sábado, 19 de diciembre de 2015

GERÓNIMO FIGUEROA FIGUERA, MI NIETO NO CREE QUE HUBO ABASTECIMIENTO

Mi nieto Diego Moisés y Yo conversamos mucho, especialmente de los temas que tienen que ver con su formación académica y personal, es un niño de 12 años de edad entrando a la adolescencia. Es  muy inquieto y le gusta preguntar mucho para realizar las tareas que le asignan en el colegio. En esas conversaciones siempre me dice que cuando él sea “grande” y trabaje, me ayudará a mi, a su abuela y a su mamá Celiana,  que es mi hija menor, para que no trabajemos mas. Esto lo está repitiendo desde hace bastante tiempo, y aunque son planteamientos de niño, no dejan de ser razonables.

Diego Moisés, practica beisbol desde que tenía tres añitos de edad. Además de querer ser una gran persona para servir a los demás, también tiene el sueño de ser un gran profesional universitario, jugar béisbol con su equipo Leones del Caracas y en las Grandes Ligas de los Estados Unidos. Diego es el mismo que cuando tenía cinco años, por tradición familiar era de los navegantes del Magallanes, pero un dia, como cualquier niño estaba viendo las “comiquitas” en la televisión, y de pronto apareció el comandante galáctico interrumpiendo la programación regular de los medios con una cadena, y dentro de las tantas cosas que el galáctico dijo en esa oportunidad, aseguró ser fanático del Magallanes.
Hasta ese dia mi nieto fue de los Navegantes, dijo Diego Moisés que no podía ser del mismo equipo de la persona que le quitaba sus “comiquitas”, a los pocos días se convirtió en partidario de los Leones del Caracas, y con esa decisión también “arrastro” a su mamá Celiana para los Leones. Supongo que como practica y juega béisbol desde semillita, pudo ser “influenciado” por los comentarios de algunos compañeritos de equipo para que se cambiara a los Leones o pudo ser influenciado por su tio Lenin que es de los Leones. Esto no lo podemos afirmar, solo lo suponemos. Lo cierto es que dejo de ser magallanero desde que el galáctico interrumpió con una cadena y le quitó sus “comiquitas”.
Como dijimos al principio, nos gusta conversar con Diego Moisés. En una de esas conversas tocamos el tema de la escasez de alimentos y las largas colas que hay que hacer para ver si se pueden comprar. Algunas veces Diego los días sábados, cuando no tiene juego o practica en el campo de béisbol, acompaña a la mamá a hacer su cola para comprar. En esa oportunidad le comente que antes no había que hacer colas y que en los super, como les dice él, había de todo lo que quisiéramos comprar. En ese momento Diego “peló” los ojos y me dijo, “no abuelo, eso no puede ser verdad, y a pesar que le insistí, Diego quedó con la duda.
Por supuesto, Diego como todos los muchachos de su edad, lo único que conocen es este aborto de gobierno que en 17 años destrozó todos los avances en materia económica que habían logrado consolidar los gobiernos democráticos antes de 1998. Suponemos, y sin ninguna duda, que esa incredulidad que tiene Diego Moisés sobre el abastecimiento que en una oportunidad vivimos los venezolanos, es la misma de todos sus compañeros de generación. Lamentablemente este aborto de gobierno que mal llaman revolución bolivariana, en una alta ofensa a nuestro Libertador Simón Bolívar, es lo único que conocen.
De mis seis nietos, aunque a todos los quiero por igual, Diego es el que mas ha estado con nosotros, lo vimos en el coche, en el corral, gateando, aprendiendo a caminar y caerse. Es el que mas nos “ha echado vaina”. En una oportunidad cuando Diego apenas tenía tres añitos de edad, Yo le hacía una revista a la industria del Calzado, y el diagramador vivía en Catia La Mar, hasta allá me acompañaba Dieguito como copiloto a supervisar como iba el trabajo de diagramación que hacía Martín Diaz.
Pero eso sí, el viaje no era gratis, al lado del negocio de Martín una señora tenía un puesto de empanadas, Diego primero se comía dos empanadas y se tomaba una malta de botella, para poder seguir. En esa época, 2006 y 2007, una empanada costaba cinco “comiquitas”.
Como dijimos al principio, nos gusta conversar con Diego Moisés. En una de esas conversas tocamos el tema de la escasez de alimentos y las largas colas que hay que hacer para ver si se pueden comprar. Algunas veces Diego los días sábados, cuando no tiene juego o practica en el campo de béisbol, acompaña a la mamá a hacer su cola para comprar. En esa oportunidad le comente que antes no había que hacer colas y que en los super, como les dice él, había de todo lo que quisiéramos comprar. En ese momento Diego “peló” los ojos y me dijo, “no abuelo, eso no puede ser verdad, y a pesar que le insistí, Diego quedó con la duda.
Por supuesto, Diego como todos los muchachos de su edad, lo único que conocen es este aborto de gobierno que en 17 años destrozó todos los avances en materia económica que habían logrado consolidar los gobiernos democráticos antes de 1998. Suponemos, y sin ninguna duda, que esa incredulidad que tiene Diego Moisés sobre el abastecimiento que en una oportunidad vivimos los venezolanos, es la misma de todos sus compañeros de generación. Lamentablemente este aborto de gobierno que mal llaman revolución bolivariana, en una alta ofensa a nuestro Libertador Simón Bolívar, es lo único que conocen.
De mis seis nietos, aunque a todos los quiero por igual, Diego es el que mas ha estado con nosotros, lo vimos en el coche, en el corral, gateando, aprendiendo a caminar y caerse. Es el que mas nos “ha echado vaina”. En una oportunidad cuando Diego apenas tenía tres añitos de edad, Yo le hacía una revista a la industria del Calzado, y el diagramador vivía en Catia La Mar, hasta allá me acompañaba Dieguito como copiloto a supervisar como iba el trabajo de diagramación que hacía Martín Diaz.
Pero eso sí, el viaje no era gratis, al lado del negocio de Martín una señora tenía un puesto de empanadas, Diego primero se comía dos empanadas y se tomaba una malta de botella, para poder seguir. En esa época, 2006 y 2007, una empanada costaba cinco bolívares y la malta costaba cuatro, con catorce bolívares resolvíamos el desayuno de Diego y el nuestro. En este momento una empanada cuesta cien bolívares y una malta de botella ochenta.

Gerónimo Figueroa Figuera
geron2ff@hotmail.com
@lodicetodo  
CNP:569

Monagas – Venezuela

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