jueves, 26 de enero de 2017

LUIS MANUEL AGUANA, MI DELIRIO SOBRE EL 23

AHORA NO HAY VISIÓN MIOPE DE LA REALIDAD

Hace muchos años aprendí una máxima que siempre aplico cuando siento que las cosas no están en el sitio donde debieran: “Cuando tengas dudas regresa a los principios”. Intentaré hacer eso de nuevo. Recordar la fecha del 23 de Enero para los venezolanos se ha convertido en un símbolo de la democracia, de reafirmación civil del derrocamiento de una dictadura militar para imponer el poder del imperio de la ley y la Constitución, sobre el militarismo. Creo que ese principio fue inoculado a todos los venezolanos, año tras año, después de 1958 por quienes resultaron vencedores de esa gesta. Nadie puede objetar ese “deber ser”.

Sin embargo, como sabemos, lo que termina siendo “la verdad” la escriben los vencedores, y el “es” resulta ser una cosa muy diferente. Nada de lo que ocurrió el 23 de Enero de 1958 paso por generación espontánea. Paso porque hubo venezolanos que se organizaron a lo interno de las Fuerzas Armadas desde 1954 y elaboraron un plan militar –que no civil- que debía ponerse en práctica el 6 de enero de 1958 y se adelanto para el 1ro de Enero por detenciones del régimen.

De un testimonio en vida del desaparecido Cnel. (Ej) Hugo Trejo, tomamos lo siguiente: “Esto quiere decir que para el 1ro de enero (de 1958), todo ese trabajo que empezó en julio de 1954, que se inició materialmente en enero de 1957 había logrado la coordinación, la incorporación, el compromiso de todas las Fuerzas Armadas venezolanas, Ejercito, Fuerzas Navales, Fuerzas Aéreas, y Fuerzas Armadas de Cooperación, para la acción que habría de iniciarse el 1ro de Enero…” (Testimonio de Hugo Trejo, en http://www.fundacionjoseguillermocarrillo.com/sitio/audio/trejo/000-2-VEN-HT-0215-01-1228.mp3).

Pero de allí también extraemos algo que considero muy importante: “Indiscutiblemente, no éramos revolucionarios, teníamos una gran dosis de romanticismo, teníamos una visión miope de la realidad, solamente aspirábamos a restituirle al pueblo su dignidad y su libertad; a restituirle al país el sistema democrático, no había esa concepción renovadora de cambio porque no éramos políticos. Una vez más los políticos llegarían a aprovechar nuestra acción militar para usurparse nuevamente el esfuerzo nuestro enmarcado en un nuevo rumbo a Venezuela…”  (resaltado nuestro).

El decir “no éramos políticos” es muy significativo, aunque el Cnel. Trejo y el grupo de oficiales mencionados por el en su testimonio pretendían una Junta Militar para deponer al régimen, dejando entrever que luego los políticos se aprovecharon de su esfuerzo militar para imponer “un nuevo rumbo a Venezuela”. De acuerdo a su testimonio ellos, los militares,  aspiraban también “restituirle al país el sistema democrático”,  solo que Pérez Jiménez abortó esa conspiración encerrándolo a el y a todos los oficiales involucrados en ese alzamiento.

¿Por qué Hugo Trejo y el resto de esos oficiales no tuvieron mayor figuración después del 23 de Enero de 1958, si esas efectivamente eran sus razones? ¿Qué pasó allí? Nadie podía dudar que ellos fueran los militares que se movieron efectivamente desde 1954 para salir de Pérez Jiménez y la dictadura. Conocer la verdadera historia –mas allá de lo que nos cuentan los vencedores- tal vez podría resultar muy interesante para descifrar como se llegó a ese 23 de Enero que todos celebramos como una fiesta de la democracia.

Pero lo más importante de eso, para entender cómo, en este cuadro cerrado militar que vemos en la actualidad, otro movimiento de características y propósitos similares al de Hugo Trejo pero con sus mismas aspiraciones, pudiera renacer ahora como el ave fénix sobre sus múltiples limitaciones para un nuevo retorno a la democracia, en apoyo a la soberanía popular.

Cuando El Libertador en su extraordinaria obra poética “Mi Delirio sobre El Chimborazo” (http://dept.sfcollege.edu/hfl/hum2461/lecturenotes/19centuryfile/documents/Chimborazo.pdf), luego de expresar que se había vuelto casi un semi Dios al colocarse por encima de todos los hombres, decía “¿Y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra? ¡Si podré!”. Entonces se presenta El Tiempo poniendo al hombre en su sitio, a lo que con humildad este responde “¿cómo, ¡oh Tiempo! no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto?”.  Y sería bueno que la respuesta del Arcano la aprendan todos los políticos de Venezuela:

«Observa -me dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres.»

El Libertador en la cumbre y apogeo de su gloria nos da la mayor lección de humildad política para aquellos que alcanzan el Poder: “Di la verdad a los hombres”, anteponiendo la moral del Universo ante sus semejantes.

A la hora de recordar de nuevo esta fecha utilizada por la dirigencia política para celebrar la democracia, tal vez debieran aprender del Libertador y hacer su propio delirio sobre este día 23 de Enero. Han disfrutado la cima del Poder, y aún estando fuera de él todavía nos mienten. ¡Imagínense cuando vuelvan! Si no lo hacen ellos, yo lo si hago propio llamándolo Mi delirio sobre el 23, como debiera hacerlo cada venezolano en homenaje a Bolívar.

Ojala que en una fecha no muy lejana, semejante a la que celebramos hoy –y que estoy seguro que vendrá- la clase política venezolana no intente de nuevo aprovecharse del esfuerzo de quienes sin ser políticos de profesión, teniendo igualmente grandes dosis de romanticismo, se arriesgan ahora en contra de esta dictadura como aquellos que desde 1954 se arriesgaron para que hubiera un 23 de Enero en 1958.

A diferencia de aquel entonces, estamos mejor preparados ahora. No hay visión miope de la realidad, o gente que no sepa de política; y hoy no es solo un pequeño grupo dispuesto a “restituirle al país el sistema democrático”. En esta oportunidad es el país entero en su conjunto, en ejercicio de su propia soberanía, quien está dispuesto a rescatar su dignidad y su libertad, por encima de la usurpación y la mentira…

Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
Caracas - Venezuela

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