Los precios delas
materias primas a escala mundial se han venido al suelo y la razón la
encontramos, casi únicamente, en la brutal desaceleración de la economía del
gigante chino.
Habrá quienes
aseguren que la apreciación del dólar frente a otras divisas también juega un
papel decisivo en esta caída vertical del valor de los “commodities” y algo de
razón los asiste. Es en esta moneda que se transan los productos básicos y los
insumos industriales dentro de los intercambios globales. Pero ello no se
compara con el efecto contundente que un menor consumo desde Asia está teniendo
en el comercio internacional y, por lo tanto en las economías de los
exportadores a China.
El índice de materias
primas de Bloomberg, diseñado para recoger la evolución de los estos valores,
ha estado reflejando una caída sostenida y vertical de precios para esta
canasta de insumos y productos primarios que tiene su punto de partida en 1999.
El petróleo es un elemento clave del deterioro
del índice, pero los metales industriales ocupan un puesto destacado
igualmente. No hay que perder de vista que la mitad de la producción planetaria
de aluminio, cobre y carbón va también a parar a las costas del Dragón asiático
y que, de mantenerse el norte estratégico establecido por los especialistas en
macroeconomía de Beijing, que consiste en cimentar la expansión de la economía
doméstica no en las ventas externas sino en el consumo de sus 1400 millones de
ciudadanos, la situación no puede sino empeorar.
La consecuencia de
esta política, válida y útil al interior de sus fronteras, es desastrosa para
sus socios comerciales de antaño. Hoy el crecimiento del consumo internacional
de productos primarios por parte de China apenas alcanza a un 9% interanual,
cuando a inicios de la década, la demanda más que se triplicaba cada tres años.
El fenómeno tiene un alcance muy poderoso
porque se devuelve hacia China como un boomerang. Si las economías de los
grandes países productores y de las naciones emergentes se ven impactadas en
sus ingresos por el menor consumo del socio asiático, las ventas externas de
China también son alcanzadas por tal desaceleración, provocando un efecto en
cadena difícil de contener.
Ninguno de los
productos básicos ni sus productores se salvan de esta descolgada: níquel,
hierro, zinc y platino también han sido alcanzados en menos escala por esta
debacle.
El apetito de los
inversionistas por emprender nuevas actividades en el renglones de la
producción de commodities, hace pensar que el horizonte no está claro y que las
fuerzas del mercado por si solas no provocarán el equilibro deseado sino a muy
largo plazo .
Todo lo anterior
configura una situación de alerta para el resto del mundo en cuanto a la manera
en que los vasos comunicantes establecidos entre el resto del mundo y este
gigante herido está dominando la escena internacional.
Los equilibrios están
alterados. Una perversa dependencia está rigiendo la salud económica del
planeta en su conjunto. Es hora deponer en marcha correctivos, pero no puede
ser sin la participación activa, sin la ayuda del coloso de Asia.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
Miranda - Venezuela
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