La poderosa dictadura militar chilena -pese a mostrar una gestión
relativamente exitosa y exhibir un absoluto control de la FAN, de los medios y
del organismo electoral- se vio obligada a entregar el poder luego de que el
pueblo expresará su voluntad en un referéndum.
¿Por qué? La respuesta es
simple: aunque Augusto Pinochet y su alto mando militar no querían entregar el
poder, en la política y en la vida misma, los deseos están supeditados a la
realidad.
Nadie quiere abandonar el poder, los demócratas lo hacen atendiendo a
sus convicciones y los autócratas forzados por las circunstancias, según la
viabilidad real de preservarlo.
Todos los dictadores terminan cediendo a la
presión social nacional e internacional, cuya expresión institucional es
imposible contener y forma parte de una nueva realidad política.
Por eso insistimos que el cambio es
indetenible cuando tiene respaldo popular, como es el caso venezolano hoy.
El tema tiene pertinencia pues aun
conseguimos gente francamente preocupada que dice "el gobierno va a hacer
lo que sea para...", "olvídate, estos tipos no quieren...". Son las mismas personas que antes decían que
no podíamos ganar las elecciones y si ganábamos, no iban a reconocer. Los mismos que han repetido la frase hueca
"dictadura no sale con votos" y que siempre tienen una teoría a favor
del gobierno para explicar cualquier cosa, incluso sus más obvios
desaciertos. Por fortuna, ya el país vio
lo que pasó con el "como sea" de Nicolás Maduro y sus amenazas de no
"entregarse" y de salir a la calle. Quizás ahora se entienda que lo
importante no es lo que quiera Maduro o Diosdado, sino lo que puedan hacer
frente a la nueva realidad impuesta por el pueblo con su voto, la cual
trasciende a todas las esferas de la sociedad, incluyendo a nuestras FAN y los
organismos internacionales.
Sin subestimar a nadie, los venezolanos debemos centrarnos en superar la
crisis y construir un futuro mejor. Nuestro ánimo no debe alinearse con la
retórica radical, ni darle audiencia a las marramuncias que pretenden
desmeritar la gran victoria popular del 6D.
Me refiero a los lloriqueos del
gobierno sugiriendo fraude y poniendo en duda al sistema electoral que -según
ellos- era el "más confiable del mundo". Hablo de poner a circular rumores de
impugnación, fantasiosas historias militares o de la intentona de esta
moribunda AN de designar ilegalmente a Magistrados del TSJ, entre otras
trapisondas.
Mención especial merece la instalación de un Parlamento Comunal
que no existe en la Constitución Nacional y mucho menos en el sistema jurídico
internacional. Diosdado Cabello podrá salir con una sábana y una vela pero los
fantasmas no existen en el mundo real.
Los derrotados quieren ponernos a
discutir la existencia de esas entidades fantasmagóricas, en vez de ocuparnos
de la realidad social y económica que agobia a todos. Nos quieren enlodar en un debate leguleyo y
truculento para desenfocarnos del diálogo optimista y constructivo que anhela
el país.
Nada de eso, es hora de centrarnos en nuestra propia agenda, sin caer
en la tentación que sugiere ser mayoría ahora, ni en las provocaciones de
quienes han perdido el poder por decisión del pueblo. Cosas de la vida, si algo
hoy es fantasmal es esta revolución fracasada, arrastrando cadenas y lanzando
lamentos. ¡Venezuela quiere cambio!
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
Colegio de Ingenieros
Caracas – Venezuela
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