Cada drama o tragedia
humana tiene sus particularidades y dolientes. La intensidad de la pena es
proporcional a los vínculos con las víctimas. Es evidente que todas estas
situaciones afectan, pero conmueven mucho más cuando las ha padecido un
familiar, un amigo o un simple coterráneo.
La emigración masiva
hacia Europa y las imágenes de los que han perdido la vida en el intento, en
particular los niños, es devastadora. Los ciudadanos del Medio Oriente y del
norte de África que han decidido dejarlo todo o nada, porque solo tienen
esperanzas, asumen grandes riesgos y enfrentan en la travesía serios peligros
naturales, solo superados por la vesania y crueldad de los traficantes de
personas.
Los migrantes sirio,
libios o de cualquier otro país de esas regiones abandonan sus hogares como
consecuencia de las guerras o las calamidades extremas que se ven obligados
vivir a diario. Ellos sufren y padecen lo que es difícil imaginar, porque por
largo tiempo han aprendido que el día siguiente es casi seguro peor que el anterior.
Paralelo a la crisis
migratoria causada por las migraciones africanas y mediorientales en Europa, en
América, en mucha menor escala, se está desarrollando una situación en la que
miles de personas, aunque no viven en un estado en guerra o en conflictos
religiosos, esa es la paradoja, deciden abandonar su país para recuperar la
esperanza de tener una vida mejor.
Estas fugas no son
nuevas. Es conocido que a la dictadura cubana le han servido las migraciones
masivas como una válvula de escape de la presión constante que ejerce sobre la
población. El castrismo, independiente al costo político que implique, ha
demostrado que es partidario de una estrategia de migraciones masivas porque
estas siempre le han redituado concesiones favorables de Estados Unidos
El gobierno de La
Habana inició la crisis de Camarioca, presionando a Washington a iniciar los
llamados Vuelos de la Libertad, por los que salieron 260, 000 cubanos. Castro inventó el Mariel
abandonando el país 125,000 y fue el principal promotor de la crisis de los
balseros de 1994, por la que dejaron la isla otras 32,000 personas.
Históricamente el
flujo masivo de inmigrantes ilegales cubanos intenta llegar directamente a
Estados Unidos, una situación que ha cambiado drásticamente.
En el pasado una minoría
de los que huían del castrismo carenaban en alguna nación caribeña, menos en
Centroamericana, lo que hacía que el éxodo fuera visto a distancia por el resto
del continente.
En la actualidad
realizan un maratón por ocho países, lo que debería obligar a más personas a
preguntarse por qué los trabajadores abandonan su paraíso.
En septiembre del
2014 la Cepal informó que Cuba era el cuarto país del hemisferio en número de
inmigrantes en términos absolutos, 1,293,000,
a esa cifra hay que sumar que este año han ingresado solo a Estados
Unidos más de 43,000 cubanos, un
incremento del 77 por ciento en relación al 2014, sin incluir a los
miles que se encuentran entre Ecuador y México.
Esta nueva oleada de
inmigrantes tiene lugar en condiciones diferentes a las anteriores.
Es el año que
Washington y La Habana restablecieron relaciones diplomáticas. Otra
particularidad es que la inmensa mayoría de los que participan en la Gran
Marcha lo hacen partiendo de Ecuador, un país aliado de la dictadura de Raúl
Castro, que entrega visas a los cubanos con muy pocos requisitos y a sabiendas
que el objetivo final de los viajeros es Estados Unidos.
Otro aspecto es que
la reforma migratoria de La Habana, permite a los cubanos estar dos años
residiendo fuera del país, mientras la Ley de Ajuste Cubano estadounidense solo
demanda la residencia por un año de los naturales de la isla que masivamente se
acogen a la misma, por los privilegios que esta les otorga.
Ante esta situación
es válido cuestionar que motiva a la dictadura que siempre ha calificado la Ley
de Ajuste de Ley Asesina, para no haber incluido en sus muchas exigencia a Washington, el fin
de una legislación que rechazaba públicamente antes de que ambos países
restablecieran relaciones diplomáticas.
También vale la pena
preguntarse porque Rafael Correa permite la entrada sin restricciones de miles
de cubanos consciente de que seguirán viaje a otro país. Por qué Nicaragua,
otro aliado del castrismo, trancó la travesía si desde hace más de un año ese país es transitado ilegalmente por miles de
cubanos que pretendían llegar a Estados Unidos.
Todo parece indicar
que la dictadura está usando una vez más a los ciudadanos que abandonan el país
como instrumento para gestar una nueva crisis migratoria. El objetivo sería obtener
nuevas ventajas en sus negociaciones con Estados Unidos, un país al que siempre
consideraran enemigo.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
Estados Unidos
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