DERROTA CONTRA GUSTAVO PETRO
La gran mayoría de los colombianos no son taurinos, por lo cual la
tauromaquia es una actividad de una minoría cultural, pero que es reconocida por la UNESCO; además
siendo el toreo una actividad laboral protegida como las demás, por la
constitución política del Estado de acuerdo al artículo 26, se deben de tener
en cuenta los convenios de la OIT sobre
el derecho al trabajo, aspecto importante que fue ignorado por Gustavo
Petro, cuando se encontraba al frente de la alcaldía de Bogotá, cerrando la
plaza de toros la Santamaría, a mediados de 2012.
Sin embargo la Corte
Constitucional en sentencia T-296/13 conocida el 2 de septiembre de
2014, y que fue ratificada en sala plena el 4 de febrero de 2015, definió con
toda claridad el destino del coso para actividades taurinas al amparo de la ley
916 de 2004 o reglamento taurino, por lo cual la reapertura de la Santamaría el
22 de enero del presente año, después de unos trabajos de reforzamiento, hay que considerarla como una derrota
política, social y cultual en contra de Petro, quien por su autoritarismo no
supo concertar con los sindicatos de la tauromaquia, queriendo acabar con esa actividad en la capital, a la brava.
El cierre de la plaza de toros dejó sin
empleo a cientos de trabajadores
directos e indirectos por 4 años, quienes podrían reclamarle al Estado una indemnización como lo afirmó la
Honorable Corte Constitucional, al declarar
en la sentencia la existencia de un daño consumado en relación con la temporada taurina, demostrándose una
vez más la postura chambona de Petro para manejar un conflicto laboral,
trayéndole problemas insoslayables a la administración pública.
Desde comienzos de agosto de 2014 hasta el mes de noviembre del mismo
año, varios novilleros realizaron al frente de la Santamaría una huelga que
duró 117 días, para buscar la reapertura de la plaza, curiosamente en esa
ocasión, Petro antes de conocerse la sentencia de la Corte Constitucional en
plena huelga taurina, dijo que si el
fallo le era desfavorable renunciaría a
la alcaldía, pero no cumplió, lo cual demuestra su demagogia en grado
sumo, amén de convertir un asunto que no
era prioritario para la administración de Bogotá, en una especie de “madre de
todas las batallas”, pero fue derrotado por la minoría taurina, y eso se debe
tener en cuenta para la contienda electoral de 2018, ya que la terquedad y las
obsesiones, ontológicamente no pueden
acompañar a quien aspire a ser gobernante.
El actual alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa a regañadientes a tenido que permitir la
reapertura de la Santamaría, acatando el fallo de la Corte Constitucional, sin
embargo está promoviendo un proyecto de ley, presentado el año pasado por el
senador Carlos Fernando Galán, que busca proteger a los toros contra el
maltrato, además de que las
ciudades puedan prohibir la fiesta brava a través de acuerdos de los
concejos municipales. Como sabemos las leyes se
deshacen como se hacen, pero fundamentalmente para el caso de la
tauromaquia antes de tomar medidas
jurídicas apresuradas hay que mirar el aspecto laboral, teniendo en
cuenta también el bloque de constitucionalidad sobre las minorías culturales,
reconocidas por la UNESCO en sus convenciones.
Gustavo Petro que en la actualidad maneja un discurso
ambientalista, se le olvida en su
monserga, que para prevenir el desastre ecológico por el calentamiento global
de los gases de efecto invernadero, hay que replantear los conceptos de Estado,
gobierno y fronteras, pues él, como aspirante presidencial, debe saber que el
“placer de mandar” del que habló
Rousseau, tiene que ser replanteado, porque ya no se trata de sentirse
superior a los demás cuando se está en el manejo de la cosa pública,
desconociéndoles sus derechos como le ocurrió al exalcalde con la minoría
taurina, sino que la tolerancia y el dialogo social son los ejes fundamentales
de la convivencia humana, entonces para
promover una causa justa sea universal, como la defender la vida en el planeta
ante la hecatombe ambiental, o respetar el derecho al trabajo de una minoría,
siempre debe estar acompañada de la
comprensión y la sinceridad, cualidades de las que ha carecido el antiguo
burgomaestre.
Hay que hacerle un reconocimiento por el rescate del derecho al trabajo,
al sindicato de los toreros UNDETOC, quien ha
liderado las protestas en estos años del cierre de la Santamaría,
contando con la solidaridad de la federación sindical UTRECOL(unión de
trabajadores colombianos del espectáculo y la comunicación) y la central obrera CGT, ya que el trabajo
como derecho fundamental no se puede perder por los caprichos de un mandatario.
Con el tiempo sabremos qué ocurrirá con la fiesta brava, pero la mesura es la
mejor consejera frente a un tema que
divide.
Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Sindicatos
Colombia
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