Cada vez que a la
dictadura venezolana desde cualquier lugar del mundo le piden respeto por los
derechos humanos, la democracia, el derecho internacional, los jefes de Estado
de distintos países, a su propio pueblo, la solicitud es calificada por el
régimen como injerencia.
A lo largo de estos
años del despotismo fascista que nos gobierna han tildado de entrometerse en
los asuntos de Venezuela, a jefes de Estado y de Gobierno de Estados Unidos,
Canadá, España, Alemania, Colombia, Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, el
Vaticano, Costa Rica, Panamá, Honduras, Paraguay, Chile, Perú, Argentina;
expresidentes de veintiún países, los
senados de Chile, Perú, Colombia, Brasil, los secretarios generales de la OEA,
las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, Human Rights, juristas, filósofos,
premios nobel, historiadores, economistas. Según el chavismo, es el mundo, el
que está equivocado, no ellos.
Con el mayor cinismo,
de la forma más grosera, la Canciller del régimen venezolano, Delcy Rodríguez,
respondió en la reciente reunión de Mercosur, la solicitud del Presidente Macri
de Argentina, de liberar los presos políticos venezolanos. Maduro no fue a Paraguay
porque le hubiera sido muy cuesta arriba hablar de injerencia en Asunción donde
él fue expulsado de ese país, por incitar a un golpe de Estado cuando fue
depuesto justamente el Presidente Fernando Lugo por sus escándalos sexuales y
acciones contra los campesinos. Era como nombrar la soga en la casa del
ahorcado.
Maduro sirvió de
chofer al depuesto Presidente Zelaya de Honduras, cuando intentaba regresar a
su país por las fronteras. No es injerencia cuando el Presidente Correa de
Ecuador califica a la oposición venezolana de golpista, cuando Evo Morales,
José Mujica, Daniel Ortega, Fidel Castro, o asalariados del gobierno opinan
sobre los asuntos internos del país. Eso se llama cinismo. “No hay mayor
cinismo que el de aquellos que reclaman para sí lo que nunca han dado”, dice el
escritor Jorge González Moore.
Desconoce la
dictadura venezolana que juristas como Groscio, Pufendorf, Vattel, Wolf, Kant,
Stuart Mill, llegan incluso a justificar la intervención humanitaria de un
Estado en otro cuando son violados los derechos humanos. Nadie ha pedido una intervención armada,
simplemente se le ha recordado a la dictadura los derechos fundamentales del
hombre.
Julio Portillo
julioportillof@gmail.com
@julioportillof
Zulia - Venezuela
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