NI LO UNO NI LO OTRO SINO TODO LO CONTRARIO
Una vez un hombre de negocios
importante me pregunto, ¿eres un
perro, o un automóvil?
Como la respuesta era tan evidente, mi curiosidad de inmediato se
inclinó más por encontrar las razones del porque alguien con status social por
encima de la media tuviera razones para obrar de tal manera.
Ambos sabíamos, que los dos no éramos objeto ni animal.
¿Sarcasmo; ironía; resentimiento; las tres al mismo tiempo?
En el mundo de la subjetividad todo es posible. Sobre todo por aquello de
que cada cabeza es un mundo.
Evidentemente, él estaba resollando por la herida. Es decir, quejándose
figurativamente, allá en lo más recóndito de la suya subjetividad, por algo que
según su leal saber y entender, había sido un acto de injusticia. Vaya usted a
saber.
No cabía otra explicación.
Y entonces, como un rayo de
luz, vino a mi mente aquel adagio o
frase memorable de Mahatma Gandhi, que
suelo utilizar como encabezado en algunos artículos de opinión, sobre la
generalidad de la gente ignorante que se ofende y quiere castigarte porque
dices la verdad.
El sol no suele taparse con un dedo y los caminos de la vida terminan
siempre cuando esta se extingue. Lo que no se borra, son los actos que cada quien labra para bien
o para mal en el camino andado. Y por
muy grande que pueda ser el número inventario de las acciones buenas, un solo
acto de vileza, pueda dañar y opacar
para siempre, la hoja de vida de
cualquier mortal.
Nadie es perfecto. Ni siquiera yo. Y parodiando al poeta escribo, “yo
voy hacia mi propio nivel, y estoy tranquilo, cuando renuncie a todo, seré mi
propio dueño”.
Buenas noches.
Nota bene: Háganse el cargo, de que es un cuento breve.
Lorenzo Garcia Tamayo
lorenzogarciatamayo@hotmail.com
lorenzogarciatamayo@gmail.com
@lorenzogarciata
Nueva Esparta - Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario