Del modo mismo que no
se puede estar medio embarazada, medio enamorado ni medio libres, tampoco
puedes limpiar tu casa a fondo para exterminar alimañas sin sacar la mugre
escondida en rincones, clósets y bajo alfombras.
Mucho menos en
política. No se negocia con gente dogmática, cruel, amoral, ignorante y
corrupta hasta la médula. Pierdes el tiempo y lo peor anulas tu esforzado
trabajo. El absceso purulento que pone en peligro todo tu organismo debe ser
extirpado a tiempo.
La cúpula de la
Fuerza Armada encabezada por más de mil generales que lucen medallas soleadas
sin haber ganado ninguna batalla bélica real ni mostrar méritos profesionales
comprobados y cuya única victoria es reconocerse como chavista incondicional
de lo que llaman revolución bolivariana,
esa promoción de los Diosdado Cabello que quiere asaltar definitivamente el
poder total, es el podrido elemento que impide aplicar de inmediato las leyes
constitucionales de la república
Venezolana
democrática. Durante quince años han disparado contra su pueblo, en especial
contra los estudiantes que protestan y lo hacen adiestrando en guerra civil a
los humildes soldados obedientes, niños
de la calle ahora robocops y colectivos
hamponiles que ajustician a los delincuentes producidos por el propio régimen.
Su soporte maquillado
es el Tribunal Supremo llamado de Justicia. Sus togas, birretes, diplomas y
conductas avergüenzan al más despistado en asuntos judiciales, pues han
declarado y actuado sin el menor sonrojo que los tres poderes públicos tienen
su sede en el Palacio de Miraflores, a las órdenes del Partido Socialista Unido
llamado Venezolano (PSUV) sucursal del militarismo cubano comunista.
Para pulir los
despojos acumulados en esas habitaciones principales de la pocilga que llaman Patria Segura sostenida
sobre billetes falsos y narcolavado está el Consejo Nacional llamado Electoral
(CNE) con su cuerpo de maquinaria mal habida y viciada. Es el baño asqueroso
donde se lava la trampa. 80% del país hambreado que ya los expulsó en los
comicios parlamentarios hace dos meses, le pregunta al nuevo Congreso llamado
Asamblea, si no peligra su existencia misma
cuando barren basuritas visibles
y un mientras tanto riesgoso le pasa coleto a las manchas promoviendo
referendo, revocatorio y otros mecanismos válidos cuando se está en democracia.
O si es necesario, urgente, con la violada Constitución por delante, ejecutar
un auténtico, profundo, radical Aseo Urbano desde obreros limpios y comandados
por un ejército libre de polvo y paja que le proporcione el piso higienizado y
libre al Poder Legislativo. Y mediante la legal desobediencia civilista en
verdad rebautizar a Venezuela.
Es una pregunta que
hacen los hartos ciudadanos votantes o no, sobreviventes de puro milagro,
sumergidos en estiércol, cloacas y basurales vigilados por el uniforme
castrense, castrista y castrador.
¿Hasta cuándo se
puede pedir paciencia popular frente al manchado populismo militar?
Alicia Freilich
alifrei@hotmail.com
@aliciafreilich
Caracas - Venezula
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