
ellas resulten porque para quienes tienen llenos los estómagos y los
medicamentos le son accesibles el tiempo no es una variable importante.
De nada sirven las
leyes si no hay instituciones que las apliquen, de poco sirven funcionarios electos, en quienes se deposita la confianza y la
angustia de un pueblo, si estos no sienten en carne propia la realidad que
viven en las calles que patean a diario quienes están esperando que actúen
teniendo como prioridad sus angustias, sus necesidades y no sus aspiraciones
personales.
Los dictadores tienen
claros sus proyectos y en ellos no está el bienestar social, cuando los ven en peligro sacrifican al
estado, por esa razón los venezolanos debemos entender que un país en crisis no
necesita héroes que lo rescaten, necesita hombres y mujeres que luchen sin
miedo para alcanzar el proyecto del que está siendo despojada la sociedad venezolana, la libertad.
Además de la lucha
que se libra entre poderes, en Venezuela se libra una entre la libertad y el
miedo, la libertad se está perdiendo ante el miedo que paraliza y que en
oportunidades es interpretado como apatía, indolencia o desinterés, el miedo es
una sensación de angustia ante la presencia de un peligro y la forma de
reaccionar es huir, paralizarse o enfrentarlo
eso dependerá de los recursos que tenga a quien se le presente la
situación.
Los venezolanos
debemos elegir enfrentarlo porque la situación que se nos presenta es la
perdida de la libertad y para evitarlo tenemos como recurso que somos una
mayoría humillada por una camarilla de rateros
y para hacerles frente no necesitamos un profeta.
Coronel Antonio
Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@AntonioSemprun
Caracas - Venezuela
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