sábado, 19 de diciembre de 2015

MILOS ALCALAY, EL RETO INTERNACIONAL DE LA NUEVA ASAMBLEA NACIONAL

La oposición venezolana obtuvo 112 diputados y la mayoría calificada con 2/3 de la Asamblea. La presencia de invitados internacionales y el papel institucional de sectores militares, obligaron al Ejecutivo a reconocer el resultado. Pero ese “reconocimiento”  duró muy poco, porque al día siguiente el Presidente Maduro y sus seguidores amenazaron con desconocer las funciones del nuevo Parlamento.

La primavera latinoamericana hace que el péndulo gire hacia una etapa de democratización, por lo que la Asamblea tiene el reto de asumir un papel activo en el ámbito internacional. La Constitución Bolivariana le asigna al Presidente la responsabilidad de  “dirigir las relaciones exteriores de la Republica” pero le otorga a la Asamblea atribuciones como la aprobación de Tratados; la elaboración de leyes con efectos internacionales; mecanismos de control entre los que esta la posibilidad de censurar e inclusive de remover al Ministro de Relaciones Exteriores y otras disposiciones internacionales previstas en el artículo 187 de la Constitución

El tema de los Derechos Humanos deberá ser una de las prioridades ya que el compromiso asumido en decretar la amnistía a los presos políticos y exilados, se suma al llamado a la inmediata aplicación del Artículo 23 que le da jerarquía Constitucional a los Derechos Humanos. Esta normativa, incumplida reiteradamente por el Gobierno y por el TSJ  al no aplicar las sentencias y requerimientos de instituciones como la CIDH, o lo establecido por los relatores de Derechos Humanos de la ONU, deberá ser exigida. Lo mismo deberá suceder con lo establecido por la Carta Democrática Interamericana y con  el cumplimiento de las cláusulas democráticas tanto a nivel de la OEA como en las sub-regiones.

La situación del cierre de fronteras con Colombia, debe ser revisada ya que no solo afecta a nuestro vecino y a los venezolanos de la frontera, sino que cercena los espacios de integración con países como Bolivia, Ecuador y Perú. En relación a nuestras fronteras con el Caribe deberemos apoyar los alcances de la Cooperación Sur-Sur pero rechazar que el petróleo sea usado como arma para  la exportación de un modelo ideológico neo-imperialista y fracasado.

La Diplomacia Parlamentaria,  nos permitirá adoptar reglas para salir de la crisis económica y moral con el apoyo de instituciones como el Parlamento Latinoamericano, ParlaSur, Unión Interparlamentaria Mundial, y asegurar la relación con otros parlamentos del mundo a través de los Grupos Parlamentarios de Amistad, mientras que la reinstitucionalización de la Carrera Diplomática a través de una Ley de Servicio Exterior permitirá la profesionalización de la Casa Amarilla. En todo caso ya, puede pronunciarse  sobre  los nombramientos de Embajadores. Con estas y otras tareas, la Venezuela democrática podrá coadyuvar a desempeñar un papel junto a otras democracias del Continente.

Milos Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@milosalcalay

Caracas-Venezuela

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