sábado, 19 de diciembre de 2015

ALBERTO JIMÉNEZ URE, SOBRE EL HOSTIL, PATÉTICO Y DECADENTE JERARCARIADO CORRUPTO DE GOBIERNO TOTALITARIO

«Son perdedores, pero amenazan. No se sabe si cada momento se colocan frente espejos que deforman sus patéticos rostros, vidrio-reflejos que les permiten verse como temibles monstruos y no cadavéricos. Son calaveras danzantes en un ridículo ceremonial de Estado»

Nada de cuanto urdan quienes integran lo que llamo «Jerarcariado Corrupto de Gobierno Totalitario» debe asombrar a los venezolanos. En menos de tres lustros, cualquier casta forajida puede desmontar la institucionalidad de una república. La cada vez más hostil, patética y decadente que todavía rige los destinos de nuestra nación se aproxima a los veinte años en funciones despóticas de gobierno. Administró, sin abastecer o fortalecer el país, una asombrosa (por incalculable) providencia de billones de «dólares imperiales norteamericanos». Empero, han sido vanos todos los esfuerzos que esas malnacidas personas han hecho para instaurar el «Estado Tiránico» en la patria donde un tal Simón BOLÍVAR y PONTE nació, escribió y combatió a favor de la independencia y libertad de América Latina.
Don BOLÌVAR y PONTE cometió errores que admitió,  y muchos: pero, al cabo, logró su propósito. La incipiente preponderancia de la  «Ilustración» impulsaba a todos los seres menos  inhumanos del mundo a emanciparse, rebelarse y abatir a quienes los sometían.  Durante siglos, los  «reyezuelos» se habían repartido un planeta donde aniquilaban asentamientos aborígenes a su antojo.  No me agrada se diga fueron  «tiempos de conquista», porque esos explotadores y devastadores no persuadían: irrumpían, mataban y esclavizaban. Alguien conquista cuando convence, pero esos sucesos lo fueron mediante la fuerza.
Hace rato que el Siglo XXI despegó y todavía en Venezuela los ciudadanos tenemos que lidiar a unos tetrápodos que, en las  «Redes de Disociados», se exhiben  como «toros bravíos» que embisten contra «lacayos de imperios presuntos». Están universalmente expuestos como asesinos, timadores, canallescos, desalmados, nuevorricos, azotes de barriadas, ladrones o brutos. No son auténticos patriotas, mujeres u hombres dignos: sólo saqueadoras o vándalos y lo «arrogan». El pueblo no los quiere en funciones de gobierno y se los dice, infinitas veces. Pero, lo desoyen: «irguen», «urden» y «amenazan», sin tregua, a una población infaustamente arreada hacia donde nada distinto a paria se convertiría.
Alberto Jimenez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor

Merida - Venezuela

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