sábado, 19 de diciembre de 2015

GERMÁN GIL RICO, DERECHO AL PATALEO

Es historia, por lo demás reciente, que los gobernantes de regímenes totalitarios no acepten de buena gana las derrotas infligidas por el voto ciudadano, sin un disparo ni a golpes de bayonetas. En siglos no han entendido y, para su mal, no entenderán por muchos más  que la convicción republicana expresada en un voto supera, con mucho, el daño que puedan ocasionar miles de obuses. 

De allí las triquiñuelas, amenazas y desinformación proferidas, con  el deliberado propósito de inhibir la fuerza emergente o, en la medida de lo posible, hacer menos traumática la caída.

El castrocomunismo instaurado en Venezuela por el finado Hugo Chávez Frías hacía largo rato que bajaba en caída libre y el 06D se estrelló contra “el muro de los 40 años de democracia representativa”. Como la obcecación es de su naturaleza, el heredero favorecido por el dedo del “galáctico difunto” encabezando la banda de malandros enquistados en el gobierno, debidamente asesorados por los aborrecibles hermanos Castro, han comenzado a mañosear cual acémilas a medio domar. De allí las baladronadas pre y poselectorales. “No entregaré la revolución”. “Me echaré a la calle con el pueblo para defender el legado del comandante eterno”. A tiempo que trata de articular, en medio del “sálvese quien pueda”, acciones legislativas que, a la vista del más notable de los legos, son violatorias del espíritu, razón y de la letra de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que tanto manosean. Y cabe preguntar: ¿Con cuál pueblo se echará a la Calle, con el mismo que lo derrotó el 06-12 o con el que le enviará por correo expreso el abominable “galáctico”?
Así son los gobernantes totalitarios. Ejemplos sobran, pero a título informativo y en beneficio del espacio, del disfrute del triunfo cívico y de las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, traeré a colación solo dos de ellos. En 1957 el general Marcos Pérez Jiménez ante la necesidad de lavar la cara, frente al concierto internacional, de la dictadura militar iniciada el 24-11-1948 y reafirmada en 1952 mediante un grosero fraude electoral, en correspondencia con su estirpe mañoseó y se inventó un plebiscito. Fue derrotado. Los ciudadanos le propinaron una tremenda paliza, tan descomunal como el varapalo que el 06D dio a los agentes del castrocomunismo. Años después la convicción democrática de los  ciudadanos chilenos empujó al execrable dictador general Augusto Pinochet, a la convocatoria de un plebiscito. Lo derrotaron. Sin mayoría en la constituyente impuso su presencia y predominio como Comandante en Jefe del Ejército, con la mañosería de los jumentos en estado salvaje n pueda”, acciones legislativas que, a la vista del más notable de los legos, son violatorias del espíritu, razón y de la letra de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que tanto manosean. Y cabe preguntar: ¿Con cuál pueblo se echará a la Calle, con el mismo que lo derrotó el 06-12 o con el que le enviará por correo expreso el abominable “galáctico”?
Así son los gobernantes totalitarios. Ejemplos sobran, pero a título informativo y en beneficio del espacio, del disfrute del triunfo cívico y de las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, traeré a colación solo dos de ellos. En 1957 el general Marcos Pérez Jiménez ante la necesidad de lavar la cara, frente al concierto internacional, de la dictadura militar iniciada el 24-11-1948 y reafirmada en 1952 mediante un grosero fraude electoral, en correspondencia con su estirpe mañoseó y se inventó un plebiscito. Fue derrotado. Los ciudadanos le propinaron una tremenda paliza, tan descomunal como el varapalo que el 06D dio a los agentes del castrocomunismo. Años después la convicción democrática de los  ciudadanos chilenos empujó al execrable dictador general Augusto Pinochet, a la convocatoria de un plebiscito. Lo derrotaron. Sin mayoría en la constituyente impuso su presencia y predominio como Comandante en Jefe del Ejército, con la mañosería de los jumentos en estado salvaje apoyada en cañones y bayonetas y luego como senador vitalicio, según lo establecido en la Constitución hecha a su medida. Dejó de ser senador y pretendió abofetear la dignidad humana paseando por el mundo su desvergüenza. La justicia lo atrapó y allí quedó.
Como los venezolanos nunca hemos querido ser menos, pero tal vez si un poco más que los demás, en pleno Siglo XXI extrajimos de la más oscura caverna el militarismo que dábamos por enterrado bajo el peso de los valores democráticos sembrados y abonados durante los 40 años por la República Civil. Hoy, a tono con el momento, cuando buenos aires vienen peinando de Sur a Norte la geografía latinoamericana, decidimos sacudirnos y despertar, porque en palabras del inolvidable repúblico Manuel Caballero: “De las pesadillas se sale despertando”. El domingo 06D nos soltamos de la coyunda socialcomunista.
Ahora, los herederos del fallecido Chávez Frías y del comatoso Socialismo del Siglo XXI hacen bulla. Es la reacción afanada en meter miedo. Es el milenario derecho al pataleo de los derrotados, por eso no cesan sus proclamas amenazantes y sus baladronadas corren hacia las alcantarillas de aguas negras. Sin embargo los demócratas debemos estar alerta porque en el ADN de los jefes del chavismo-castrocomunista el componente terrorista es dominante. Luego entonces no es permisible ignorar que son portadores de maldad inconmensurable. Pero si no bajamos la guardia no podrán torcer la voluntad ciudadana impuesta por los kilotones del VOTO. 
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico

Miranda - Venezuela

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