La retórica del gobierno no varía en su contenido. De
tanto en tanto vuelve sobre lo mismo, argumentos circulares, el perro que busca
morderse la cola. Todo en la búsqueda de justificar un estado de cosas como que
si durante casi dos décadas el que hoy gobierna hubiese estado en la acera de
enfrente. Así anda Maduro, a milímetros de echarle la culpa a Chávez, lo que
obviamente es verdad.
Unos cuantos años atrás el “gigante eterno” ante el
fracaso que ya observaba su intento revolucionario pretendió buscar nuevos
bríos haciendo más uso del espectáculo de la frase que de sus consecuencias;
las tres erres, revisión, rectificación y reimpulso, que suponían un cambio significativo de calidad
del gobierno. Nada de nada, ni ésta, tampoco aquella y mucho menos la última.
Maduro no crea, no tiene como, no sabe, nadie le dice,
por lo que se conforma con la copia o como suelen decir ahora copy and paste,
anglicismo que mejor ha aprendido el presidente.
Insistir en que Maduro no ha entendido la complejidad de
la crisis heredada y ahora profundizada, es un lugar común. Por eso vuelve a
las recetas; con fanfarrias le anuncia al país una serie de motores para salir
de la crisis, nadie sabe cuándo pero es su objetivo. Chávez al salir reelecto
anunció cinco motores para “avanzar hacia la implementación del sistema
transitorio del Socialismo del SXXI”, escribieron en aporrea.org. Maduro, más
audaz, mucho más revolucionario e intrépido se lanza cerca de 14 motores que
nos llevaría al Socialismo de un siglo muy lejano pero que de pronto, por culpa
de un niño, el Niño, coloca la llave de los motores en off. Vacaciones, más
vacaciones. “¡Bochinche, bochinche! ¡Esta gente no sabe hacer sino bochinche!”
dijo Miranda la madrugada del 31 de junio de 1812 antes de que Bolívar lo
entregara a los realistas. Así, Maduro, ha decretado una gran chivera de
motores y demás piezas que quedaran para el recuerdo.
La nueva gesta épica que anuncia Maduro es mucho más
sugerente: “Tenemos que hacer una renovación total de la política de la
revolución.” Acusa recibo de sus circunstancias señalando, sin darse cuenta
obviamente, que Chávez fue líder porque disponía de un barril de petróleo a 100
dólares mientras que ahora los intentos revolucionarios hay que adelantarlos
con 70 dólares menos.
Esta nueva política, si acaso lo es, no es fácil saber si
Maduro diseña políticas, está destinada a superar las capacidades de los
adversarios para que los que detentan el poder impongan su modelo, fracasado
pero su modelo, y ejercer una hegemonía total sobre la sociedad.
La preocupación de Maduro no es la crisis en la que ha
sumido al país, es el aseguramiento del poder. El poder, su mantenimiento, su
expansión y su usufructo es la razón existencial de la política del gobierno.
El desafío de las fuerzas democráticas es impedir las
pretensiones hegemónicas del chavo-madurismo aumentando su influencia nacional
y regional, además de ofrecer una alternativa programática que conduzca a la
nación por los senderos del progreso.
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
Caracas - Venezuela
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