Es historia, por lo
demás reciente, que los gobernantes de regímenes totalitarios no acepten de
buena gana las derrotas infligidas por el voto ciudadano, sin un disparo ni a
golpes de bayonetas. En siglos no han entendido y, para su mal, no entenderán
por muchos más que la convicción
republicana expresada en un voto supera, con mucho, el daño que puedan ocasionar
miles de obuses.
De allí las triquiñuelas, amenazas y desinformación
proferidas, con el deliberado propósito
de inhibir la fuerza emergente o, en la medida de lo posible, hacer menos
traumática la caída.
El castrocomunismo
instaurado en Venezuela por el finado Hugo Chávez Frías hacía largo rato que
bajaba en caída libre y el 06D se estrelló contra “el muro de los 40 años de
democracia representativa”. Como la obcecación es de su naturaleza, el heredero
favorecido por el dedo del “galáctico difunto” encabezando la banda de
malandros enquistados en el gobierno, debidamente asesorados por los
aborrecibles hermanos Castro, han comenzado a mañosear cual acémilas a medio
domar. De allí las baladronadas pre y poselectorales. “No entregaré la
revolución”. “Me echaré a la calle con el pueblo para defender el legado del
comandante eterno”. A tiempo que trata de articular, en medio del “sálvese
quien pueda”, acciones legislativas que, a la vista del más notable de los
legos, son violatorias del espíritu, razón y de la letra de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, que tanto manosean. Y cabe preguntar:
¿Con cuál pueblo se echará a la Calle, con el mismo que lo derrotó el 06-12 o
con el que le enviará por correo expreso el abominable “galáctico”?
Así son los
gobernantes totalitarios. Ejemplos sobran, pero a título informativo y en
beneficio del espacio, del disfrute del triunfo cívico y de las vacaciones de
Navidad y Año Nuevo, traeré a colación solo dos de ellos. En 1957 el general
Marcos Pérez Jiménez ante la necesidad de lavar la cara, frente al concierto
internacional, de la dictadura militar iniciada el 24-11-1948 y reafirmada en
1952 mediante un grosero fraude electoral, en correspondencia con su estirpe
mañoseó y se inventó un plebiscito. Fue derrotado. Los ciudadanos le propinaron
una tremenda paliza, tan descomunal como el varapalo que el 06D dio a los
agentes del castrocomunismo. Años después la convicción democrática de los ciudadanos chilenos empujó al execrable
dictador general Augusto Pinochet, a la convocatoria de un plebiscito. Lo
derrotaron. Sin mayoría en la constituyente impuso su presencia y predominio
como Comandante en Jefe del Ejército, con la mañosería de los jumentos en
estado salvaje n pueda”, acciones legislativas que, a la vista del más notable
de los legos, son violatorias del espíritu, razón y de la letra de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que tanto manosean. Y
cabe preguntar: ¿Con cuál pueblo se echará a la Calle, con el mismo que lo
derrotó el 06-12 o con el que le enviará por correo expreso el abominable
“galáctico”?
Así son los
gobernantes totalitarios. Ejemplos sobran, pero a título informativo y en
beneficio del espacio, del disfrute del triunfo cívico y de las vacaciones de
Navidad y Año Nuevo, traeré a colación solo dos de ellos. En 1957 el general
Marcos Pérez Jiménez ante la necesidad de lavar la cara, frente al concierto
internacional, de la dictadura militar iniciada el 24-11-1948 y reafirmada en
1952 mediante un grosero fraude electoral, en correspondencia con su estirpe
mañoseó y se inventó un plebiscito. Fue derrotado. Los ciudadanos le propinaron
una tremenda paliza, tan descomunal como el varapalo que el 06D dio a los
agentes del castrocomunismo. Años después la convicción democrática de los ciudadanos chilenos empujó al execrable
dictador general Augusto Pinochet, a la convocatoria de un plebiscito. Lo
derrotaron. Sin mayoría en la constituyente impuso su presencia y predominio
como Comandante en Jefe del Ejército, con la mañosería de los jumentos en
estado salvaje apoyada en cañones y bayonetas y luego como senador vitalicio,
según lo establecido en la Constitución hecha a su medida. Dejó de ser senador
y pretendió abofetear la dignidad humana paseando por el mundo su desvergüenza.
La justicia lo atrapó y allí quedó.
Como los venezolanos
nunca hemos querido ser menos, pero tal vez si un poco más que los demás, en
pleno Siglo XXI extrajimos de la más oscura caverna el militarismo que dábamos
por enterrado bajo el peso de los valores democráticos sembrados y abonados
durante los 40 años por la República Civil. Hoy, a tono con el momento, cuando
buenos aires vienen peinando de Sur a Norte la geografía latinoamericana,
decidimos sacudirnos y despertar, porque en palabras del inolvidable repúblico
Manuel Caballero: “De las pesadillas se sale despertando”. El domingo 06D nos
soltamos de la coyunda socialcomunista.
Ahora, los herederos
del fallecido Chávez Frías y del comatoso Socialismo del Siglo XXI hacen bulla.
Es la reacción afanada en meter miedo. Es el milenario derecho al pataleo de
los derrotados, por eso no cesan sus proclamas amenazantes y sus baladronadas
corren hacia las alcantarillas de aguas negras. Sin embargo los demócratas
debemos estar alerta porque en el ADN de los jefes del chavismo-castrocomunista
el componente terrorista es dominante. Luego entonces no es permisible ignorar
que son portadores de maldad inconmensurable. Pero si no bajamos la guardia no
podrán torcer la voluntad ciudadana impuesta por los kilotones del VOTO.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
Miranda - Venezuela
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