La oposición
venezolana obtuvo 112 diputados y la mayoría calificada con 2/3 de la Asamblea.
La presencia de invitados internacionales y el papel institucional de sectores
militares, obligaron al Ejecutivo a reconocer el resultado. Pero ese
“reconocimiento” duró muy poco, porque
al día siguiente el Presidente Maduro y sus seguidores amenazaron con
desconocer las funciones del nuevo Parlamento.
La primavera
latinoamericana hace que el péndulo gire hacia una etapa de democratización,
por lo que la Asamblea tiene el reto de asumir un papel activo en el ámbito
internacional. La Constitución Bolivariana le asigna al Presidente la
responsabilidad de “dirigir las
relaciones exteriores de la Republica” pero le otorga a la Asamblea
atribuciones como la aprobación de Tratados; la elaboración de leyes con
efectos internacionales; mecanismos de control entre los que esta la
posibilidad de censurar e inclusive de remover al Ministro de Relaciones
Exteriores y otras disposiciones internacionales previstas en el artículo 187
de la Constitución
El tema de los
Derechos Humanos deberá ser una de las prioridades ya que el compromiso asumido
en decretar la amnistía a los presos políticos y exilados, se suma al llamado a
la inmediata aplicación del Artículo 23 que le da jerarquía Constitucional a los
Derechos Humanos. Esta normativa, incumplida reiteradamente por el Gobierno y
por el TSJ al no aplicar las sentencias
y requerimientos de instituciones como la CIDH, o lo establecido por los
relatores de Derechos Humanos de la ONU, deberá ser exigida. Lo mismo deberá
suceder con lo establecido por la Carta Democrática Interamericana y con el cumplimiento de las cláusulas democráticas
tanto a nivel de la OEA como en las sub-regiones.
La situación del
cierre de fronteras con Colombia, debe ser revisada ya que no solo afecta a
nuestro vecino y a los venezolanos de la frontera, sino que cercena los
espacios de integración con países como Bolivia, Ecuador y Perú. En relación a
nuestras fronteras con el Caribe deberemos apoyar los alcances de la
Cooperación Sur-Sur pero rechazar que el petróleo sea usado como arma para la exportación de un modelo ideológico
neo-imperialista y fracasado.
La Diplomacia
Parlamentaria, nos permitirá adoptar
reglas para salir de la crisis económica y moral con el apoyo de instituciones
como el Parlamento Latinoamericano, ParlaSur, Unión Interparlamentaria Mundial,
y asegurar la relación con otros parlamentos del mundo a través de los Grupos
Parlamentarios de Amistad, mientras que la reinstitucionalización de la Carrera
Diplomática a través de una Ley de Servicio Exterior permitirá la
profesionalización de la Casa Amarilla. En todo caso ya, puede
pronunciarse sobre los nombramientos de Embajadores. Con estas y
otras tareas, la Venezuela democrática podrá coadyuvar a desempeñar un papel
junto a otras democracias del Continente.
Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@milosalcalay
Caracas-Venezuela
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