ESPERANZA VS DESESPERANZA
El final del año 2015 y
el comienzo de 2016 fueron días de grandes esperanzas. La oposición había
ganado el control de la Asamblea Nacional y con ello y un poco de tiempo todos
esperábamos que las cosas cambiarían y terminaría la pesadilla chavista.
El final del año 2016 y
el comienzo de 2017, por el contario, fue de grandes frustraciones. Todos los
intentos de hacer algo desde la Asamblea junto a la realización de enormes
manifestaciones ciudadanas, no lograron hacer salir al gobierno quién
tramposamente destruyó la realización de un referéndum. También,
inesperadamente, apareció una mesa de diálogo que le enfrió el guarapo a todo
el mundo.
Pero es intención de
estas líneas demostrar que el futuro no es tan negro como parece y hay un
camino de luz.
Los problemas internos en
el PSUV continúan y siguen subiendo de tono. Ya es público que un numeroso
grupo de dirigentes rojos ve en la salida de Maduro la mejor opción. La
realidad del inmenso problema económico, de salud y de inseguridad los toca
directa o indirectamente todos los días sugiriendo la necesidad de un cambio de
dirección.
La presión internacional
sobre el gobierno se mantiene y cada vez suma mayores voluntades. Los recientes
acuerdos de parlamentos de otros países, el recalentamiento en la OEA y el
coscorronazo de Mercosur así lo demuestran.
La amenaza de revueltas
contundentes e incontrolables es un fantasma que amenaza constantemente al
régimen y no lo deja dormir pues la acelerada inflación y la disminución de
divisas inutiliza al único mecanismo que los rojos conocen para manejar el
descontento: el reparto de bienes y privilegios.
Si bien los dirigentes y
partidos de la oposición están hoy muy enredados sobre cómo seguir este tango,
saben perfectamente dos cosas, una es que una marcha convocada solo por un
grupo de partidos será un fracaso y que unas elecciones donde se presenten
varios candidatos de oposición hace posible una victoria del chavismo. Y en
consecuencia, como brutos no son, bajarán las crestas de pelea para volver
juntos al ruedo.
Un nuevo factor es el
cambio de presidente en Estados Unidos. El estilo de Trump, a contrapelo de lo
cuidadoso y bien pensado, lo muestra hasta ahora como fabricante de desplantes
y disparos desde la cintura. No sería de extrañar que Trump en la presidencia y
Marco Rubio en el senado formen una dupla generadora de serios problemas al
gobierno venezolano no solo por la demostrada antipatía hacia el incompetente
Maduro, sino también como mecanismo de presión al régimen cubano desbaratando a
uno de sus más fervientes y sumisos aliados.
El “chivo” Óscar Yánes
decía que los problemas políticos en Venezuela siempre se han resuelto por la
aparición de una circunstancia la cual nadie había anticipado. Si sigue la
costumbre, a este recuento le falta ese detalle de misterio y sorpresa, pero en
cualquier caso el caldo ya tiene los suficientes ingredientes como para ponerse
“morao”.
Dios aprieta, pero no
ahoga. Veremos.
Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
Zulia - Venezuela
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